Capítulo 2: Dudas.
Por fin fuera de esa habitación con olor a hospital- pensé entrando en mi habitación con la ayuda de las muletas. Salí al balcón de mi habitación y me encendí un cigarro sentándome en un pequeño banco que se encontraba allí desde hacía muchos años ya. Pocos minutos después escuché a alguien llamar a la puerta, aplaste el cigarro en una maceta que había allí al lado de la puerta de cristal y entré dentro seguido de un "puedes pasar".
-Hola cariño- dijo Adrián asomándose por la puerta con una sonrisa y una mano en la espalda
-Pasa Adrián- dije sentándome en la gran cama que se encontraba pegada a la pared al lado del balcón
-¿Cómo estás hoy? Siento no haber podido venir a verte al hospital- habló acercándose a mí entregándome un ramo de rosas blancas, mis favoritas, a lo que sonreí feliz y le besé en forma de agradecimiento
-Mejor gracias- contesté cuando se separó de mi- ¿puedes poner las rosas en ese jarrón con agua por favor?- le pregunté señalando un jarrón rojo cereza que había encima de la mesilla blanca al lado de la cama
-Claro que si mi niña- tras haber hecho lo que le había pedido volvió y se sentó a mi lado- Vendré a hacerte compañía éstos cinco días que no puedas ir a clase ¿te parece bien?- sonrió levemente
-¿Pero tú no tienes clase?- pregunté confusa
-Vendré justo después, así podremos pasar un rato juntos
-Claro, me parece bien- dije sonriendo
-Te noto rara Elisabeth, ¿te pasa algo conmigo?- acarició mi rostro con cara de preocupación
-Está todo bien, no te preocupes, es solo el accidente, que me ha dejado un poco cansada- contesté cogiéndole la mano que segundos atrás estaba depositada en mi mejilla y la acaricié para convencerle de que todo estaba bien.
Un par de horas más tarde Adrián se fue. Habíamos estado mirando una película en mi habitación, cosa poco común ya que solíamos pasar tiempo fuera, pero ésta vez no quedaba otra opción, con mi tobillo no servía de nada salir. Apagué la televisión para encender mi equipo de música y relajarme con la canción Asleep de The smiths.
-Elisabeth, ven a comer- me despertó mi padre
Un par de minutos después conseguí levantarme de la cama y con dificultad fui hasta el baño para refrescarme, con la ayuda de las muletas fui al comedor donde mi padre me esperaba sentado en la mesa que había en el centro de la sala.
-¿Estás mejor hija?- me preguntó mientras servía la cena
-Si papá- contesté sonriendo
-¿Te has tomado la pastilla para el dolor?
-Si papá- volví a contestar mientras cortaba un trozo de carne y me lo llevaba a la boca
Tras cenar mirando un partido de fútbol amistoso entre el Real Madrid y PSG en el cual el ganador fue el Madrid me despedí de mi padre y me dirigí a mi habitación. Salí al balcón y me senté en el banco para fumarme un cigarrillo. Solté el humo de la primera calada y apoyándome en el respaldo de madera de ese banco cerré los ojos y una imagen de Kevin sonriendo apareció en mi mente, abrí los ojos de golpe y sentí como mi corazón latía más rápido. -¿Por qué pienso en él?- pensé dándole la segunda calada al cigarro, había pasado una tarde agradable con Adrián pero no sentía por su sonrisa lo que había sentido la primera vez que vi la sonrisa de Kevin. Me sentía confusa. Reconozco que nunca había llegado a enamorarme de Adrián, le quería, pero no como antes, y fue al ver a Kevin que me dí cuenta de ello, yo quería a Adrián pero no como antes. Por otro lado, no quería alejarme de él, tanto tiempo juntos no podía acabarse por un chico imbécil que me había atropellado. Recordé como había dicho su nombre, me pregunté si él conocía el mío, hablamos poco y no me preguntó. Estuve unos minutos mirando al cielo mientras fumaba, odiaba que a causa de la luz no se pudieran ver las estrellas, pero estaba acostumbrada, las noches estrelladas eran raras en éste pueblo. Al terminarme el cigarro lo aplasté en la maceta y entré en mi habitación para intentar dormir.
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Te quise por accidente.
RomantizmElisabeth es una chica joven de diecisiete años, guapa, de pelo castaño y ojos marrones. Ella tiene carácter, bastante orgullo y es posesiva, pero solo si la persona lo merece. Elisabeth tiene pareja, como cualquier chica de su edad. Adrián, su pare...