18.

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Mía.

Luego del viaje a Argentina todo volvió a la normalidad; trabajo, estudiando como loca para la especialidad, alimentar a Roger y a mis aves Michael y Jackson todo muy aburrido, no sé en que momento mi vida se ha vuelto tan monótona.

Lo único nuevo es que he retomado mi amistad con Kevin, al fin de cuentas no es mala persona y no lo culpo por lo que dijo acerca de denunciar a un amigo si este ha cometido un crimen, tenia algo de razón además el no tenia idea del escape sino después de mi despido. Luego de varias semanas sin establecer contacto con él, me llamo para poder salir a cenar juntos y aclarar los malentendidos.

Era viernes por la noche y Kevin llegó a mi apartamento para recogerme e irnos al restaurante. Yo me preparaba en mi habitación mientras él esperaba en la sala. Desde que tocó el timbre hasta ahora no hemos entablado ninguna conversación formal solo palabras de cortesia.

Salí del baño envuelta en una toalla cuando oí desde la sala el teléfono sonando.

—¡Kevin! Puedes por favor contestar.

Escuche todo en silencio y suspuse que tomo la llamada.

—Mia, te llama una tal Miranda—era Kevin quien entro en mi habitación con el teléfono en mano.

—Es mi madre—murmuré en tono bajo.

Kevin se sorprendió al escuchar algo de mi madre, nunca le he hablado mucho de ella, siempre a mis amigos les comentó de mi padre porque es lo único rescatable de mi familia.

—No sabia que tenias una.—susurró burlándose.

Lo miré de reojo haciéndole un ademán para que se largara—Ya sal de aquí.

Tan pronto puse el auricular del teléfono en mi oreja mamá comenzó a gritar como una salvaje.

—¡Tengo mas de dos semanas tratando de hablar contigo! ¿Por qué no me contestas las llamadas?

Tuve que alejar el teléfono de mi oído porque si no me dejaba sorda.

—¿Mamá puedes calmarte? .

—¡Como quieres que me calme malparida!

—Teniendo en cuenta tu fuiste que me pariste entonces tu tienes la culpa.

—¡Mia no estoy para bromas! Estaba preocupada por ti. ¿Dónde estabas?

—Estaba trabajando mucho y viajé a Argentina.

—¡¿Qué!? ¿Qué demonios hacías en Argentina?

—Estaba trabajando - repetí en tono cansado.

—¿Y por que no le dijiste a nadie? Nadie sabia nada de ti.

—Papá lo sabia.

—Pues el no me contestaba el teléfono.

—Ya me imagino el por qué.—bufé.

Al otro lado de la línea escuche como resoplo —Mia, por favor cuando hagas locuras así por lo menos ten la decencia de avisar.—hizo una pausa para dar una respiración mas profunda, porque ella era asi de dramática—Daniel te ha estado llamando también, deberias llamarlo el tiene algo que decirte.

—¿Para qué?

—Espera a que el te informe.—respondió cortante.

—Claro.—respondí en el mismo tono.

—No sé cuando dejarás ese desinterés hacia tu familia, por otro lado como es eso de que te despidieron del hospital.

Oh oh ya se entero y sinceramente no quiero tratar ese tema con ella, me desespera hablar cualquier cosa con Miranda, nunca me he llevado bien con ella, desde que cumpli trece años hasta ahora no recuerdo una conversación en son de paz.

Camino a casa. [𝒆𝒏 𝒆𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora