Capítulo 20

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El tiempo iba transcurriendo sin novedad, el verano está acabándose y con él los fuertes vientos. Aunque el clima de Quito era impredecible todos los días.

Ji había salido del hospital, después de haber permanecido veinte días en reposo.

Joe la sobreprotegía mucho y no quería saltarse ninguna indicación del doctor. Tenía que usar muletas por algunos meses más.

Al llegar a la casa, se encontraron con la grata sorpresa de bienvenida por parte de sus amigos. La mayoría del colegio.

— ¡Por una buena recuperación! —chocaron las copas de vino.

Tim salió al balcón con la copa en sus manos. Joe lo siguió.

—¿Qué te ocurre? —preguntó—. Te he visto muy alejado. ¿Peleaste con Frezzia?

—No va por ahí el tema —indicó Tim bebiendo su copa—. Quiero partirle la cara a Ángel e ir a buscarlo de donde se esté escondiendo pero Frezzia no me deja.

— ¿Acaso sigue molestándola? —preguntó Joe bebiendo también—. ¡Estás llevado por los celos!

Tim le contó todo, sobre la verdadera persona que era Ángel y del plan en contra de Frezzia.

Joe gritó muy fuerte que Ji desde el otro extremo se asustó.

— ¿Qué le pasa a Tim? —preguntaba a Frezzia—. ¿Están peleados?

—No, pero está algo molesto con Ángel —contestó ella.

Frezzia repitió la misma historia a Ji.

—No debemos recordar esas cosas, ya están en el pasado —decía Ji tranquilizándola.

—No quiero amargarte este día —sonrió Frezzia.

— ¡No entiendo cómo puedes estar muy tranquila y fuerte a pesar de todo lo que te ha pasado! —refutó Ji.

—Es porque tengo a Tim conmigo —sonrió—. Es un buen hombre, algo torpe pero muy amoroso. Imagina que llegó a la casa para hablar con mi madre para pedirle permiso de ser mi novio. Le dijo también que me dejará terminar mis estudios en Londres y que aún no queríamos tener hijos.

A ambas les causo gracia.

—¿Enserio le dijo eso?

—Imagina la cara que puse.

—¿Cuándo regresas a Londres? —preguntó de pronto Ji.

—En una semana —tosió bebiendo vino—. Un año pasa volando además.

—Tim ¿cómo lo ha tomado? —preguntaba Ji mientras bebía la limonada de su vaso.

—Demasiado bien —contestó con una sonrisa—. Dice que se vendrá conmigo. Aunque no creo que sea todo el año, tiene muchos asuntos laborales. Podremos soportarlo, hemos luchado hasta llegar aquí.

—Pues me alegra mucho oírlo —sonrió Ji—. Cuidaremos de él durante tu ausencia.

— ¿Ahora entiendes por qué estoy muy enojado? —ladró Tim mientras llenaba su copa con más vino.

—¿Y no ha dado señales? —preguntó intrigado Joe—. Deberías contactar a Malí, se supone que ella no sabe que estás con Frezzia.

—¡Es verdad! —dijo Tim—. Pero no quiero ver furiosa a Frezzia, siempre le tuvo celos.

Joe rio fuerte.

—¿Cómo están ustedes? ¿Crees que fueron muy rápido en formalizar una relación?

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