23.

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Axl.

Todos mis intentos por mantener esto al margen y tratar de entablar una amistad con Mia se han ido por la borda, ahora que la tengo aquí en frente mío, observándome con esos intrigantes ojos.

—Axl el único que se está engañando con esto de que entre tú y yo solo hay una amistad eres tú, sé que quieres estar conmigo, no pasará nada si cogemos, seguiremos siendo amigos, si así lo deseas no volvamos a tener relaciones luego de esto —murmuro en voz baja sobre mis labios.

Me quede en silencio sin saber que responderle, esta mujer me tenía entre la espada y la pared, la canción que prosiguió era más movida, con un toque latino. Ella con una gran sonrisa entre sus labios comenzó a moverse lentamente al ritmo de este sensual ritmo, yo me quede estático observando como sus caderas se contoneaban de manera provocativa sin caer en lo vulgar, mi cuerpo como era de esperarse no tardó en reaccionar. Estoy sudando en frió al ver semejante manjar rubio, en uno de sus movimientos se puso de espaldas contra mí, bailando peligrosamente, no pude resistir ante la tentación y sujete sus caderas, me agache un poco para el delicioso aroma de su pelo. Ella aparto mis manos de esa zona, se dio a vuelta sonriente me tomo de la mano y siguió bailando.

Normalmente siempre la he visto como una chica con un rostro bonito, algunas de sus facciones como sus mejillas redondas, sus ojos saltones y sus pecas la hacen ver mucho más joven de lo que realmente es, pero por alguna razón esta noche se ve como una mujer sensual y segura de si misma, quizás sea el maquillaje que acentúa mucho más su rostro, el vestido lila que marca unas hermosas curvas que no había visto antes.

Y allí va de nuevo, regalándome una mirada perversa que está haciendo que pierda mis estribos.

—Mia, de verdad quiero respetarte. No quiero que seas solo un acoston. —la tome de los hombros haciendo que dejara de bailar.

Ella rodó los ojos frustrada —Axl, ¿qué quieres que sea? ¿Tú esposa? ¿Una diosa a la cual solo prestarle devoción? ¿Tu hermana? Pues sabes que, yo no quiero nada de esas mierdas —se acercó a mí, me tomo del cuello y acerco su boca a mi oído para susurrar —Yo solo quiero poner a prueba ese maravilloso talento que todas dicen que posees y del que tú mismo presumes, y no estoy hablando de cantar.

Trague en seco, lo siguiente que iba a hacer no es una escena que los asistentes de esta boda quieran presenciar, no quiero quitarle protagonismo a los novios, por eso la tome de la mano y la lleve lejos de la multitud, atravesamos el gigante patio para llegar a la parte trasera de la casa, me cerciore que no hubiera nadie a nuestro alrededor y la aprisione en la pared de madera blanca de la casa, no medí mi fuerza y la empuje un poco fuerte, ella emitió un pequeño gruñido pero hice caso omiso de esto, la tome por las muñecas y las coloque al lado de su cabeza, empuje mi cuerpo contra el suyo dejándola sin escapatoria, ella me miraba con ojos sorpresivos ante mi repentina iniciativa. Tome sus labios por sorpresa, los cuales eran una mezcla de whisky y menta, los devoraba con voracidad, ella respondió animadamente lamiendo y mordisqueando los míos, corte el apasionado beso, ella se tocó sus ahora hinchados labios y me examinaba con ojos cargados de deseo.

Yo respiraba con dificultad, si iba a dar este paso, quiero asegurarme de algunas cosas primero — ¿Estas segura de esto? ¿De verdad lo quieres?

Pegó su frente con la mía y tomo mi collar entre sus dedos —Axl nunca había deseado tanto un hombre, sonara trillado pero es la verdad.

Respire profundamente —Trate de respetarte, de ser amigos, de llevar las cosas a un ritmo lento, me atraes como el infierno, trate con todas mis fuerzas de alejar mis pensamientos pecaminosos hacia ti, desde que te conocí no he dejado de imaginarme como se sentiría estar dentro de ti, como sería tenerte debajo de mi retorciéndote...

Camino a casa. [𝒆𝒏 𝒆𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora