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Faltaban alrededor de quince minutos para que mi descanso termine y estoy pensando entre escapar o fingir mi muerte. No sé de qué me quejo, era esto o ser stripper, pensándolo bien hay strippers que ganan el doble que yo en una noche. Estaba recostada fumando el restante de mi cigarro en la cama de unas de las habitaciones de los doctores, nosotras las enfermeras teníamos nuestra propia habitación pero era del asco al menos está limpia y tiene aire acondicionado, no nos dejan usarlas, estoy aquí porque un neurocirujano es mi mejor amigo y de vez en cuando me da su llave.

De repente un fuerte murmullo en el pasillo que parecía una guerra civil me hace sobresaaltar, intenté ignorar a esos idiotas dramáticos aprovechando mis últimos minutos de paz pero la curiosidad me estaba carcomiendo además nadie sabía cómo contar los chismes de manera correcta.

Apagué mi cigarrillo en la pared y abrí la puerta, en el pasillo vi a todo el equipo de emergencias correteando con un paciente en la camilla el cual tenía un oximetro dentro de su boca para ayudarlo a respirar. No era la primera vez que veía este tipo de escenas en emergencias, había visto casos peores los cuales ahora mismo no quiero recordar, pero este paciente en particular me había llamado la atención, me les uní rápidamente escuchando las posibles causas del hecho.

-Paciente de unos 30 años, tez blanca aparentemente sufrió una intoxicación de analgésicos mezclados con bebidas alcohólicas, posiblemente esté en estado de coma-gritaba uno de los paramédicos a una enfermera quien redactaba el informe de ingreso.

-¡Genial! ¡Otro drogadicto!-exclame sarcasticamente a lo que todos me asesinaron con la mirada.

-¿Qué? No es mi culpa que la gente no sepa manejarse con las drogas.

Todo el mundo por alguna extraña razón se encuentran muy excitados con la idea de atender a este paciente en particular. -Ay pero que sensibles-levante las manos en señal de defensa.

Como es lo normal al llegar este de turno me toco atenderlo, mientras le dábamos las atenciones de reanimación necesarias me percate que se me hacía parecido; tenía la piel pálida, su cabello es de color rubio rojizo, llevaba algunas que otras pecas y marcas en su cara, a primera impresión me pareció muy atractivo. Me había concentrado tanto en atenderlo que ni siquiera había preguntado o escuchado su nombre.

Horas después de reanimarlo y de realizar el lavado de estómago, aún se encontraba en coma, pero al menos sus signos vitales estaban funcionando.

-Bien señoritas-dijo Kyle el doctor general de emergencias-Al menos esta estable, esperemos que de aquí a dos días pueda despertar-anunció retirándose los guantes de látex.

-¿Dos días? ¿Por qué?-pregunté.

-Querida, la ingesta de analgésico fue un cóctel fatal tiene suerte de tener ritmo cardíaco a pesar del coma.

Asentí con la cabeza mientras lo observaba dándome cuenta que no era la única espectadora, había otras quince enfermeras y doctoras en fila observándolo y murmurando entre si, incluso habían doctoras que salieron en medio de cirugías para ir a verlo, estoy confundida del por qué tanto alboroto cuando no sería el primer paciente que llegara en ese estado ¿Cuál era el jodido escándalo?

Mi localizador comenzó a sonar; me necesitaban en cirugía al parecer.

Salí de la habitación y aún seguían todas las chicas metidas en la habitación, seguí preguntándome el por qué, me imagino que si hubiese sido un vagabundo lo hubiesen dejado afuera del hospital, pero solo bastaba con ser atractivo para que te construyeran un altar.

Cuando llegue a la sala de cirugía no pude evitar rodar los ojos y suspirar al ver a Kevin preparándose para la cirugía de emergencia, según leí este paciente tuvo un accidente automovilístico y esta cirugía era vital. El maldito se encontraba tan calmado, charlando con el otro doctor y la otra enfermera que por cierto era una de mis amigas; Alice. Entre pesadamente a la sala arrastrando mis pies, a lo que este grito:

-Aquí llega el alma de este hospital, un aplauso por favor-todos siguiendo la broma aplaudieron, yo en respuesta les levante el dedo del medio a la vez que ponía los guantes y la mascarilla.

La cirugía había resultado de maravilla, aunque a decir verdad por poco se muere la pobre chica por un descuido mío y de Alice, pero todo bien al final.

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Estaba sentada en unos de los bancos de la sala de espera, viendo como pasaban Macgyver en la televisión, ya eran pasadas las cinco treinta de la mañana, este día había sido bastante agotador y solo faltaban unos treinta minutos para salir de aquí.

-¿Estás viendo Macgyver para así tomar técnicas y usarlas en tu nueva profesión de científica? -Kevin se sentó a mi lado tomando mi mano derecha entre la suya para acariciarla -¿Qué harás hoy preciosa?-dijo mirándome con sus ojos color castaño.

Kevin no es atractivo, siempre he dicho que era del tipo aspero bastante arrogante y con un sentido del humor muy distinto al mio. Nos habíamos conocido por primer vez en un bar cerca de la zona, mucho antes de entrar a trabajar en el hospital, ese día terminamos teniendo sexo casual y nunca supe más de él sino hasta que entre a trabajar aquí hace dos años. Como era de esperarse la llama revivió y seguimos teniendo relaciones, pero más que eso terminamos siendo mejores amigos. A pesar de ser un completo idiota debo darle el crédito, ya que cuando quiere puede ser amable en pocas ocasiones.

-Quiero ver una película.

-No creo que los cines nos dejen entrar a esta hora.

-Idiota-dije riendo -He alquilado unas películas las cuales tengo que devolverlas en dos días debemos exprimirlas hasta mas no poder.

-¿Por qué mejor no te exprimo a ti?-dijo acercándose a mi oreja para luego mordisquearla.

-Me parece excelente-dije fingiendo que lo estaba pensando-Pero lo pensaré-dicho esto me levante del asiento, tenía que hacer el informe del día antes de marcharme.

-¿Cómo osas a negarte ante semejante manjar?-Lo escuché vociferar detrás de mí. Lo ignore negando con la cabeza.

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Me encontraba ahora en el despacho de enfermería terminado mi informe, mientras Alice me contaba las travesuras de sus niños y de cómo sospechaba que su esposo la estaba engañando. Alice, era unos años mayor que yo pero sentía que era muy insegura consigo misma y que no se daba el valor que merecía al seguir casada con ese idiota de esposo que tiene.

Alice aun le faltaban tres horas para acabar su turno y se quedó trabajando, yo en cambio ya estaba lista para marcharme pero no sin antes visitar la habitación del misterioso señor traigo a todas locas en este hospital.

Por suerte estaba vacía y en silencio, cuando entre se veía más pálido de lo normal y muy vulnerable, me pregunte si algún familiar o amigo ha venido a visitarlo.

Me acerqué un poco más a su cama con curiosidad, su piel se veía tan suave y a la vez tan tersa que me dio ganas de tocarlo. Mantenía una temperatura tibia a pesar de estar en ese estado.

-Espero que puedas volver antes de los dos días, así sabré quien demonios eres en realidad-sonreí mientras lo observaba.

Me dispuse a salir pero recordé que no sabía su nombre, intrigada tome la carpeta que estaba delante de su cama, comencé a leer y al fin pude darme cuenta de por qué tanto escándalo acerca de este hombre.

Paciente ingresado:

W. Axl Rose, 31 años.

Ahora todo cobra sentido.

Camino a casa. [𝒆𝒏 𝒆𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora