IV

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-Todo pasó tan rápido que no alcance a procesarlo, mi mente solo gritaba corre pero mis piernas no respondían...- vi la mano de Brenda elevarse hasta la altura de mi rostro, haciendo que pare la narración.

-Entonces chica, luego vienes tu a reclamarme que soy yo la que cuento las cosas tipo novelas- Arqueo una ceja y deje caer mi cuerpo al espaldar de la grada un poco cansada.

Estábamos en la cancha de la Universidad, terminando de hacer ejercicio, si esta asignatura no fuera obligatoria ni locas estuviéramos aquí. Estoy sudada, con el Cristo en la boca y me duelen hasta los malos pensamientos.

-Solo necesito que prestes atención a los detalles, Brenda, pude morir-

-Si da miedo pero a la próxima, deja que te lleve a tu casa y no tendrás que toparte con este papucho- Recordé la película de Shrek, añadió -Esta noche hay una fiesta donde Martín, ¿Quieres ir?- Me miró por el rabillo del ojo y fruncí los labios, luego aclaró la garganta. –Corrijo, si no vas, juro que llenare toda tu casa con papel higiénico y huevo podrido porque es la milésima vez que te invito a que vayamos a una fiesta y siempre me dices que no, ¡Y ya yo estoy cansada de que...!- No la deje terminar, coloque mi mano en su boca y asentí con la cabeza.

-Bueno yo voy pero cállate- Ella me quitó la mano de su boca y palmeó varias veces.

-Voy a tu casa tipo cinco de la tarde para arreglarte- Fruncí el entrecejo. -¡Necesitas un novio! Eso de que andes virgen ya pasó de moda, teniendo en cuenta de que eso es un constructo social pero ya necesitas usarla, se te va empolvar, mi vida- Solté un quejido y nos levantamos de las bancas.


Llegue a casa, estaba literalmente muerta del cansancio, no podía con mi alma, en teoría si no fuera porque el hermano de Brenda nos trajo yo estuviera tirada a mitad de camino propensa a que me violaran, mataran y no supieran dónde está mi cuerpo.

-¡Lee! Mi amor, ¿Cómo te fue?- Mi mamá me abrazó fuerte y coloque mi cabeza en su hombro por unos momentos y cerré los ojos. -¿Amor?- Escuche su risa. –¿Cómo te fue en el examen de estadística?- Y de golpe recordé esa porquería y despegue mi cuerpo del de ella.

-Cuando vi ese examen yo dije: Dios mete tu mano porque Satanás se te adelantó- Bufé y escuche la fuerte carcajada de mi madre y abuela. -Si viene Brenda le dicen que me morí- Subí las escaleras a regañadientes no me importo que estuviera sudada, entré a mi cuarto, tiré todo y me acosté en mi cama.


Escuchaba sonidos raros en mi oído, fuertes brisas golpeaban mi cuerpo y rostro, abrí los ojos y no pude reconocer donde estaba, mi cuerpo me picaba porque estaba tirada en un césped. A lo lejos vi un hombre alto, no podía distinguir quien era, poco a poco este se fue acercando y pude sentir como mi piel comenzaba a erizarse, el frío en mi cuerpo apareció de repente congelando mis piernas, el miedo me invade al intentar moverme y no poder, al verlo tan cerca y sentir que algo malo me iba a suceder.

Si me vas a matar hazlo de una maldita vez.


Vi como todo poco a poco se iba desvaneciendo delante de mí, sin reconocerlo, sin poder decir una sola palabra, hasta que desperté de golpe.

-¡Por fin! Joder, que sueño tan pesado tienes- Escuche la voz de Brenda y yo aún estaba desorientada tratando de controlar la respiración y procesar todo lo que soñé.

-¿Qué hora es?- Me levante y coloque mi mano en mi cabeza, gire un poco mi rostro y vi un vestido muy corto para mi gusto, color rosado pálido. Espero que eso sea de ella, porque ni de chiste me coloco esa prenda.

Psicópata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora