Veintiocho

36 6 0
                                    


Eran las 23:45 p.m.

Después de terminar de cenar, me dirigí a mi habitación, estaba agotada y cansada pero también estaba feliz de saber que puede realizar mi sueño. Me dio curiosidad volver a verme en el espejo, entonces me acerqué a él. Me puse frente a frente, sé que lo único que podía ver eran mis piernas a las que nunca más volveré a mover, pero eso no significó que mi sueño no se cumplirá.


—¡Nena! ¡Nena!—Dijo alguien desde mi ventana.

Supe quien era, me acerqué a la ventana, la abrí y vi a Gonzalo.

—¿Puedo pasar?—Preguntó esté.

Respondí girando la cabeza hacía la puerta:


—Si ven.

Gonzalo se subió por las escaleras que estaban sujetas a las paredes, caminó por el techo hasta que entró a mi habitación.


—Hola nena.—Dijo él saludando me.


Le dije feliz de verlo:

—Nos vimos unas horas.


—Sí, lo sé pero no verte por unas horas son una eternidad para mí.—Dijo esté besando mi mano derecha.

Le dije riéndome:

—Eres ridículo... pero también eres tierno.


—¿Qué hacías?—Preguntó esté sentándose en mi cama.


Le respondí:

—Pues... estaba acomodando mi ropa.


—¿Segura?—Preguntó Gonzalo dudando de mí.

Le respondí respirando profundamente:


—Sí, eso hice.

—¿Por qué me mientes?—Preguntó dejándome nerviosa.

Le dije sin pensar que le diré:

—No te miento ¿Por qué dices eso?

—Por qué te muerdes los labios cuando mientes.—Dijo Gonzalo dejándome en evidencia.


Los nervios me dejaron inmóvil como una piedra, ya no sabía que más decirle.


—Cielo te conozco, dime que sucede.—Me dijo él.

Entonces le dije la verdad:

—Esta bien, me estaba viendo en el espejo...


—¿Por tus piernas?—Preguntó Gonzalo.


Respondí moviendo la cabeza hacía adelante y hacía atrás, y sin mirarlo.


Y Gonzalo me acercó a él y me dijo:


—Cielo, mira sé que no es nada fácil lo que te paso, es muy duro pero tienes que aprender a vivir así.


—Cuando me miré en el espejo, pensé en ver a una persona con muchos sueños, pero cuando volví a ver mis piernas, no pude ver a esa bailarina que quise ser.—Le dije lanzando una lágrima.


Pero él me dijo:


—Nena cumplirás tu sueño de ser esa bailarina, nada te lo impedirá, ¿Sabes por qué?


—No, no lo sé.—Le dije sin entender a donde quería llegar.


Esté me respondió:


—Porque eres una gran mujer, una verdadera luchadora con un sueño que pronto se cumplirá.


—¿Crees qué lo lograré?—Le pregunté mirándolo frente a frente.


Esté me respondió:


—No lo dudo.

—Abrázame por favor.—Le dije acercandome a él.

Y él me cubrió con sus brazos, y me dijo:


—No te soltare nunca.


—¿Sabes qué?—Le pregunté sin dejar de mirarlo.


Esté preguntó:

—¿Qué?

—Cierra los ojos, cierra los ojos por favor.—Respondí poniendo mis manos en su rostro y dándole un beso en los labios.

Cielo, Aprendiendo A Volar #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora