Octava Sesión.

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Stuart no recordaba con claridad cuánto tiempo había pasado. Tal vez fueron horas, días, meses o años, pero cuando salió, inmediatamente cubrió sus ojos del sol. Entró en pánico y se dio media-vuelta, queriendo regresar al interior de la casa.

- ¡Oye, oye, tranquilo! -escuchó decir, mientras lo tomaban con fuerza del torso, evitando sus movimientos.

- ¡Suéltenme, él se molestará si no regreso! -exclamó, comenzando a llorar. - ¡Déjenme ir, por favor! ¡Me golpeará!

- ¡Escúchame! -lo tomaron del rostro, obligándolo a mirar al frente. -Él ya no te hará daño, ¿Entiendes? -cuestionó, acariciando sus mejillas.

El peli-azul seguía llorando, mirándolo con desconfianza y pánico. Miró el uniforme, alcanzando a leer la pequeña placa con el nombre grabado: S. Reynols.

Lenta y dudosamente fue dejándose llevar. Reynols lo tomó en brazos al percatarse que el peli-azul no podía apoyarse bien en el suelo. Lo introdujo a la ambulancia, donde tuvo que intervenir un par de veces más, pues Stuart comenzaba a gritar y a patalear, sufriendo diversos ataques de paranoia.

...

Reynols observaba a través del gran cristal, como el chico de piel pálida "convivía" con una enfermera, la cual, trataba de ganarse su confianza.

-No avanza rápido. -afirmó Rachel al colocarse al lado del oficial.

Este suspiró, cerrando los ojos y presionando un poco el puente de su nariz.

- ¿Por qué?

-Stuart tiene desnutrición y realmente no confía en nadie. -lo mira. -Su cuerpo...apenas y puede mantenerse sentado por 20 minutos, tiene muchos moretones y fracturas de huesos mal tratadas.

- ¿Ya comenzaron a alimentarlo correctamente? -la miró.

-Devuelve hasta el agua. -susurró. -Los diagnósticos registraron que su estómago está muy dañado, le dejaron caer un gran peso encima repetidas veces.

-Mierda. ¿Cómo es su comportamiento?

-Nada agradable. Cada vez que alguien está con él, entra en pánico. Se oculta y comienza a suplicar que no lo golpeemos. -suspira con resignación. -Si lo tocas sin su permiso, se torna agresivo.

-Será difícil.

-Demasiado...

- ¿Dónde está el otro sujeto?

-En la celda aislada.

- ¿Ahora por qué?

-Golpeó a un oficial. Stuart quiere verlo, hay noches enteras en las que comienza a golpear la puerta como loco, gritando por Murdoc. -mira al menor. -Le hemos inyectado sedantes en los casos más extremos.

-Así no le ayudan en nada.

-Es eso o dejar que vea al otro sujeto.

- ¿Y qué dice él?

-No está nada contento con Stuart, si a eso te refieres.

-No, por supuesto que no lo está.

Se quedaron en silencio, mirando como el menor retrocedía frenéticamente, tratando de escapar de la enfermera que lo atendía.

-Voy a intentar hablar con él. -dijo Reynols, para luego acercarse a la puerta y abrirla. Una seña fue suficiente para que la enfermera se retirara y este cerrara la puerta. -Hey hola, soy Reynols. -señaló la placa en su uniforme. - ¿Me recuerdas? Yo te saqué de aquella casa.

- ¿Murdoc...?

-No, Murdoc no está aquí.

El menor bajó la mirada, comenzando a llorar.

-Él ya no te hará daño.

-Lo quiero... -susurró.

-Tienes que contarme que sucedió, ¿Está bien?

El contrario no respondió.

-Escucha, si cooperas, enviaremos a Murdoc a la cárcel y...

- ¡No!

- ¿Eh?

- ¡No!

- ¿No, qué?

- ¡Murdoc no irá a la cárcel!

-... -suspiró. -Escucha, lo que hizo estuvo mal, tenemos que llevarlo para que pague lo que te hizo.

- ¡No!

- ¡Sí!

- ¡No!

Reynols se frotó el rostro.

-Stuart, tu llamaste a la policía.

-Para que les dijeran a mis padres que estaba bien...

- ¡Pediste ayuda!

- ¡No!

- ¡Ah! -suspiró de nuevo, tranquilizándose. -No importa, ¿Sabes? Tengo suficientes pruebas para enviar a Murdoc a la cárcel. -Stuart se sobresaltó al escucharlo. -Pero no me servirá de nada si tú decides no delatarlo, ¡Tienes que decir lo que te hizo!

El peli-azul entró enpánico y sin pensarlo dos veces, tomó el paralizante del oficial,electrocutándolo.

$ting. 『2Doc/TERMINADA』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora