XI

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Salí del baño y comencé a acomodar la habitación. Levanté los zapatos y arreglé la cama, dejando lisas las sábanas blancas, hasta que me encontré con una pequeña mancha en medio del colchón.

Me acerqué a la mancha y observé con los ojos entrecerrados para verla mejor, me alejé de ella con las mejillas sonrojadas, esa era la prueba de nuestro pequeño juego de la noche anterior. Con delicadeza propia de Wonpil, quité las sábanas y las tiré al cesto de la ropa sucia.

Me daba vergüenza de solo recordar mi actitud hacia mi novio, pero ese tipo de actitudes, cada vez eran más frecuentes, solo por él. Es normal, supongo, sentirse un poco excitado de vez en cuando, y con el embarazo, y esa cosa de las hormonas, me  dejaban todo pendejo y con ganas de que mi Woonie me tocara otra vez. Habían veces que lo hacía, como esta, pero más allá de una pequeña masturbada no iba.

Eso me ponía a pensar, tal si ya no gustaba de mí, si estaba cansando de cuidarme y solo lo hacía por el compromiso de nuestro hijo, tal vez se sentía culpable por haberme hecho esto y esa era su forma de compensar. Aunque esa noche si se veía muy divertido y feliz por la acción. Lo que él esperaba era sexo casual, no un compromiso, no quedarse a mi lado con una carga más, Dowoon solo buscaba de mi una divertida noche, y puede que hasta más, pero hasta ahí, no de habría acostado conmigo de saber que yo tenía este defecto.

Posiblemente solo estaba siendo paranoico y él me amaba más que a su batería como solía decir, pero me estaba volviendo loco sin su tacto.

Acaricié mi pansita por sobre la ropa, esta aún era algo pequeña a pesar del tiempo que llevaba con ella, me preocupaba, pero según mi papá, el embarazo en los hombres no era igual en las mujeres. Ellas podrían tener vientres de siete kilos, a los hombres no se les notaba tanto el hecho de que un bebito estuviera en su interior.

—¿Puedo pasar?

Volteé encontrándome con la mirada de mi padre, asentí, el que me fuera a despertar me recordaba a como lo hacía en la primaria.

—¿Cómo te sientes hoy?, ¿Dormiste bien?

—Sí, todo bien. ¿Has visto a Dowoon por aquí?

—Me pareció escucharlo hablar con tu papá en la cocina —Ambos nos sentamos en el colchón —Hablando de Dowoon, hijo —Hizo una pausa —¿No han hablado aún de?,ya sabes, matrimonio.

Ahí vamos de nuevo.

Cada que llevaba a un chico a casa, mi padre salía con la misma pregunta vergonzosa, no importaba cuanto tiempo llevaramos juntos, él me lo decía. Una ocasión llegó a preguntar con el chico frente a mi.

Según mi padre era para que no se escaparan de cualquier responsabilidad, lo que no se esperaba era que mi virginidad se perdiera con el que menos pensó, a Dowoon lo consideraba alguien muy bobo como para poder embarazarme, siquiera ser mi pareja.

Cuando tenía dieciocho y llevé a los chicos a una reunión, él había aprovechado mi visita al baño e interrogó a cada uno de mis amigos, sacando un diagnóstico de cada uno. Primero, dijo que Jae era muy gay como para poder tener sexo conmigo y embarazarme. Luego, Brian: Demasiado enamorado del gay como para querer tener relaciones con alguien que no fuera el rubio. Muy cierto. Sungjin, de él si tenía miedo, se notaba a kilómetros como quería meterme a un cuarto y violarme, según mi padre. Y Dowoon, pues de él solo pudo decir que era un tonto con tendencia de mudo.

Nunca pensó que el último sería mi novio y el padre de mi bebé.

—No, de hecho, aún vivimos en cada de Jae, pero pronto conseguiremos un hogar estable para criar a nuestra pequeña familia —Sonreí acariciando mi estómago —Tampoco espero el que me lo pida pronto, solo somos novios desde hace unos meses —Mentira.

Uno de mis mayores deseos era casarme con él, desde que lo vi. En mi mente se reproducía la imagen de una familia a su lado, casados más que nada, con un perro, posiblemente un gato, esos me agradan más. Una casa en el campo, o cerca de nuestros amigos, sería color verde, o azul. Con una piscina.

El caso sería tener un lugar donde vivir.

—Él debe aceptar su responsabilidad, Wonpil. Debe pedirte matrimonio antes de que bebé nazca —Dicho esto se levantó y salió del cuarto.

Claro que debíamos casarnos. Pero como dije, yo no quiero apresurar las cosas, llevamos poco de novios y además estoy seguro de que aún no podía asimilar lo del bebé con facilidad. DoWoon necesitaba tiempo para entender el pensamiento tradicionalista de mis padres. También fue mi culpa el no advertirle acerca de que yo podía tener hijos.

Miré por la ventana y la lluvia no había pasado, de hecho, a mi parecer se volvía cada vez más fuerte y más asfixiante. Saqué unas sábanas limpias del ropero y las puse sobre mi cama, me senté en ella y comencé a dibujar en el cristal: una casa y dos personas casándose. Enseguida las borré con mi mano entera. Mi humor volvió a cambiar y sentí como la tristeza quería ganarle a mi sentido común.

La depresión decía que él concordaba con mi padre, diciendo que seguro cuando mi bebé naciera, meses después Dowoon se iría, en busca de una mejor vida, una vida lejos de mí y mi bebé, nuestro bebé. Y mi sentido común: apoyaba lo mismo que yo trataba de creer, que él necesitaba tiempo para pensar, darse cuenta de que debía hacer en el momento indicado.

Quería, más bien debía creerle solo a una, pero cuando el sentido común parecía estar ganando con los argumentos correctos, llegaba la maldita tristeza a mandar a la mierda sus esfuerzos.

—Tal vez tu padre tenga razón —La grave voz del chico me asustó.

—¿Hace cuanto estás ahí? —Dije una vez que lo miré acercarse.

—Yo no soy lo que necesitas, Wonpil, yo —Rió cínicamente, ignorando mi pregunta —Yo soy un simple repartidor de pizza mediocre, sin una casa, un lugar fijo para comenzar una familia. Te decepciono, también a tu padre, al no poder pedirte matrimonio como una pareja normal. En París, con una cena romántica. ¡Ni siquiera tengo dinero para una cena! —Se arrodilló frente a mí —No tengo un anillo, tampoco, como el que te gustaría, con bonitas incrustaciones de piedras color rosa, solo esto —Sacó un pequeño alambre de su bolsillo y me lo mostró. Lo fue moldeando hasta que poco a poco obtuvo una forma circular, pero con un pequeño espacio libre, luego le quitó la piedra falsa a una de sus pulseras y la puso en el espacio vacío del anillo improvisado —Kim Wonpil, ¿Te casarías con este simple repetidor una vez consigamos una casa y un anillo de verdad?

Lo miré impactado —N-no quiero que sientas que es tu obligación, no le hagas caso a mi padre, Dowoon. Siempre dice cosas como esa, no es necesario esto, en serio —Lo tomé por los hombros y lo ayudé a levantarse del suelo, a lo que él se negó como niño pequeño y puso fuerza sobre sus rodillas.

—No, Wonpil. Yo no lo hago por que tu padre lo haya dicho... En parte sí, pero él solo me ayudó a darme cuanta de algo —Tomó mis manos juntas —Que quiero pasar el resto de mi vida al lado tuyo.

—Bien —Besé su frente —Sí, sí quiero casarme contigo, Yoon Dowoon.

Él se levantó y abalanzó enseguida sobre mí, quedando sentido sobre mis muslos, comenzó a besar mis labios con fuerza, yo correspondía, me estaba poniendo solo un beso bobo. No me importaba siquiera si moría asfixiado, si era por culpa de un beso del pelinegro estaba bien.

p r e g n a n t ▶ 아기 /// DOPILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora