Stuart se encontraba sentado en el suelo, suspirando. Apoyó sus manos en la fría superficie e hizo su esfuerzo por levantarse, pero fracasó.
Miró con pena la gran ventana que se encontraba frente a él, sabía que lo observaban y quería demostrar que no era débil. Nuevamente hizo su intento por ponerse de pie, pero el impacto contra el suelo lo hizo gritar y abrazarse a sí mismo con fuerza.
- ¡Por favor, ayúdenme! -exclamó llorando. - ¡Me duele!
Nadie entró.
Un sonido agónico salió de su boca cuando comenzó a arrastrarse hacia la puerta, tomando la perilla y girándola con violencia.
- ¡Murdoc! -gritó. - ¡Murdoc, ayúdame!
Pero nuevamente nadie entró.
Suspiró y miro alrededor, tratando de divisar el reloj. Cuando lo logró, se percató que eran las 2 de la mañana.
-Ah... -susurró, mientras abrazaba sus rodillas con algo de dificultad.
...
El chico de piel pálida abrió lentamente la boca, para luego, sentir como Rachel introducía una pequeña cucharada de sopa. La pasó con cuidado, mientras miraba de reojo al oficial Reynols, que se encontraba observándolo con los brazos cruzados.
- ¿Quieres jugo, Stuart? -cuestionó la rubia.
-Yo...me preguntaba... -se detuvo, pasando saliva.
-No puedes ver a Murdoc. -se adelantó a comentar el oficial.
-No...no. -negó repetidas veces. -Mis...mis padres. -miró a Rachel. -Mis amigos, ¿Los volveré a ver?
-Estamos trabajando en eso. -afirmó Reynols. -Tal vez mañana sea posible una pequeña visita.
El peli-azul asintió un par de veces, mientras seguía comiendo por su cuenta. Se apoyó en la mesa, golpeándola una vez, dando arcadas.
Stevens rápidamente se levantó, ayudándolo a ir al baño, donde Stuart comenzó a vomitar.
...
Habían pasado alrededor de dos semanas y Stuart se encontraba realmente entusiasmado. Se encontraba sentado frente a la mesa metálica, con Reynols mirándolo apoyado en la puerta.
La mejilla del oficial presentaba un moretón y su labio estaba roto, ocasionados por haber detenido a Stuart cuando intentaba ir con Murdoc.
-Maldito... -susurró Reynols al recordar aquel momento.
- ¿Dijiste algo? -lo miró de reojo, obteniendo una respuesta negativa. -Oh, está bien. -sonrió. - ¡Solo faltan 10 minutos! ¿Puedes creerlo? Veré a mi familia.
"Si yo fuera tu familia, no sabría si sentir felicidad de que lograste escapar, o pena por tu situación mental", pensó Steve.
Transcurridos siete minutos, tocaron la puerta y Reynols la abrió, cometiendo un error.
- ¡Despreciable hijo de puta! -gritó un albino, acercándose al peli-azul.
El joven Pot se levantó con rapidez, para luego, retroceder de la misma manera, claramente asustado.
- ¡Mi hijo está a punto de ir a prisión por culpa de un imbécil! -afirmó Sebastián. - ¡Admítelo, maldito! -lo tomó del cuello de su bata. - ¡Admite que disfrutaste todo lo que Murdoc te hizo, puta asquerosa!
- ¡Si mi hermano va a prisión, créeme que me aseguraré de sacarlo de ahí! -amenazó. -Y volveremos a hacerte la vida imposible, Stuart. Lo recuerdas, ¿Verdad? ¿¡Recuerdas la vez en la que Murdoc y yo logramos someterte a nuestro gusto!? -el oficial Tanner entró con rapidez, sacando a ambos Niccals de ahí con ayuda de Reynols. - ¡Lo haremos de nuevo, maldita perra!
La puerta se cerró y la mente de Stuart comenzó a recordar cada segundo junto a los Niccals. Lentamente comenzó a llorar y se estremeció al escuchar el rechinar de la puerta de nuevo.
- ¡No más, por favor! -suplicó, para luego, ponerse de rodillas en el suelo. - ¡Por favor, ya no más!
No obtuvo respuesta, solo sintió como unos brazos lo rodeaban con fuerza. Distinguió el perfume que su madre solía usar y lloró con más libertad, abrazando a sus padres con más fuerza.
-Estamos aquí, Stu... -escuchó decir a David.
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$ting. 『2Doc/TERMINADA』
Fanfiction『Si tu fueras humano... si tú fueras lo que asumí que eras, no habrías hecho esto』 Inspirada en la canción $ting - The Neighbourhood.