"No puedo traerte a un mundo que no conoces... El fuego no solo es luz, también puedes quemarte".
La perdición estaba mas cerca de lo que parecía, aun cuando todo parecía estar en su contra.
Guerra, dolor, muerte... En todo ese conflicto no había es...
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💮 007| Extraños Invasores 💮
Las palabras quedaron atoradas en su garganta. Su cuerpo se quedo inmóvil de la sorpresa, pero un amargo sentimiento empezaba a crecer en su interior.
— ¡Ah! Quema —gruño la voz frente a ella.
Allí estaba Sir Loke tocándose ligeramente su labio dañado. Lucy tenía todo la intención de tirarle una bofetada, no había nadie en ese pasillo por lo que no se contendría.
—Eres un cerdo —replico con repugnancia. Alzo una de sus manos, pero el lo detuvo en el acto. Quizo abofetearlo con la otra, pero también termino por sostenerla.
—Y tú una niña mimada —dijo pegando ambos de sus brazos contra la pared—. No se que rayos tienen tus labios, pero queman como mil demonios —gruño de dolor.
Se aparto de ella, dejandola confundida ante sus palabras. Toco por acto involuntario la textura de sus labios, pero éstos eran tan suaves como cualquier otro. Cálidos, pero no al extremo de quemar como para que Sir Loke se quejara del dolor.
—Sea lo que sea, te lo mereces por irrespetuoso —giro sobre sus talones y regreso al gran salón.
Su corazón no sintió más que náuseas y vacío anhelante de algo, pero no supo a que se debía esa sensación.
La fiesta había seguido de lo más normal en su ausencia. Fue entonces cuando el rey no tardo en volver a llamar la atención de todos los invitados.
Lucy sabía lo que seguía a continuación. Su respiración se entrecorto y sus manos sudaban con nerviosismo. Levy no ha vuelto y ella no ha conseguido calmar sus temores.
—Quiero daros un anuncio muy importante... —empezó a decir el rey—, mi nieta al fin a decidido comprometerse con Sir Loke.
La noticia retumbo en los adentros de la peli-dorada y mientras los invitados aplaudían con euforia y entusiasmo, su alma se quebrantaba en miles de pedazos.
—Por favor suban... Los novios.
Sir Loke apareció de la nada a un lado de la princesa y sonreía a más no poder. Él no decía nada, pero su gesto daba a entender que "él había ganado".
—Quiero expresaros mi-...
Sin embargo, una fuerte explosión hizo sobresaltar a más de uno. Una segunda explosión en las afueras del castillo provoco el pánico en la multitud.
— ¡Su majestad, su majestad!
Las puertas del gran salón se abrieron abruptamente, dejando a la vista a un guardia malherido respirar con agitación.
—Peter, ¿qué sucede? —pregunto Sir Loke un poco alterado.
—Dra-... Dra-... ¡Dragones! Ellos... Ya llegaron... Al reino de Bengiara —y tras esas palabras el soldado cayo inconsciente.
