"No puedo traerte a un mundo que no conoces... El fuego no solo es luz, también puedes quemarte".
La perdición estaba mas cerca de lo que parecía, aun cuando todo parecía estar en su contra.
Guerra, dolor, muerte... En todo ese conflicto no había es...
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💮 004| El Código RD 💮
El rostro de una joven princesa estaba oculto bajo una almohada. Después de lo ocurrido en la torre, paso el resto de la tarde encerrada en su habitación.
Trato de leer los libros que trajo consigo de la biblioteca, pero al empezar a leer las primeras lineas recordo las palabras de su abuelo.
"...supongo que es mi anhelo de verte casada pronto."
Apretujo la almohada contra su rostro antes de soltar un grito que no logro oírse. No encontró otra forma de liberar su frustración mas que esa.
Desde que cumplio los 18 años, un sin numero de pretendientes traidos por el rey fueron rechazados al tratar de pedir su mano. Lucy tenia un don para encontrar defectos en ellos, aunque fuera mínimo, nada se le escapaba. Su abuelo estaba cansado de sus constantes rechazos, pero ni siquiera ella entendía el porqué lo hacia. Ella los consideraba insuficientes de todas la maneras, como si los comparara con alguien inalcanzable.
Quito la almohada de su rostro y miro la parte superior de su cama que estaba cubierto por una tela color jade, es una de esas camas que tienen cortinas alrededor. Aquel color, le recuerda un par de ojos en particular, aquellos ojos que la observaron en su peor momento.
« ...voy a volver mañana, traeré algo que desegurotegustara. »
Aquella voz resonó en el interior de su cabeza, recordándole que se perdio de algo importante. Era dificil saber si sonreír o llorar ante el recuerdo, pero sin darse cuenta un cálido líquido recorrido parte de su rostro cayendo sobre una de las orejas por la posición.
Esas palabras provocaron una nostalgia en su pecho, que no creyo volver a sentir.
—Lo siento... —murmuro con un ligero temblor inundando su labio inferior y dando rienda suelta a sus lágrimas.
Algo en su interior esperaba que esas palabras llegasen a su destinatario. Era doloroso para ella recordar que ese ansiado día jamás llegó, ya que a la mañana del día siguiente, un escuadrón de rescate del reino de Bengiara llego y la encontró.
Su abuelo estuvo feliz de encontrar con vida a su preciada nieta, pero ella se sintió fatal al no poder despedirse de aquel niño pelirosa que cuido de ella esos 4 días.
La curiosidad de saber lo que aquel niño iba a mostrarle, la torturo por años. No dejo de llorar y de sentirse sola cuando regreso al castillo. Le tomo algo de tiempo volver a adaptarse a ese gigantesco lugar.
Dejo que una última gota resbalara por su mejilla para luego limpiar su pálido rostro. Nadie sabe lo que paso en esos 4 días que estuvo desaparecida, ella se negó a contarlo. Preferio guardarse aquellos recuerdos solo para ella, quizás era egoísta de su parte pero... Simplemente creyó que era algo que le debía a su amigo. Debía de cumplir con su única promesa: guardar su secreto.
