II

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-¡Anderson!- Escuché mi apellido retumbar por las calles, me giré sobre mis pies y la fuerte brisa me golpeó abruptamente trayendo mi cabello hacia mi rostro, obstruyendo mi campo de visión. Una vez pude arreglar la maraña de cabello, delante de mí se situaba Brenda, acompañada de un chico que en mi puta vida había visto.

-Hola- Dijo sonriente y le devolví el gesto.

-Hola- Le hice una seña con los ojos a ver si se dignaba en presentarme al chico y así quitar la sensación de incomodidad que se había formado. Captó el mensaje y le tocó el hombro al chico.

-Mira ella es Leyla, mi mejor amiga- Hizo una seña entre los dos. –Lee, él es Jayden un amigo que conocí en la Universidad- Estrechamos la mano y ladee la boca. -¿A dónde vas?-

-Voy a la biblioteca, haré unos trabajos y prestare algún libro X para distraerme un rato, ¿y ustedes?- Comenzamos a caminar y trataba de mirar al chico, ya que es bastante alto, tipo uno noventa, rubio oxigenado, tes blanca, ojos de color ámbar, es una mezcla entre dorados y color miel, son muy hermosos sus ojos a decir la verdad, fue lo primero en lo que me fije cuando lo vi.

-Iremos a la universidad y de ahí no sé, tal vez vengamos a la biblioteca- Me guiño el ojo y reí.

Me acompañaron hasta la biblioteca y Jayden no pronunció una palabra, no sé si es porque estaba nervioso o porque no encontraba el momento donde debía opinar ya que Brenda habla hasta por los codos.

Cuando nos íbamos a despedir, él lo hizo primero y esperó a que Brenda lo hiciera pero se alejó considerablemente como para no escuchar lo que íbamos a hablar.


-¿Qué tal te parece?- Subió y bajó las cejas divertida y fruncí el ceño.

-¿A qué te refieres?- Soltó un suspiro de frustración y me apoyé en el barandal de la entrada de la biblioteca preparándome psicológicamente a escuchar la pendejada que va a decir.

-No te hagas Lee, que si te parece lindo, ¿lo quieres de novio y que te de duro todas las noches contra la cabecera de la cama?- Sonrió cínicamente

-No- Chocó su mano contra su frente y la deslizó lentamente en ella dándole un toque más dramático. –Algún día tendrás novio de igual manera ya le di tu número- Se alzó de hombros y la escena de ayer cuando revisé el mensaje del desconocido llegó tan rápido a mi mente que me hizo reaccionar de inmediato. Cuando vi que se marchaba, desprendí mi cuerpo del barandal, la tomé por la muñeca e hizo que girara todo su cuerpo quedando cara a cara.

-Ese infeliz me escribió ayer- Su rostro cambió de aburrido a tener cierta emoción.

-¿Y?-

-Parecía un maldito acosador como si me estuviese mirando en ese mismo instante en que me mandó el mensaje- La castaña soltó tremenda carcajada y cuando se contuvo me miró riendo, y yo aún tratando de descifrar porque carajos se estaba riendo.

-Le dije que eras nerd y fijo atinó en el momento en que estabas haciendo tus trabajos, ¿me equivoco?- Arqueo un ceja y no me causo gracia, así que la solté y le saque el dedo del medio.

No esperé a que dijera otra cosa cuando estaba subiendo las escaleras para entrar a ese hermoso sitio de paz y tranquilidad. Donde todos los libros de amor son posibles mientras los estás leyendo, aún sabiendo que mi vida amorosa es una mierda, supongo que por estar leyendo de alguna manera me cree esa fantasía y los estándares los tendré muy altos.


Tome todos los libros que vi convenientes y me ubique en una mesa, deje caer mi bolso, los libros y me senté. Tomé solo un respiro y comencé a hacer los trabajos, saqué mi laptop y mientras prendía, comencé a leer.

Mi celular sonó pero era una notificación de mensaje, lo tomé y vi que era Jayden y como no decía nada bueno decidí ignorarlo.

Quedé tan absorta en lo que estaba haciendo que perdí la noción del tiempo, sin embargo, mi estómago rugía con fuerza porque comía algo. Apenas terminara de hacer el informe saldría a buscar algo de comida. El antojo de ayer esa hamburguesa me está haciendo señas.


Alcé la vista ya que sentía que alguien me miraba y me encontré con la expresión coqueta de Connor, él trabaja aquí los fines de semana y entre semana está su hermana Hailey pero estoy casi segura que a ella no le agrado. Supongo que es porque no le agrada que le miren a su hermanito, ni que él mire a nadie. Es simpático y es un buen chico pero hay algo en él que no me convence, tal vez sería que se pasa de estúpido y esos que al principio se muestran de esa manera, terminan siendo lo contrario, así que mejor de lejos. A veces, si metemos la parte de la espiritualidad, soy de energías, me guío mucho por ellas, cuando siento que algo no está bien, tomó distancia.

Vi cómo se acercaba con un vaso de café lo cual es ilógico ya que aquí no se debe comer y él debe colocar el ejemplo.

-Debes estar muy cansada, ten- Dejó el vaso reposar en la mesa y me guiñó el ojo. Le sonreí de forma de respuesta, soltó un suspiro cansado y se marchó.

Terminé de hacer los trabajos, devolví los libros que utilicé y presté otro: "Mirar al sol. Superar el miedo a la muerte para vivir con plenitud el presente" -

De alguna manera, siempre ha inquietado el tema de la muerte, porque si lo consideramos, está muy presente, desde tomar conciencia del fallecimiento de algún familiar/amigo, hasta el momento en que comenzamos a torearle al suicidio.

Mientras hacía la fila para asignar el préstamo, me llamó la atención la noticia que estaban pasando y fijé mi vista en el televisor:

-Y con este es el tercer asesinato que se presenta en el mes, la policía está desesperada por saber los motivos y dar respuestas a los familiares de las víctimas, lo que vuelve compleja la investigación es que son asesinatos diferentes, lo que pueden deducir que, no se trata de un solo asesino con el que están tratando. Así que la policía prende las alarmas y hablan acerca de la seguridad que se debe tener hasta el momento para que no haya más incidentes...-


Escuché como alguien raspaba su garganta, quité mi vista de la televisión y me acerqué hacia el pelirrojo. Una vez Connor terminó de coquetearme y dignarse a entregarme el libro, pude salir. En mis manos aún tenía el café que me dio. Cuando abrí la puerta de la biblioteca ya era de noche, podía jurar que eran como las seis de la noche y un escalofrío corrió por mi espina dorsal.


-Si fuera tú, no me tomaría ese café- Escuché la voz ronca de un hombre a mis espaldas y me sobresalté. Nunca lo había visto, ni siquiera aquí en la biblioteca y conste que conozco a la mayoría. Llevaba puesta una gorra por ende, no dejaba que viera muy bien su rostro, tenía una camisa holgada azul, unos jeans desgastados negros, pero no pasaba desapercibido eran sus ojos verdes y su cuerpo bastante trabajado, ¿Cuántas horas estará en el gimnasio?

Una vez recordé que aún seguía mirándome, decidí hablar. -¿Por qué?- Fruncí el ceño y sonrió. Hoy parece ser el día en que todos sonríen y yo no entiendo el chiste.

-Solo digo niña, hay personas que les gusta hacer daño así que por tu bien, no te lo tomes- Me guiñó el ojo y se fue dejándome completamente confundida.


¿Qué carajos fue eso? Sacudí mi cabeza y por si acaso tiré el café en un bote de basura más cercano y me encaminé hacia mi casa.


Me giré hacia la biblioteca de nuevo, y pude ver a Connor al lado del bote de basura. 


Psicópata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora