VII

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Wonpil me sonrió, aún con lágrimas atoradas en sus pestañas, se veía tan tierno con su nariz roja. Lo llevé a casa en la motocicleta de la pizzería, casi de cae varias veces. Pero estaba bien.

La noticia del bebé había sido sorprendente para todos en casa, tuvieron reacciones diferentes, Brian solo gritaba que su shipp era real, Jae comenzó a decir cosas como: Que tierno, un bebé, por fin, yo seré la madrina. Y por último, Sungjin, el hombre solo había bajado la cabeza y salido de la casa con un cigarrillo en los labios, muy diferente a la reacción que esperaba, aunque en parte me lo imaginaba así. Al menos Wonpil no se preocupó por eso, estaba muy feliz con el bebé, aunque era algo asqueroso lo que comía, su cosa favorita se había vuelto los Doritos con chocolate derretido, untado con queso de puerco y un vaso de leche mezclado con piña.

Su estómago había crecido al punto de no poder dormir cómodo, se quejaba por eso y tuvimos que comprar una cama más grande, y vender la mía, oh,  aún olía a primera vez con el castaño, pero si no la vendíamos no podríamos haber comprado la otra, no importa. El chico ahora pasaba por el sexto mes, adoraba verlo caminar, su estatura lo decía todo, y con ese abultado vientre, su ternura había aumentado.

Se la pasaba llorando, riendo, enojandose o en ocasiones, con un apetito sexual muy grande, de cosas raras también. Se ponía muy sensible con las películas, aunque viéramos Terminator.

En ese momento teníamos que ir a hablar con sus padres, su papá no me preocupaba, su padre sí, a pesar de ser bajito, me daba la impresión de querer cortarme en pedacitos y mandarme a un zoológico, a la sección de los leones, ese hombre si daba miedo.

Llegamos a la puerta y estacioné la motocicleta en la puerta, Wonpil iba atrás, el bulto en sus vientre me daba tanta ternura que quería gritar. Para mi mala suerte, JinWoo estaba en la puerta, con brazos cruzados y una cara de pocos amigos, sin duda quería matarme.

Me bajé y me paré a un lado del chico—Espera —Le quité el casco y él acomodó su castaño cabello. Lo repito, la cosa más tierna del mundo. Sus manitas se colgaron de mis hombros y con las mías en su cintura lo ayudé a bajar.

Una vez fuera de la moto me sonrió—Gracias —Tomó mi mano y comenzamos a caminar a la puerta, donde el pequeño hombre seguía pensando en millones de formas de matarme, lenta y dolorosamente—Buenas tardes, padre —El mencionado volteó la mirada y le sonrió.

—¿Hace cuánto está aquí afuera? —Volvió a querer un Dowoon muerto —D-digo, buenos días, señor. Es un gusto conocerlo —Hice una reverencia.

—Pasen, tu papá está en la cocina, saltando de la felicidad por la noticia, aún no puede creer que va a ser abuelo. Ni yo lo creo —Sonrió y se quitó de la puerta, dando espacio para que pasáramos.

La casa era muy bonita, con adornos de una típica casa de adultos, no tan mayores, por lo que yo sabía los padres del chico no tenían más de cincuenta, creo que ni cuarenta. Habían varias fotos de Wonpil por toda la casa, algunas con uniforme. Habían desde de él con su familia, hasta donde él estaba solo en lugares vacacionales y cosas así, por cierto no la conocía. Ambos dejamos los zapatos a un lado se la puerta y caminamos a la cocina, de donde emanaba un delicioso olor a pasta. Wonpil enseguida vió a su papá junto a la estufa, fue por él y lo abrazó, ambos tenían casi la misma altura, no negaré que eran algo gracioso.

— Te extrañé mucho, mi niño— Estrechó al chico en sus brazos y besó su frente, luego pasó a su abdomen y sonrió con ternura, parecía que iba a llorar— Oh, cariño. No puedo creerlo, ya eres tan grande, ¿Cuánto tiempo ya llevas? —Secó sus propias lágrimas.

—Seis meses exactamente — Volvió al abrazo —Yo también te extrañaba.

El hombre volteó hacia mí— Tu debes ser Dowoon, el padre del bebé de mi bebé. Es un gusto conocerte.

p r e g n a n t ▶ 아기 /// DOPILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora