Capítulo 8

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— ¿Estás seguro que podemos hacer esto?

— Por milésima vez, estoy 100% seguro — se inclinó hacia el oído de D.O. — Ahora termina de hacerlo — dijo casi gritando en lugar de susurrar.

El chico suspiró y con un gran puchero presionó unas teclas más en el computador, desactivando las cámaras de seguridad. BaekHyun le dio un sonoro beso en la nuca, forzó la entrada trasera y ambos se adentraron a la mansión de los Byun.

— No entiendo porque me pides hacer esto, es tu casa. Pudiste utilizar tus llaves.

— Si se enteran que vine, estoy muerto. Además, hacerlo de esta manera es mucho más divertido — guiñó y se colocó una mascarilla negra. — Ahora, vas a ir a mi habitación a sacar algunas cosas mientras yo visito el despacho del señor Byun.

— Para que sepas, si nos atrapan, diré que me obligaste — refunfuñando desapareció entre los pasillos y BaekHyun se encaminó con paso firme hacia el despacho de su padre. 

Estuvo tonteando con ChanYeol mucho tiempo, era hora de ponerse a trabajar. Debía encontrar información básica acerca del proyecto, algunos contratos para poder tener una serie de nombres destinados a ser investigados.

— Bingo — agradecía que su padre aún fuera de la vieja escuela, amaba guardar copias y copias de documentos en físico a pesar que trató de convencerlo incontables veces de disminuir su uso de papel, se acomodó en el gran sillón y comenzó a revisar cada documento.

— ¡Cariño! ¿Estás en casa?

— Mierda — masculló, con rapidez tomó fotos a las copias y las volvió a colocar en su lugar tratando de ser lo más silencioso posible. Cerró la puerta del despacho y sacó a relucir sus dotes de ninja para rescatar a KyungSoo y largarse del lugar.

Al momento de entrar a la habitación no esperó encontrarse con aquella escena. El idiota que D.O. tenía una gran bolsa de tela amarrada a su espalda mientras que ataba las sábanas de la cama con torpeza.

— ¡Me asustaste! — exclamó en voz baja.

— ¿Se puede saber qué rayos estás haciendo?

— Oí la voz de una mujer ¡Dijiste que la casa estaba vacía! — le lanzó una sábana. — Apúrate y átala al extremo de la otra, saldremos por la ventana.

El dueño de la habitación cogió dos de las sábanas ya atadas y con un tirón las deshizo sin problema.

— Si quieres romperte algún hueso, genial. Voy a tomar el camino más fácil y seguro — acentuó la última palabra. — ¿Vienes?

Su madre solía ser muy predecible y a pesar de tener una enorme casa, se limitaba a pasar tiempo en ciertas habitaciones.

Sin embargo el paranoico Soo lo tenía hastiado con sus "Y si nos descubren", "Y si llama a la policia", "Y si tiene una pistola eléctrica", "Y si...." . Logró contenerse para no golpearlo y salieron del lugar sin problema alguno, corrieron hacia sus bicicletas - estratégicamente ocultas detrás de unos arbustos y condujeron hacia el apartamento de Kai.

Disonancia // ChanBaek - KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora