Capitulo 8

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Hola lectores, lamento realmente no poder haber actualizado el mes pasado. Pero intentaré actualizar dos veces más en este mes.
He estado ocupada con un par de proyectos míos.
Pd: estoy planeando hacer 30 días de OTP DC peeeeero con cuentos clásicos, desde cuentos que todos conocemos como "Caperucita roja" hasta cuentos clásicos como "almohadón de pluma". Díganme qué les parece la idea, si es muy cliché o si es pasable. Hasta ahora ya tengo 15 cuentos que voy a adaptar a los diferentes ships.
Espero su respuesta. Gracias por sus comentarios, vistas y votos, realmente los aprecios.



Su mente divagaba. Sus sueños se distorsionaban tétricamente y de igual manera, sus recuerdos. Como habitar en la mente de un esquizofrénico. Lo irreal y real se notaban lejanos, inalcanzables. Como adentrarse en una nebulosa sin fin. Algo confuso y extenuante.
Sus memorias eran tan complejas, que comenzaba a dudar de su propia cordura.
¿ Un recuerdo o un sueño? Aquella sensación sobre la realidad nunca desaparecía. La presión que lo azotaba desde la boca del estómago hasta sus hombros, el hormiguero insensante sobre las palmas de sus manos. Sentia como sus memorias parecían ser devoradas con sigilo. Sentía como si caminara sobre una lámina esbelta de hielo. Tan frágil. Tan impredecible. El miedo lo abordaba desprevenido, sentía pavor de parpadear y confrontar una realidad distinta a cada segundo.
Los destellos de colores y las nebulosas grisáceas predominaban cual dictadura sobre sus memorias. Sus padres, sus amigos, sus abuelos, los héroes... Superman, su abuelo... Su abuelo y kripton.
Su abuelo ¿Jonathan?.
Si, Jonathan.
Sus párpados pesaban, y su cabeza giraba. Su último recuerda era... ¿Cual era?.
Damián.
Su último recuerdo era Damián. ¿Pero que era? Habian pasado dos semanas desde que no lograba saber de él, era algo absurdo no recordar su reencuentro.
Pero... no habían pasado dos semanas. ¿O si? ¿Porque pasarían un lapso de tiempo tan largo sin contacto?
"No. Claro que no. Solo fueron dos días" pensó para si, generando que su voz retumbara con creces en su interior. ¿Realmente habían pasado solo dos días? Podía sentir su propia ansiedad y angustia esparcirse por toda su anatomía. Podía sentirla como lo devoraba desde lo más profundo. Sentía la melancolía con una familiaridad peligrosa, que lo sacaba de su eje emocional. Podía sentirlo tan distante a su compañero, tan lejano, que por leves lapsos parecía haberlo abandonado. " ¿Porque me siento así?". Las molestias sobre su vientre no desaparecían y comenzaban a carcomer su pecho con vigor. "Damián nunca me abandonaría... ¿O si?" La angustia le succionaba el alma.
Todo era tan oscuro. Su pasado y su presente. "¿Qué día fue ayer?" Se cuestionó aun afectado por sus propios pensamientos. Sus memorias parecían haberlo abandonado, y se negaban a volver de forma inmediata.
Podía recordar levemente algunos momentos, pero se le era imposible visualizar los detalles de los mismos.
"El instituto" .
"Los patrullajes".
"Los supersons" .
Enumero lentamente, logrando obtener un recuerdo.
El instituto los había tenido atareados, y agregando que ambos muchachos tuvieron que patrullar junto a sus progenitores, para mayor "experiencia". No pudieron mantener contacto por 48 horas.
Lo incompleto al recuerdo se le podía notar, era tan vago, tan tenue que de lo inquietante, daba comezón.
Con un labor casi arduo fue despegando sus párpados, para obtener un paisaje plagado de incertidumbre. Tuvo que reiterar su acción pero de manera exagerada para cerciorarse que su entorno fuera real.
Su espalda protesto al levantarse, dormir en el piso era por lejos una idea brillante... O desmayarse.
Sujeto con torpeza su cabeza. Aún le costaba trabajo recordar cómo había logrado parar ahí. Y...¿Donde estaba Damián? Busco con su mirada al rededor para solo contemplar una espesa niebla grisácea.
"No caigas en pánico" se ordenó a si mismo " el pánico nunca es bueno".
Solto un pequeño suspiró y con cuidado se logró poner de pié. Giró sobre su eje con lentitud. "Tan extraño pero a su vez tan familiar" se dijo.
Se le fue incontrolable su curiosidad, comenzando un tour autoguiado. Pues manteniéndose inmóvil no encontraría una salida.
"De seguro Damián no debe estar lejos". Su mirada viajaba con extrema cautela, de un lado hacia otro, buscando alguna información útil. Tratando de reconocer su entorno. Pero únicamente persistía aquella sensación de familiaridad.
El eco de su andar retumbaba en sus oídos. Su respiración la oía con claridad. Y su instinto estaba levemente alerta. Tal vez si usuaba su super oído podría tener un mayor rango a su alrededor, y anticipar si algún enemigo se mantenía al asecho.
Inhaló con calma, y exhaló con suavidad, para obtener una mejor concentración, cerro por unos instantes sus ojos.
Escucho.
Y escucho.
Y siguió escuchando.
Tan abrumador como una pesadilla, tan silencioso como una morgue, y tan tétrico como las imágenes de un demente.
No obtuvo resultado. Aquel lugar tan vacío, lo abordaba de manera brutalmente siniestra, que no lograba ver la hora de estar lejos de allí.
Su entorno era lúgubre. Tan sombrío que comenzaba a darle comezón en sus entrañas. Podía distinguir con dificultad las telarañas apoderadandose de los artilugios que se lograban percibir entre la niebla espesa. Aquellos insectos tan escalofriante le daban un toque gótico...o de muerte.
Cuánto más recorría, más lograba familiarizarse con el lugar. Algunas sabanas cubrían a duras penas algunos muebles, y otras tantas colgaban desgarradas.
Llevo sus manos aún sudorosas sobre sus brazos, no por frío, sino por temor.
No lograba recordar cómo había llegado pero sabía que era real.
" Concéntrate Jon" se demandó mientras cerraba con fuerza sus faros.
"¡Vamos Superboy! ¡Recuerda!" Se exigió nuevamente pero su mente aún se oponía con cierta ambigüedad.
La ansiedad lo devoraba como una presa tan vulnerable, tan abandonado. El pánico florecia en su piel con impaciencia y con vigor se apoderaba.
Su paradero le era desconocido.
Sus recuerdos en el olvido.
Y su compañero aún perdido.
Los peores escenario comenzaron a fluir y a poseer su razosinio con creces. ¿Y si tal vez Damián estaba herido? ...O peor.
Su ritmo cardíaco iba en ascenso y su respiración se entre cortaba con terror. No podría contra su inconsciente. El cual le remarcaba de manera macabra que la probabilidad del padecimiento de su compañero era elevado y como si se tratase de una película, cínicamente miles de imágenes perturbadoras lo azotaron con fuerza.
-Tengo miedo- susurró mientras comenzaba a curvar su espalda, y su pecho se acercaba con lentitud hacia sus rodillas. Quedando de tal manera, en forma fetal, llevando con temblor sus falanges próximos a su cabeza.
Las imágenes comenzaban a cobrar vida. Los gritos y la sangre se tornaban reales.
Y de manera repentina el ritmo cardíaco de su compañero azotó con vigor sobre sus tímpanos, la cercanía era tal que creía sentirlos estallar. Pero el dolor del más joven aumento cuando sintió los gritos ajenos llenos de agonía y de dolor suplicante. Podía escuchar como la carne de su segundo era removida con violencia.
Sus tímpanos no tardaron en sangrar, y el dolor de ambos chicos se comenzó a unificar.
-¡Damián!- grito a la par de los gritos ajenos.
Quiso tomar valor y mirar de frente aquella pesadilla pero en el instante que su mirada se abrió, la noto turbada.
Decenas y miles de imágenes estallaban de manera fugaz frente a él. Infectada de imagen, plagada de escenarios, su ceguera iba más allá de simple oscuridad, él podía ver con claridad exagerada.
Damián siendo asesinado, una y otra y otra vez. Superman siendo aniquilado de millones de maneras espeluznantes. Mundos estallando entre ellos. Muerte y más muerte. Los gritos de los niños, el llanto de los infantes, cada ser vivo huyendo de una destrucción masiva.
La boca de su estómago se contrajo con vigor y la primera arcada se presentó sin más.
-¡Basta!- un grito gutural emergió desde sus entrañas. Presa del pánico y aterrado, hundió con fervor la yema de sus dedos en su vista. Sin piedad masacró su mirada, escarbando con el fin de caer en la ceguera total. Prontamente su rostro se humedecido de carmesí y su mirada maltrecha era la causante. El temblor de sus manos resurgió, acompañándolo su propio cuerpo. Ahora, no podía ver pero aún podía oír. Los oía tan próximos que su vello corporal se eriza de forma dolorosa. Miles de alaridos le perforaban sus tímpanos hasta llegar a su cráneo, la culpa lo azotaba como castigo, de no brindarles su ayuda.
Y sin rodeo llevo de forma paralela sus dedos índices directamente a sus oídos. El dolor le recorrió su espina dorsal y el llanto lo abordó con fuerza. Nuevamente gritó. Desgarrando su garganta en la acción. Gritó con ira, con miedo, con angustia, con desesperación.
Ya sin poder ver ni oír, con su mirada mutilada y sus tímpanos perforados, su anatomía se rindió, cayendo de forma insonora.
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.
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Batman había finalizado con rapidez y eficacia aquella batalla protagonizada por su hijo y su compañero. Como resultado final, con ayuda de Alfred, había colocado a una distancia prudente a ambos contrincantes aún sumidos en la inconsciencia.
Damián se hallaba maniatado de manos y pies, sobre una camilla, con su ropaje aún estropeado y sus heridas sin atencion previa. A comparación del hombre de acero, quien ya había tenido una breve atención. Sin embargo, la atención médica brindada para ambos peleadores fue escasa, pues, el cuerpo inconsciente de Superboy había caído presa de las convulsiones, comenzando a brotar sin control sangre desde sus oídos hasta sus fosas nasales. Ambos hombres actuaron de manera inmediata, llevándolo sobre una camilla. Y de manera atrevida, el caballero de la noche usurpó con velocidad parte de la sangre del híbrido para unos futuros exámenes.
Ya con los tres pacientes en sus camillas correspondientes, Alfred y Batman pudieron tomar un leve respiró, el caos había caído como un muerto sobre sus hombros, tan pesado y tan repentino. Pero aunque sus cuerpos les demandara tomar asiento, notaron como el joven demonio había comenzado a volver a la conciencia.
Movió sus manos, notandolas presas. Movió sus pies, y el resultado fue idéntico. Ladeó su mirada de un lado a otro, intentando recomponer su compostura. Paseo su lengua sobre sus labios, notando una mordaza improvisada. La conclusión fue rápida: estaba atado. Quiso bufar, moverse alocadamente pero los golpes le cobraban factura con notoriedad.
Miro en dirección diagonal y noto el rostro de Jonathan. Miro sus pestañas, su nariz, sus labios, su cabello y logro concluir que no había tenido lesiones extras. O eso creía.
Intento llamarlo pero su boca estaba obstruida. Utilizando su fuerza mental, le ordenó con autoridad que se despertara, mirándolo fijamente, casi de manera perturbadora. Con obviedad fracaso en su intento de comunicación telepáticamente forzada, pues él no poseía ningún poder.
Miro en dirección contraria, encontrando la mirada de su contrincante clavada en él. Ambos se miraron con pesadez, desde arriba hacia abajo. Pero el golpe en su orgullo fue más pesado, cuando notó que Superman no se encontraba atado, ni esposado. Sino, que tranquilamente se hayaba sentado. La ira lo carcomía por dentro, moviéndose de manera exagerada, balbuceó palabras irrespetuosas y con sus manos maniatadas a su camilla, le enseño de manera infantil, el dedo del medio.
-Robin, Superman- su voz profunda y llena de autoridad resonó en ambos oídos. Quienes por inercia clavaron sus miradas en el caballero - Ambos están fuera de las siguientes misiones.
-¿Qué?
-¡¿Mm?!
-Clark, eres un adulto, el símbolo de la paz. Si no logras actuar de manera calmada, estás fuera de las misiones. Y con respecto a tu hijo, se le hará más examenes. Le pediré a Lois que lo mantenga al margen. No misiones. No salidas. No instituto. En cambio, Damián, no más patrullajes, no más misiones, no mas instituto, hasta que aprendas a comportarte. Alfred te dará lección en casa como antes.

Feromonas. (JonDami) (DamiJon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora