Capítulo 12.-

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Dedicado a: CarlaHuaynaTorres

El funeral de Park Jimin se lleva a cabo un martes por la mañana

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El funeral de Park Jimin se lleva a cabo un martes por la mañana. 

Jungkook se entera de la fecha por un mensaje escueto que Hoseok le envía la noche anterior y, por un largo instante, se siente incapaz de creer que es cierto. Le resulta irreal hacerse a la idea de que Jimin ha caído en combate cuando tan sólo unas semanas atrás se coló en el apartamento que el más bajo compartía con el miembro SWAT la noche anterior a su partida. Jungkook lo había visto reír con total naturalidad, cómo era posible que... 

Simplemente resultaba inverosímil y, así mismo, doloroso. 

Es por eso que esa mañana arregló con esmero su uniforme, colgando las placas de Tae en su muñeca mientras llevaba bajo el brazo su sombrero militar. No iría al funeral de Park Jimin como su amigo porque nunca lo habían sido, pero si lo haría en nombre de Taehyung, quien apreciaba al mayor como a un hermano, lo haría por Hoseok, que lo amaba profundamente y lo haría como soldado porque lo respetaba como a un igual. 

Sí bien habían tenido diferencias considerables en el pasado, Jungkook prefiere quedarse con aquellos recuerdos agradables del mayor. Es eso lo único que piensa mientras sus lustrosas botas resuenan en el suelo de mármol del pequeño salón de eventos dentro del complejo militar. Siente su corazón latir demasiado rápido cuando divisa la foto en grande del soldado Park abriendo el funeral. 

Nadie debería de tener su foto ahí, es lo que piensa

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Nadie debería de tener su foto ahí, es lo que piensa. 

Jimin no merecía morir en tierra extranjera, lejos de sus seres amados, de quienes hablaban su idioma y quiénes comprendían su cultura. No merecía morir como lo hizo: sin nombre y reducido a un simple cuerpo sin rostro en medio de una guerra que ni siquiera le pertenecía. Park Jimin, decreta en el silencio de su mente, merecía vivir lejos de las armas, tal vez con un gato o un perro que lo esperase al llegar a casa, siempre sonriendo porque tenía un rostro hecho para ello y, definitivamente, lejos de la muerte. 

Así como Hoseok no merece llorar a alguien más. 

Jungkook no se mueve de la entrada, sus ojos fijos ahora en el cuerpo que convulsiona por los sollozos mientras otro hombre, uno un poco más bajo, trata de sostenerlo con esfuerzo. Lo reconoce como Min Yoongi, compañero de SWAT de Hoseok y con quien ha cruzado palabras en alguna que otra ocasión. Su rostro pálido está surcado por ojeras profundas bajo sus ojos mientras sus brazos sostienen a Hoseok, rodeándolo por la cintura. Ambos justo al frente de todo el funeral. 

Sin identidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora