13.

817 86 54
                                    

Mía.

Este tipo tenia unos cambios de humor que era imposible seguirle el ritmo.

-¿Por qué eres tan volátil?

-No es de tu incumbencia.-respondió con un tono bastante grosero.

Era oficial Axl me quería volver loca, nunca me había relacionado con hombres de este tipo. En una situación común y corriente ya le hubiese mandado a la mierda.

Nos encontrabamos frente a frente, tenia una expresión neutra y sus ojos verdes esmeralda se posaron sobre mi de manera intensa, si pensaba que iba a intimidarme pues debe hacer un mejor esfuerzo.

-No es eso, es que no quiero hablar de esto ahora.

Me calmé un poco-Tampoco es que estés obligado, si no quieres contarme está bien, apenas nos conocemos, sólo soy una extraña. ¿Y por qué has venido a buscarme?

-Debía pagarte, ¿no?

-Ya, igual no apareciste con el dinero.

-La intención es lo que cuenta.

-¿Oye no estás cansado?-le pregunté

-No para nada. ¿Y tu?

-Me vas a decir que después de esa pelea ¿No estás ni un poquitin agotado?

-No. En horas de la noche es donde rindo al cien. Por eso llegó tarde a los conciertos.

-¿Por qué eres un egocéntrico que no les importa que sus fans tengan obligaciones al día siguiente y no pueden estar la noche entera esperándote?

-Eh no... Porque en las noches tengo mejor ánimo y me siento más seguro.

-¿Entonces eres una clase de vampiro?

-¿De donde sacas tantas ocurrencias?

-Soy muy versátil, además que tengo como segundo idioma hablar muchas estupideces.

Esbozo una sonrisa-No me quedan dudas.

Eran ya adentrada la madrugada y no quería ir a casa, sabia que no iba a poder dormir y me la pasaría dando vueltas. Mi cabeza aun se encuentra aturdida, necesitaba distraerme.

-Aún no quiero ir a casa, vayamos a una playa estamos cerca de Venice-le propongo mientras miro afuera.

-¿A estas horas?-cuestionó con cara de disgusto.

-Sí ¿Qué tiene? Pensé que eras tenias un espíritu libre.

-Cariño, tengo treinta años, mi espíritu libre se ha desvanecido hace tiempo.

Rodé los ojos-El anciano, entonces, es que no quiero ir casa, me aburriré estando sola.

-Consíguete un novio.-respondió él divertido.

Fingiendo estar ofendida exclame-¡¿Qué te hace pensar que no lo tengo?!

-Porque me lo dijiste-contestó irónico.

Ladeo la cabeza asintiendo-Tienes un buen punto, ahora vámonos.

Llegamos a la playa de Venice y como era de esperarse estaba desolada, salvo que a lo lejos estaban un grupo de chiquillos sentados en la arena fumando.

Al llegar Axl se quitó la ridícula chaqueta azul turquesa y la pusó en la arena para que hiciera función de una manta. Ahora se había quedado con una camisa blanca que estaba abotonada hasta sus puños y le quedaba tan jodidamente bien. Nos sentamos en la arena y él comenzó a desabotonar los puños de la camisa para acomodar las mangas hasta sus codos, mientras yo lo observaba dejando al descubierto sus brazos, me fije en el izquierdo con más detalle el tatuaje que vi en el hospital, era una cruz colorida con cinco calaveras situadas en cada extremo. No pude evitar fijarme en como se le marcaban algunas venas, mi mente se fue lejos imaginando sus fornidos brazos venosos a cada lado de mi cara mientras él. Sacudí mi cabeza para evadir estos pensamientos lujuriosos y comencé a sentir curiosidad por ese tatuaje en específico.

Camino a casa. [𝒆𝒏 𝒆𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora