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La distancia no es tan larga de aquí hasta el asiento de Clara, Santiago ¡Tu puedes!

Me sentí algo ridículo, yo después de haber estado a tu lado casi toda mi vida, después de los años envuelto en tu carisma. ¿Ahora sentía nervios de volver a acercarme a ti? ¿Te podré seguir llamando mejor amiga?

Yo después de los años, debatiéndome entre dejar pasar la tarea y hacerlo yo solo, o esperar a que te acerques para hacerla.

Pero es más que obvio que eso jamás pasará. Te da igual si entregas o no la tarea que hace dos días nos ha dejado el profesor de literatura.

Pero lo voy a intentar. Yo puedo.

Acorté la distancia con pasos nerviosos apretando mis puños a los costados. Pude sentir ese aroma floral que desprendías y me sentí por esos efímeros segundos como en casa, mis ojos querían picar por la añoranza

Mis ojos querían desplegar las gotas de dolor que ardían.

Tu cabello parecía más reseco, pero seguía siendo para mí el más precioso. Los auriculares estaban como siempre ubicados en tus orejas.

— C-Clara — Dios, mi garganta dolía, tragué — ¿Cuándo haremos el trabajo? — listo, ya estaba dicho, por fin lo había logrado y se sentía tal como si fuera una meta.

Llegué al final ¿No?. Que ridículo

Que desilusión cuando otra vez no me tomaste en cuenta.

— Clara — volví a decir esta vez firme, sintiendo mi corazón triturado pero con la ira corriendo por el. Latiendo bajo mi piel. — ¡Clara contéstame! ¡Mírame joder!

— ¿¡Qué mierda quieres!?... ¿¡Qué rayos te sucede!?  — exclamaste sobresaltadome pero las aletas de mi nariz estaban sin control al respirar, dolía la forma en como me gritabas y jamás lo olvidaría, pero prefería canalizarlo en ira y por fin decirte tus verdades

— ¿¡Qué qué mierda me sucede!? — tus ojos eran irá pura, te veías tan preciosa enojada pero no tenía que distraerme — ¿¡Qué mierda te sucede a ti!? ¡Por qué has dejado de hablarme! ¡Dime! ¡Dime! ¡Solo me he acercado para hablar sobre el trabajo! ¡Deja ese puto celular! ¡Déjalo! ¡Eras mi amiga me duele! ¡Me duele la mierda que me das a cambio de todos esos años!

Respiro tan rápido que hasta me duele la caja torácica, me duele todo en realidad.

Sus ojos se vuelven fríos, ya no hay ira, ya no hay nada. Solo vacío

— me importa una mierda el trabajo, tú o lo que sea. Déjame en paz ¿Ok? Déjame en paz. — la dureza, frialdad, estabas rompiéndome

¿Era posible que me rompieras más? Pues si, en tus manos siempre estuvo el poder.

Te vi imponente, poderosa, me vi como un pequeño ratoncito asustado en una esquina.

Ni siquiera me habías vuelto a gritar pero esa forma tuya me asustó más que cualquier cosa.

Ya no me sentía airado, más bien sentía un inmenso vacío, tristeza y desilusión.

Oh Clara.

Anhelé pedirte perdón. Pero... perdón ¿Por qué?, solo quería saber si harías el trabajo. ¿Era un crimen? ¿Merecía por eso que me gritarás o actuarás así?

Yo creo que no. Pero duele saber que solo yo me doy cuenta de ello. Jamás me habías gritado pero para este punto ya ni siquiera contaba como novedad, ahora ya todo era posible.

Mi cabeza dolió... ¿Acaso estoy perdiendo a mi mejor amiga?

¿Acaso estoy perdiendo a la chica que siempre quise?

No quiero perderte.. NO.

— ¡Ustedes dos! — habló la voz mandánte de un profesor — ¡a rectoría!

¿En qué momento apareció?

No lo sé. Solo sé que ahora estaba en problemas

Era algo contagioso ¿No?

Clara ¿y si te desconectas? (TERMINADA)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora