p r e g n a n t ▶ 아기 /// DOPIL

XVIII

Wonpil fue abriendo de a poco sus ojitos, acostumbrándolos a la blanca luz que se encontraba en la habitación, le lastimaba las retinas, como si fueran punsadas en sus ojitos.

A lo lejos podía oír el llanto de un bebito, agudo e inexperto, seguro moviéndose como renacuajo en su camita. Eso le hizo recordar a su bebé, necesitaba verla y cargarla.

—Oh, buen día, Pilie —Su padre se acercó a la cama, tocando los cabellos castaños sudados del chico, lo miró con dulzura, se acercó a su cara y besó su frente, regresado a su posición inicial —¿Dormiste bien, hijo?

Kim asintió, buscando con la mirada a alguien en especial —¿Dónde está DoWoon?

JinWoo miró con preocupación a MJ, le sonrió con melancolía y volvió a Wonpil, tomando su mano con fuerza. ¿Cómo le dices a tu hijo que su pareja lo abandonó?, los ojitos de Wonpil pedían un explicación, quería saber donde se había metido su novio.

A JinWoo y MyungJoon les habían avisado minutos antes, el chico había salido de la sala de espera susurrando que no era digno de su nueva familia y que Wonpil merecía algo mejor que él. JinJin se había enojado y sentía ganas de cortarle el cuello a su yerno, después de prometerle ser un buen padre para EunHa, cuando lo encontrara, lo mataría. De eso estaba seguro. MyungJoon no estaba tan enojado, comprendía más. La presión en el menor era mucha, era normal que quisiera estar solo por un momento, pero también estaba preocupado, había desaparecido desde la mañana el día anterior, ya era hora para que apareciera.

El miedo en Wonpil crecía, ¿donde estaba su príncipe?, eso era lo único que podía preguntarse, era lo único en lo que podía pesar. Necesitaba verlo para tranquilizarse, además de que aún no podía ver a su pequeña, tampoco había visto a su novio.

—Papá, ¿dónde está mi novio? —Su pulso comenzó a acelerar, la máquina a su lado soltaba los pitidos más fuerte, comenzó a llorar. Se movió en la camilla fría, tratando de levantarse pero JinWoo se piso frente a él abrazándolo, eso se lo prohibió —¡Papá, déjame verlo! ¡Déjame ver a DoWoon!

MyungJoon sollozó, sentía un horrible ardor en la boca por ver a su pequeño hijo llorar con tal intensidad, gritando. Y el pitido de la máquina no ayudaba a que parara de llorar. JinWoo acomodó de nuevo a su hijo en la cama, lo abrazó, Wonpil se quedó apretando los brazos de su padre, sollozando el nombre del pelinegro con los ojos cerrados.

El castaño mayor apretó los labios, no era para nada fácil ni de su agrado ver como su hijo sufría horriblemente, pero no le iba a mentir, su Wonpil debía saber cual había sido la imprudencia de su yerno.

—DoWoon se fue.

—¿Qué?, no es cierto, tu lo quieres alejar de mí —Dijo el castaño sollozando —Todo el tiempo lo has odiado. No quieres que esté conmigo y mi hija.

—Tu padre tiene razón —Ambos miraron al otro hombre —DoWoon no ha regresado desde ayer, salió sin decir nada. Lo hemos buscado por todo el hospital. Hasta en tu casa, él no aparece.

El menor se sentó mejor en la cama, dejó ir su mirada a la ventana a su lado, no podía ser cierto, su Woonie nunca lo dejaría solo, se lo prometió, lo decía en las notas, tenía que estar ahí. Pero entonces ¿por que su padre mentiría con algo tan delicado?

—Tengo que verlo.

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Se sentía culpable, pero debía hacerlo, su novio merecía lo mejor, merecía que alguien lo tratara como la princesa que era, eso se repetía una y otra vez. No podía dejar de llorar, se sentía tan débil sin Wonpil, se sentía tan idiota ahí en la banca llorando.