Lujuria
Ellos apenas podían darse una idea del significado, aquella palabra no les decía nada fuera de lo que estaban experimentando cuando la línea del horizonte dejó de estar sola y opaca. Cuando los destellos ligeros sobresalieron al final de la costa, cuando advirtieron el verdadero terror...
Ninguno de los dos tenía sueño y mucho menos prisa, de fondo ya no se escuchaba el movimiento del agua, pues el griterío de los adultos se volvió incesante. El alba se aproximaba con prisa, la misma que ellos no temían por obligarles a separarse. El último día no llegó como una puñalada en el frágil corazón de la infancia, los instantes finales tan solo les brindó una alegría absoluta.
Juntos volvieron sonreírse, esta vez, sin recelo.
Kuroro reparó en la inquietud de su amigo y no hizo nada más que acercarse para tomarlo entre su brazos, tenía muy en claro el significado y el efecto de un abrazo en una persona necesitada. Aunque no comprendía muy bien el momento adecuado para hacerlo... ya no era importante. Pues lo minutos ya no obedecían la ley de los sesenta segundos, las manijas de los todos relojes seguramente giraban a su antojo, los pasos de los adultos eran mucho más largos. Irónicamente, lo único que no avanzó a durar tanto fue su propio abrazo; ese primer mágico contacto que les brindó un cosquilleo en todo el cuerpo, una sensación de calor en el pecho y rostro, así, como un desfallecimiento en las piernas.
Y no era nada más que lujuria enervante lo que brotaba de forma sincera.
Kuroro se permitió acariciar toda la espalda de su amigo, apretarlo con una delicada fuerza, tener el placer de respirar sobre su cuello. El suave aroma percibido sería un recuerdo perenne después de su partida y en realidad no tenía muchos ánimos de pensar en despedirse en aquel instante pero la idea le resultó tentadora... Los adultos se aproximaban, sus sonoras zancadas se lo decían.
Kurapika correspondió por completo el abrazo, su notoria desventaja por la estatura no le permitió los mismos privilegios, más, hubo algo que si notó cuando pegó su rostro al pecho de Kuroro. El latido desenfrenado de un corazón transparente, a la par de aquel cuerpo ansioso, él también apretó el contacto más íntimo que haya tenido con alguien. Sí, su madre a veces le brindaba besos y abrazos, pero ninguno le había despertado de forma tan imprudente... cuando Kuroro quiso deshacer el contacto, Kurapika le jaló hasta volver a sentir su pecho. Las risas nerviosas no pasaron desapercibidas.
El final de su aventura, el principio del día... el éxtasis dentro de una ola de pasiones desenfrenadas.
Como siempre, hubo un tiempo intermedio donde las mentiras no existían, donde la lujuria les atrapaba con sus manos transparentes, limpias, inocentes.
La playa se quedó en soledad al término del bello amanecer, el asentamiento de un sol brillante no fue contemplado por nadie. Es más, el fenómeno que advierte la tormenta calurosa fue el testigo del correteo obtuso que emprendieron ambos chicos en dirección opuesta. La playa pronto se había convertido en el único lugar donde los secretos se guardaban, el agua cristalina podía ser el espejo donde se recreaba las escenas más íntimas, la arena llegaba a ser un lienzo en blanco solo hasta la llegaba de nuevos protagonistas. Aquellos niños se convirtieron en su misterio más preciado.
Los pasos ociosos de Kurapika llegaron hasta la entrada principal del hotel, sus ojos entre- abiertos ya anunciaba su cansancio y somnolencia. Recordó la forma en que sus padres gritaban su nombre muy cerca de la playa ¿quién sabía dónde estaban ahora? Lo único que atinó a hacer fue tumbar su cuerpo sobre el mismo sillón donde estuvo cuando le picó una medusa y cerrar los ojos, entregarse a un sueño profundo, a deshacerse de la preocupación por una despedida. Y es que él sabía que el prologando abrazo de hace un rato no sería su último contacto.
ESTÁS LEYENDO
Ladrón(KuroKura)
FanfictionBajo las rayos de un sol incesante, gracias a la sombra de una palmera. Kurapika es un niño solitario y Kuroro, quizá un intrusos más de los que suele detestar. Nuevas emociones, sensaciones... sentimientos. Infancia Adolesencia Madurez Sin siquie...