Capítulo 1.-

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El amanecer es lo que más le gusta.

Desde la ventana ovalada de su habitación y por entre las cortinas grisáceas que la enmarcan, la luz del sol se cuela con la suficiente fuerza como para llegar hasta la cama y dar de lleno en su rostro para transmitirle una sensación cálida y que, incluso aunque la temperatura dentro del cuarto es baja debido a los primeros días de invierno, él no deja de disfrutar de la luz cálida que atraviesa el vidrio.

Porque el rostro de su novio luce aún más hermoso bajo los primeros rayos de sol.

Taehyung sólo disfruta de esos momentos como su mayor secreto y tesoro, apreciando los rasgos de su novio aún dormido, los repasa aun cuando se los sabe de memoria y es capaz de dibujar el mapa de su cuerpo sin vacilar en absolutamente nada. Desde su cabello alborotado, sus ojos levemente hinchados y enmarcados por sus largas pestañas, su nariz, su labio inferior tan abullonado que le provoca deseos de morderlo y ese discreto lunar justo debajo de él.

Jungkook luce más hermoso y tranquilo cuando la noche se va acabando, como si fuese consciente de ello y todo su cuerpo se relajara sobre las sábanas y almohadas que durante la noche ha revuelto producto de sus constantes movimientos al dormir. Movimientos que incluso le han llevado a quitarse parte de su ropa para dormir en medio del adormecimiento.

Algo que, aunque a su novio le resulta vergonzoso, a él no deja de parecerle oportuno.

Porque entonces puede sentarse en la cama mientras observa no sólo el rostro pacifico de Jungkook sino también la forma de su cuerpo, su piel salpicada de lunares y los músculos de los que él está tan orgulloso. Es por esa manía curiosa de Jungkook que él puede pasearse por su piel apenas y rozándolo con la yema de sus dedos, fascinado una vez más por lo suave que le resulta todo su cuerpo.

Así que sí, nada le gustaba más a Taehyung que el amanecer.

.- ¿Vas a dejarme de mirar ya como un pervertido? – la voz divertida de Jungkook le sobresalta mientras descubre como su novio sólo ha abierto un ojo para mirarle, una sonrisa jovial se asoma entre su rostro y la almohada - ¿Cuánto llevas acosándome, Tae?

Él sacude la cabeza y se ríe por haber sido atrapado, se siente ligeramente avergonzado, pero lo cierto es que ya nada le cohíbe junto al hombre a su lado. Porque Jungkook y él han estado tantos años juntos que se conocen tanto como es humanamente posible, no sólo a un nivel físico sino también a un nivel emocional.

.- No te creas la gran cosa, Jeon – es lo que le responde mientras estira los brazos y la espalda, el tintineo de su placa de metal chocando con su pecho le resulta agradable cuando se levanta, dejándole ver a su cuerpo sólo cubierto por un bóxer – Sólo te miraba con pena porque tenías la boca abierta.

La risa de Jungkook inunda toda la habitación, retumbando entre las paredes mientras a Taehyung se le antoja adorable por lo infantil que resulta y que siempre le sorprende el cómo alguien como Jungkook, serio y extremadamente fuerte, suena como un niño cada vez que se ríe por alguna broma sin sentido.

Él mismo quiere reír al escucharlo.

Entonces Jungkook se gira sobre la cama para mirarle con una sonrisa aún más grande, mostrándole aquellos dos dientes delanteros que le causan ternura y al menor le apenan. Su cabello luce alborotado y a Taehyung se le antoja demasiado erótica la imagen de Jungkook entre las sábanas, con su pecho totalmente descubierto a excepción de las dos placas de metal brillante que cuelgan de su cuello.

Porque ninguno de los dos se las quita cuando están en casa.

Aquellas placas con sus nombres clave y sus números identificativos no son sólo la única forma en la que podrían ser reconocidos o atendidos en caso de una emergencia cuando se encuentran de servicio, sino que son también un recuerdo permanente del cuidado que deben de tener, de cómo deben de mirarse o tratarse frente a sus superiores y subordinados. Les recuerdan quienes son y quienes deben ser.

Sin identidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora