"No puedo traerte a un mundo que no conoces... El fuego no solo es luz, también puedes quemarte".
La perdición estaba mas cerca de lo que parecía, aun cuando todo parecía estar en su contra.
Guerra, dolor, muerte... En todo ese conflicto no había es...
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💮 018| ¿Me Recuerdas? 💮
Nada de lo que sus achocolatados ojos veían parecía real. ¿Como era posible que tal escena se ocultara tras una cueva? Era algo imposible de creer.
— ¿Q-qué es este lugar?
Habían muchas personas caminando de un lado a otro ocupados en sus propios asuntos. Algunos niños corrían entre la multitud y tenían un aspecto muy peculiar.
Lucy observo todo ello con asombro dejando que sus pies la guiaran sin rumbo. Su concentración se limito sobre los individuos frente a ella que ignoro la penetrante mirada de los dos fornidos guardias a cada lado de la cueva.
¡Ah!
Su caminar se vio interrumpido cuando la presión de un frio objeto metalico se posicionó a mitad de su cuello. La brusquedad con que fue sostenida la lleno de duda y sorpresa. Giro su vista con intenciones de entender lo que pasaba y miro dos figuras desconocidas.
— ¿Quien eres? —hablo la figura fornida de su derecha, el mismo que sostenía una lanza contra su cuello—. Nunca te había visto por aquí.
— ¿Huh? —la sombra de la izquierda sostenia su dorado cabello entre sus manos y olfateaba el extraño aroma que provenia de ella—. ¿Una humana?
— ¡¿Qué?! —su compañero se sorprendió—. Esto... será mejor que hables —el guardia presionó el filoso objeto aun más sobre el cuello de la joven—, ¿qué haces aquí? ¿Como encontraste este lugar?
— ¿Por qué le preguntas algo tan obvio? —le regaño su compañero—. Esta claro que es una intrusa.
Y con aquella acusación, todos giraron sus ojos sobre Lucy. La gente que no parecía tomarle importancia a la situación, de pronto, parecian intrigados con la escena que estaban causando los guardias. El tumulto de expectadores veian el acontrcimiento con un deje de miedo e inseguridad.
¿Dónde rayos estas, Natsu? —se preguntaba Lucy sin dejar de ver el objeto en su cuello. Un mero descuido y podría no contarla.
—E-esperen... —ella se negaba a dejar la situación tal y como estaba—. N-no soy una intrusa, he venido con N-...
—Llevemosla ante el jefe, él sabrá que hacer con ella —pero nadie tenia intenciones de escucharla.
— ¿Q-qué? —antes de que la Heatfilia pudiera decir algo más o, que incluso, intentara escapar, fue sostenida de ambos brazos—. Esperen... E-esto es un malentendido —tiro de sus extremidades en un desesperado intento por soltarse, sus pies impusieron fuerza para no caminar y su cuerpo se nego a movilizarse, pero eso no evitaba que la arrastraran—. ¡Esperen!
— ¡Silencio, sucia humana!
El viento golpeo ligeramente junto con una pesada rafaga que quedo sobrepuesta en su mejilla; como resultado, el extraño contacto habia dejado una enrojecida y ardiente superficie.