5.

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Mia.

No puedo creer que haya aceptado a hacer semejante estupidez la cual probablemente me cueste mi empleo pero qué más da, ya me estaba comenzando aburrir necesitaba algo de adrenalina.

—Entonces tenemos que ser rápidos—corrí a cerrar las puertas y las cortinas—Si alguien te ve por el pasillo habrá problemas.

—¿Y qué sugieres?

—Tenemos que disfrazarte, no sé dónde—saqué esta idea tan tonta pero efectiva, no puedo sacarlo de aquí sin que nadie se de cuenta esta es la única solución.

El pelirrojo bufó y puso los ojos en blanco—¿No es mejor que salga por la ventana hasta el primer piso?

—No, no podemos arriesgarnos.

Miré alrededor de la habitación y recordé que en mi bolso estaba la ropa que llevaba puesta esta mañana, era ropa de mujer pero no tenía otra opción.

—Tengo ropa en mi bolso no te preocupes.

—¿Ropa de mujer? ¿Es en serio?

—¿Qué quieres? Ponerte una sábana blanca encima y simulamos que eres un puto fantasma.

—Esta bien—dijo derrotado.

—Además no sé de qué te quejas si te he visto cantar con una falda escosesa.—murmure.

—¿Qué dijiste?

—Nada, ahora deja que te quite la intravenosa. Por cierto ¿cómo te sientes? ¿No estas mareado a algo así? —pregunté mientas le retiraba todos los artefactos y vendas.

—Me siento un poco mareado, quizás sea hambre.

—Es posible, ahora levántate necesito vestirte.

—Es raro escuchar eso de una chica, generalmente me desvisten.

—¡Ay por favor! Acabas de salir de un coma.

—Es la verdad.

Suspiré pesadamente, no puedo creer lo arrogante que puede llegar a ser. Se levantó despacio de la cama debido a su estado deteriorado. Llevaba puesta una bata de hospital la cual tenía una gran abertura en la parte de atrás, que dejaba al descubierto el trasero de Axl.

Reprimí una risa y me quede unos minutos observándolo, debo admitir que sus glúteos son bastantes firmes a decir verdad ni siquiera los míos lucen así.

Carraspeo—Ejem señor Rose—le llamé sutilmente—¿No sientes algo de frío?

Estaba de pie al lado de la cama haciendo pequeñas flexiones para poder calentar sus extremidades a lo que se voltea—La verdad es que sí, éste aire acondicionado me está matando.

—Si me imagino—digo mordiendo mi labio inferior para contener una carcajada.

—¿Oye de qué te ríes? Te parezco muy gracioso al parecer.

—La verdad es que no—mentí —Pero hay muchas cosas de ti que me sorprenden, no sabía que tu trasero tuviese vida propia.

Axl me miró con el ceño fruncido y algo confundido —¿Cómo que mi trasero tiene vi...? —da un par de vueltas sobre sí mismo pareciendo un cachorro detrás de su colita cuando al fin se da cuenta de que tiene su trasero desnudo al descubierto, suspira con frustración y me regaña— Eres tan infantil, ¿No te lo habían dicho verdad?

Me exploté en carcajadas en su cara mientras él me miraba enojado—¿Oye son naturales o son de silicón? O no espera, espera cuando viajas en los aviones, ¿Siempre pides dos asientos extra? uno para ti y otro para ese gran trasero—me estaba riendo tan fuerte que me dolían las tripas.

Camino a casa. [𝒆𝒏 𝒆𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora