|Trece|

344 51 5
                                    

Suni sonríe amable hacía la muchacha que le abrió la puerta. Hoseok nunca le había mencionado que tenía empleada, de otra manera ¿por qué habría una mujer en su casa? se suponía que su ex comprometida, ya sabía todo, dudaba que estuviese aún allí, sino, nunca se le habría ocurrido ir a visitarlo, jamás. 


  — Hola, ¿a quién busca?. —SiYeon la miró levemente. La muchacha no llevaba puesto nada que indicase que fuese cartera o una repartidora de alguna comida rápida, temía que fuese la persona que estaba pensando. No quería ni siquiera imaginárselo.

Suni por un momento piensa que se ha equivocado de casa o dirección, pero vuelve a mirar el número de casa y manzana el cuál se encuentra a la pared vecina de la puerta, reafirma que no se ha equivocado, por lo que solo pregunta.

— Soy Suni, ¿Hoseok está en casa?. —La mira curiosa, y aprecia su buen cabello, pero algo no cuadra, la muchacha tenía notables ojeras y la punta de su nariz un poco rojiza.

Al momento en el que Suni menciona su nombre, SiYeon se queda estática, siente un ligero temblor en su cuerpo, y no sabe que hacer o decir. ¿Debía hacerle creer que era una vecina que cuidaba la casa del pelinegro, debía decir que era quién cuidaba a su perro? ¿eh, qué perro? Hoseok no tenía perro, y SiYeon imaginaba que Suni debía serlo. Cerrarle la puerta en el rostro no era una opción, ni mucho menos culparla de todo. 

¿Por qué había aceptado quedarse? ¿Por qué a la muchacha se le había ocurrido ir a la casa del pelinegro? ¿Por qué atendió la puerta? la hubiese ignorado. 

Pero ya no podía hacer nada.


  — Hola Suni, soy SiYeon. —Responde la pelirroja con una pequeña reverencia. 

Suni abre sus ojos como platos, ¿había escuchado bien el nombre?. Mantuvo la compostura y devolvió la reverencia. 


  — Yo... lo siento, puedo venir en otro momento. De verdad lo siento, SiYeon.  

En el momento que hizo una reverencia de noventa grados, SiYeon tocó su hombro, no la dejó voltearse.  

  — Esta bien, por favor, entra. —SiYeon se hace a un lado para darle paso a la muchacha. 

Suni no entendía su reacción, ni tampoco el motivo de su amabilidad hacía ella, de hecho, no mentiría, le sorprendía demasiado, ¿por qué no la echó a patadas de allí? ¿por qué no la insultó de todas las maneras posibles y existentes? ¿por qué?. Seguía especulado la razón del por qué, pero no la hallaba.

Sería incómodo, por supuesto que lo sería, sin embargo, no podía negarse.

  — Sí, claro. —Susurra entrando.

— Por favor, sígueme, vayamos al living para estar más cómodas. —La voz de SiYeon es baja, Suni no responde, sólo asiente. Las dos muchachas cruzan por el pasillo hacía el living— ¿Puedo ofrecerte un té?. —SiYeon se voltea asustando un poco a la pelinegra, ya que miraba el suelo.

SiYeon esconde una leve risa, suponía que la muchacha era más joven que ella.

 — Sí, gracias.  —Con simpleza asiente con su cabeza, SiYeon la hace sentarse en el sofá mientras va a preparar el té para ambas.

Cinco minutos pasan y a Suni se le hace eterno, mira sus manos, luego la habitación, las paredes, la decoración que hay, y su mirada se detiene en algo. Un retrato de Hoseok abrazando a SiYeon, ambos tienen una sonrisa grande, se ven felices. 

Perfect ❁ wonho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora