capítulo 1

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Su ágil cuerpo se movía sobre aquellas estructuras que daban paso a su ciudad, Gotham.
Articulaba palabras impropias para un joven de su edad, pues su compañero menor había actuado con imprudencia, ignorando la orden en su totalidad. Sin embargo, cabe destacar que el menor  de los murciélagos había imitado la acción de su pequeño cómplice con su progenitor.
El murciélago había arrastrado cada palabra, finalizando el enfrentamiento con una orden de mantener el manto de Robin sin uso durante su ausencia; debía viajar a Metrópolis junto al hombre de acero, se desconocían los motivos de las supuestas apariciones del Joker. El de mirada esmeralda solo chasqueó su lengua en respuesta, no sería la primera ni última vez que desobedeceria una orden.
Sin embargo, en estos momentos su situación requería preocupación. Hizo rugir su motocicleta una vez sobre ella. Superboy se encontraba en el interior de un camión en movimiento con armamento sospechoso, ninguno de los héroes tenía conocimiento previo sobre ello. Se suponía que aquella misión de reconocimiento sin autorización de ningún experto era lograr obtener información, pero algo salió mal.
El plan era infalible, pues claro, su creador sin duda alguna había sido Robin. A pesar de ello, una idea poco recurrente se atravesó por su -casi- mente demencial. ¿Por qué no al joven Kent incluirlo en aquella misión? Lo observado era obvio, un niño llorón que necesitaba mayor experiencia. Le haría un favor. Pero ¿Quien no conoce al pequeño demonio? Más tarde cobraría ese favor. Lo que no pudo impedir durante el viaje hacia los muelles donde- según la información recaudada hacia dias- los caminos de aquellos hombres partían hacia el otro lado de la ciudad, tuviesen una discusión un tanto acalorada.
-Eres imprudente ante algunas situaciones-solto Robin.
-Él único imprudente aquí, eres tu- chillo el de ojos cyan.
El esmeralda chasqueó la lengua con anterioridad.
-Si no fuese por mi, las misiones serían fracaso tras fracasó- respondió orgulloso de sus actos ante cada misión y desobediencia.
-Eso no es cierto, solo desobedeces órdenes poniendo en peligro la vida de los demás- contraatacó con sus mejillas levemente rojas por la  brisa invernal.
-Me tratan como un niño, al igual que tú; la diferencia es que yo soy mejor y nunca fui un inservible, como lo eres actualmente.
-¡No soy un inservible!- grito con coraje.
-Si no fueras un inservible no te mantendrían a raya- tosco como siempre, árido como solo él lo sabe ser- Y sin mencionar que eres un peligro por tu inestabilidad, no sabes manipular tus poderes.
El silencio sucumbió. El cyan no tuvo palabra para derrotar aquella verdad, a pesar de ello la pregunta surgió.
-Imprudente, inservible, peligroso- enumero con timidez, pues, contradecir al demonio no era una opción-¿Por qué me trajiste a esta misión?.
-Un favor- respondió con obviedad.
-¿Un favor?¿A quién o de quién?.
Sus ojos rodaron. Demasiadas preguntas.
-A ti. Considerate afortunado, babyboy.
Un levantamiento de ceja surgió en el de cyan. Aquel demonio decia, o con sencillez, pretendía estar haciendo un favor. ¡Quien no lo conocía!. Una abominación en su totalidad.
-¿"Babyboy"?-imito incrédulo- No te pedí ningún favor-solto alarmado, no era ningún juego eso.
-Si, eres un babyboy, así que cierra la boca de una jodida vez. Te traje para que pudieras aprender del mejor y no de alguien mediocre como tu padre con recursos inferiores- soltó rozando la cólera.
Nuevamente iteró aquel apodó.
Se sintió injuriado. El tono de sus mejillas se elevaron gradualmente y el rojizo de sus fanales se comenzó a apreciar. La cólera no debía dominarlo. Inhaló y exhaló repetitivamente, sus interacciones anteriores con el susodicho ya habían revelado su proceder de Thalía. En definitiva era un Al Ghul, por lo que su oído había rozado en algún momento impropio el tema de su pasado, lo había podido comprobar.
Las razones de su silencio no fueron imperiosas. Él, con el coraje a flor de piel, le demostraría cual era su valor, no era ningún infante inservible.
El plan se acoplo en los oídos del menor. Entendio a la perfección su posición, sin oposición, aceptó. Pero sin embargo, no lo aplicaría como se le ordenó.
Los muelles se asomaban entre las penumbras de las tinieblas. Las ondas peleaban ferozmente con las rocas, y los dos héroes sucumbieron en su deber.
El menor debía sobre volar el área e informar al demonio, por supuesto que realizó su faena. No obstante, un transporte se encontraba entre abierto, sin ningún conductor ni copiloto, era su momento de brillar. Con velocidad sobrehumana ingreso. Las pesadas cajas de metales tenían un orden en el interior del vehículo. Con cuidado destapó una. Pesaba. A pesar de ello no era obstáculo, incrédulo miraba en su interior.¿Que eran esos objetos?. Entre sus falanges mantenía un recipiente de cobre. Lo examinaba sin cuidado. Lo giraba.
Arriba.
Abajo.
Nada.
No hacía nada. Su observación se vio interrumpida, a la lejanía se escucharon risas y burlas. El intercomunicador en su oído chillo.
-¡Superboy! ¡¿Dónde estás?!
-¡Demostrandote que puedo!.

Feromonas. (JonDami) (DamiJon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora