VI

551 83 56
                                    

—Kim Wonpil —Me paré al escuchar la voz femenina de la enfermera —Sus resultados.

Caminé hacia ella nervioso, parecía como si fuera a matarme con la mirada, sus largas uñas falsas podría sacarme un ojo. Su cara no era nada amistosa, además de que masticaba de manera vulgar esa goma, podía ver todas sus caries. Debería dejar de comer tanto chicle.

Sé que la prueba ya estaba hecha, pero era para comprobar, posiblemente fallara... Aunque la hice seis veces. Hablé con mi padre, él me había dicho que debía verificar, así lo hice. También me dijo que hablara con Dowoon, no tenía idea de como reaccionaría, tal si me abandonaba, o me dice que no le hable nunca más, así que primero haría la prueba.

—Gr-gracias —Tomé con mis temblorosas manos el folder color mostaza, ella olía tanto a prostitución y drogas.

Me miró de arriba a abajo, escaneando con sus ojos azules cada fibra de mi ropa, como su quisiera prenderle fuego a mi persona, gruñó como un maldito perro, como odiaba a la gente así, juzgando por lo que traes, por como hablas. En mi vida había conocido a muchos como ella.

—Ugh, primero quieren casarse y hora quieren hasta concebir — Soltó un venenosa carcajada — Por favor, maldito marica, ¿no pueden dejar de hacer estupideces? — Movió su mano exageradamente mientras seguía masticando esa golosina.

No valía la pena el ponerse a pelear, me parecía ridícula, muy ridícula, nunca me había importado lo que pensaran de mí.

—¿Wonpil? —Una reconocible voz se escuchó a mis espaldas, una que en serio conocía más que ninguna.

La cara de la chica cambió repentinamente, a un semblante coqueto. Oh no, con él no perra.

— Hola, Dowoonie — Levantó su pecho, alzando su falso busto — ¿Cómo has estado? — Batió sus pestañas, me daba asco. Lo bueno era que el chico pelinegro no le hacía caso, solo me miraba preocupado.

— ¿Te encuentras bien? — Se acercó y puso sus manos en mi cintura, verificando con la mirada si no tenía ninguna herida en el rostro o mis brazos, escuché como ella gruñía y luego se alejaba, puso su mano derecha en mi cara.

— Sí, sí estoy bien, amor — Recargué mi mejilla en su mano y la estreché. Suspiró de alivio — ¿Qué haces aquí?

—Vine a dejar unas pizzas, no sé porque la gente de estos lugares las pide —Acomodó su tierno uniforme, me encantaba — ¿Y tú?

Escondí el folder detrás de mi espalda —Vine a... Ver los exámenes de mi estómago, sí eso —Mentí.

—¿Qué es eso? —Señaló la carpeta, tratando de tomarla, me alejé un poco.

—Nada, solo los exámenes, no es nada malo —No podía evitar estar nervioso, hasta temblaba y eso me hacía ver más sospechoso, lo cual él notó.

— Wonpil — Advirtió abrazando más mi cintura y estirando su brazo para alcanzar — Dame eso.

— No quiero — Comencé a moverme mucho, Dowoon soltó un gruñido. Volteé dándole la espalda y puse mis resultados más lejos de él, podía ver a la enfermera reír desde detrás de un mostrador, ¿la muy idiota se creía viendo una comedia o qué?, la distracción hizo que el chico me alcanzara — Woonie — Me quejé tratando de llamar su atención.

Comenzó a abril el sobre, mis manos temblaban y mis ojos picaban, mis pies golpeteando el piso en forma de nervios, no quería que descubriera, a pesar de que ni yo estuviera seguro de que había dentro de ese espantoso sobre color mierda. Sacó la hoja, tenía una rara tabla de cantidades y palabras que no entendía, con porcentajes y colores, algunas gráficas. Sus ojos comenzaron a leer, repasando todas y cada una de las letras, descifrando con el ceño fruncido que quería decir el papel.

Mordió su labio inferior y pasó a otra hoja. Su cara se puso pálida y abrió grande los ojos, su boca se abrió lanzando su mandíbula al suelo, la sorpresa en sus ojos era digna de admirar, en realidad no parecía enojado, ni feliz, no podía leerlo bien, no había un sentimiento exacto ahí.

Aunque parecía más miedo, mezclado con felicidad y asco, era obvio lo que los papeles decían, su expresión hablaba sola en ese sentido, mierda, en serio quería llorar.

— Woonie...

— ¿Es cierto?

P.O.V DOWOON.

Dejé la caja de pizza sobre las manos del hombre con bata, él me dejó el dinero y una pequeña paleta de naranja, de esas que venden en la farmacia, me sonrió. Le devolví la sonrisa.

Puse la mochila de vuelta en mi hombro y me dediqué a saborear la paleta, sabía a medicina. Vi a dos chicos platicando, uno llevaba un suéter rosa, lo cual me recordó a mi pequeño Wonpil. Hacía poco comenzamos como novios, y esa fue la decisión más buena de mi vida, era tan feliz a su lado, verlo despertar en mi cama cada mañana, era el regalo más bello que cualquiera podría darme. Verlo sonreír era aún mejor. Cantaba cada que limpiaba el cuarto, levantando las sábanas y zapatos del piso.

Cada día que pasaba con él era increíble, pláticas sin fin, dormir abrazados, bañarnos juntos o besarnos. Además de que encanta tener sexo con él. Todo era normal, a excepción de unos pequeños malestares en él. En ocasiones se levantaba a las madrugadas, vomitando o con antojo de cosas raras, la semana pasada me hizo llevarle pizza de anchoas y crema de maní con jalea, cuando llegué a casa le puso yogurt de fresa.

Pero además de eso no era nada raro, sabía que eran síntomas de embarazo, lo había platicado con Brian, pero era muy poco probable que con solo una vez hubiera quedado preñado, era necesario al menos unas tres, creo, las otras veces usamos condón u otro preservativo.

Metí el dinero en mi bolsillo trasero y caminé a la salida, hablando de Wonpil. El chico hablaba con una enfermera.

— ¿Wonpil?

Creo que el resto ya lo saben.

No podía creer en lo que leía, no era posible, bueno, nunca se había sabido de un hombre embarazado, técnicamente no era posible. Lo que trataba de decir era que, no lo habíamos hecho lo suficiente. El miedo comenzó a comer mis entrañas, mis manos sudaban y mi mirada instintivamente se fue al chico frente a mí.

Mordía sus uñas y sus ojos llorosos decían muchas cosas, mi Wonpil fuerte desapareció, ahora solo estaba el chico que debía proteger y no dejar que alguien lo hiciera llorar, ese alguien era yo, merecía ir al infierno.

Me acerqué a él y lo enredé en mis brazos, escondiendo su carita sonrojada en mi pecho, pequeños sollozos fueron ahogándose en mi uniforme, pasó sus manitas por el lugar, estrechando la blanca camisa entre sus dedos, posó su mejilla húmeda y siguió sollozando, apretando la tela y jalando, solo lo abracé, demostrando que jamás lo dejaría en solo ese contacto.

— Tranquilo — Susurré contra su cabello con olor a manzanilla — Todo estará bien, ambos sabremos llevar la situación — Tomé una de sus manos y entrelacé nuestros dedos, besé su mano y le sonreí.

—P-pero te decepcioné, Woonie —Secó sus mejillas con el dorso se su mano y sorbió su nariz, haciendo un puchero al terminar —Este bebé no debería estar aquí. Yo no debía tenerlo, arruiné tu vida. Debí avisarte primero, para que tomáramos medidas. Lo arruiné — Sollozó más fuerte, verlo así me rompía, me hería saber que lo dañé.

—Hey —Le sonreí y besé sus mejillas —Tu no me has decepcionado, en todo caso ese sería yo. Amor, no hay otra cosa en el mundo que me encante más que vivir a tu lado, y que nuestro amor por fin haya dado frutos —Junté nuestras frentes y luego besé su roja nariz —Cuidaré de ambos —Puse mis manos en su vientre y acaricié —Ahora son lo más importante en mi vida.

Y lo eran, ellos dos se volvieron desde ese día en mi único interés, ni única pasión, por lo que hacía horas extra.

Llegaba hasta en las madrugadas, viéndolo dormido en los sillones de la sala, solo por esperarme. Me acostaba con él cuando estaba muy cansado, pero cuando no, lo llevaba conmigo a la habitación, para estar más cómodos. Creí que el bebé sería un problema, solo nos unía más.

p r e g n a n t ▶ 아기 /// DOPILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora