8.

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Mia.

Había pasado un mes desde la última vez que vi a Axl. Todo seguía con la misma normalidad de siempre; iba al trabajo, me juntaba con Alice para hacer compras, comencé a asistir a una especialización en enfermería neonatal  y estaba saliendo con mas frecuencia con Kevin. Me aburro fácilmente por lo que tengo que buscar algo qué hacer y distraer mi mente y más ahora que no me saco a Axl de la cabeza, era ridículo ni siquiera me gustaba tanto no se porqué no dejaba de pensar en el susodicho.

—¡Oye Mia ya estoy aqui!—era la voz de Kevin quien me llamaba desde abajo.

—Ya voy, dame un momento!—salí hacia el balcón y le grité. Me paré frente al espejo para cerciorarme que estaba al menos decente para salir, y si, estaba mejor de lo que pensaba.

—Casi no te tardas—exclamó Kevin desde su auto.

—Las cosas buenas siempre tardan en llegar—dije haciendo una reverencia de princesa.

Rió negando con la cabeza—Eres increíble.

Nos subimos en el auto e ibamos durante él el camino discutiendo qué sitio iríamos a cenar, tuvimos una pequeña pelea ya que mis gustos culinarios eran muy diferentes a los de él. A Kevin le emocionaba demasiado la comida india y yo la odiaba por una indigestión de tres días que tuve tras probar un pollo gram massala. Luego de estar treinta minutos estacionados en un parque porque no sabíamos donde carajos ir,  nos decidimos por un lugar donde vendían comida latina.

Llegamos al restaurante el cual tenia las mesas al aire libre y sonaba de fondo música tropical. Pedimos la comida y comenzamos a chismear acerca del trabajo, nuestra platica obligatoria cada que salíamos.

—Entonces Sue le había confesado al director Weissman que ella robaba utensilios médicos para revenderlos a no se sabe quien—Le conté a Kevin.

—¿A quién se los vendía?

—Según me había dicho Alice a una clinica clandestina que hace cosas ilegales.

—¡Oh santo cielo! Como la gente puede exponerse a tal peligro, hacer estupideces que al final te costarán tu empleo.

En ese momento recordé el suceso con Axl de hace un mes y me picó la incertidumbre y la culpa—Si... que idiotas —dije sorbiendo vino tinto de mi copa par esconder mi cara.

Kevin me miró extrañado y preguntó
—¿Te pasa algo?

—No nada—negué con la cabeza.

Prosiguió con su discurso que parecía de sacado de un libro de autoayuda—Con lo difícil que es mantener un empleo.

—Si es cierto, podemos cambiar de tema.

—Eh si como quieras—alzó una ceja— ¿Sabes lo del escape del cantante de rock hace unas semanas?

Trague en seco—¿De Axl Rose?

Asintió con la cabeza mientras cortaba un pedazo de carne—Él mismo, están investigando acerca de eso, Weissman sospecha que alguien del personal lo ayudo a escapar, en el estado que se encontraba era imposible salir del hospital desapercibido y tan fácil.

Me atore con la comida y tuve que beber agua al escuchar esto. ¡Mierda! Sabía que este momento llegaría, estaba cansada de este empleo pero ahora no podía  darme el lujo quedar desempleada, estaba hasta cuello con el pago de la especialización, si descubrían que había sido yo la cómplice del escape estaba oficialmente jodida.

—¿Qué te sucede? Desde que comenzamos a hablar del caso te has puesto toda nerviosa.

—No es que el calor me ha puesto así.

Camino a casa. [𝒆𝒏 𝒆𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora