El frío en aquel lugar era perturbador, el silencio se confundia entre los murmullos de los demás desafortunados en el lugar, esos que seguramente tenían algún incumplimiento a la ley que deben comprobar.
Un giro más y allí estaba mi bella chica de ojos avellanas. Por favor no me rechaces.
— ¿Clara? — tu mirada estaba totalmente perdida, no me había percatado antes, pero tú pómulo izquierdo estaba levemente partido, recordé las palabras del director y sentí mi sangre hervir.
Sin embargo, traté de respirar profundo intentando encontrar una pizca de calma porque era lo que el rector, el profesor y Norma me habían pedido antes que nada.
Calma y comprensión.
Por suerte habías accedido a verme, aunque a juzgar por tu expresión solo podía preguntarme una sola dolorosa cosa:
¿Este era el adiós?
Y ¡Demonios Clara! El solo pensamiento me dejaba sin piezas para volver armarme. Me destrozaba por completo... Por completo.
Porque yo solo tenía unas inmensas ganas de abrazarte, sentir tu calidez, saber que había solución y que no todo estaba en la mierda. Que no todo estaba perdido. Deseaba poder estar en tus brazos, en mi hogar.
Tu eres mi único lugar, al que siempre quiero volver. Al que siempre volveré.
— Clara — no obtenía tan siquiera tú dulce mirada — por favor te lo suplico háblame — di unos cuantos pasos para estar cerca de ti y en cuanto rocé tus dedos, te apartaste justo como lo habías hecho en el colegio cuando te llevaba la patrulla, un agujero hondo en mi pecho se terminó de cabar.
Entonces lentamente alzaste tu mirada hacia a mí, mi corazón hecho trizas dió un adolorido palpitar, pero se debilitó en cuanto dos pozos vacíos se fijaron en los míos llenos de agonía.
Sin vida, profundos, sin ningún tipo de brillo cegador.
— No debiste venir — oh la dureza en tu voz. ¡Dios no por favor! ¡No! Duele...no puedo... Pero quiero estar aquí. Tus ojos seguían sin mostrarme nada, de verdad esas palabras provenían de ti — ¿Vas a decirme que debí escucharte? Ya es tarde y no tengo más oportunidad. Ya no queda por hacer nada.
No sabes cuánto dolían esas malditas palabras.
— No, Clara, yo...
— ¡Si! ¡Lo sé! ¡Oh Dios lo sé! ¡Debí escucharte! ¡No debí alejarme! ¡Soy un monstruo! ¡Todo es mi maldita culpa! ¡Todo! — lágrimas traicioneras bajaban como si de una cascada se tratase, mojando cada parte de tus mejillas, seguías vacía pero al menos ahora la rabia era participe de tu expresión. Tu mano se pasó tosca por tu rostro para apartar las gotas.
Tomaste una fuerte respiración. Yo estaba desecho. Estaba perdido.
— N-no e-eres...tu no — una risa seca brotó desde lo más profundo de tu cargante, haciendo que me estremezca. Tuve mucho más miedo del que alguna vez pude sentir, te estaba perdiendo para siempre. ¿Lo era?.
— No se puede ayudar a quien no quiere ni se deja ser ayudado. — tus ojos seguían fijos en mi.
>> lo siento, perdóname pero...no te quiero volver a ver, no quiero verte más ni aquí ni en mucho tiempo Santiago, no quiero que vengas, no quiero que preguntes por mi, debes olvidarte de que alguna vez fuimos amigos o nos conocimos... Olvídate de mí. Olvida que existí en tu vida.
NO...no. Esto era lo que faltaba para terminar de colapsarme, no podía soportar más. Me estaba hundiendo, estaba destrozandome de la forma más cruel, y sin embargo, la entendía, la quería. La seguía viendo como mi mundo y sus palabras dolían más por el hecho de que jamás la volvería a ver, porque no quería verme.
Por favor mi ángel...No.
Las grietas en mi pecho y en ese agujero profundo se estaban haciendo presentes.
-NO NO ¡CLARA, JAMÁS TE DEJARÉ SOLA! ¡NO ME PIDAS ESA MIERDA! ¡NO LO HARÉ! ¡POR FAVOR! ¡TE LO SUPLICO — mis rodillas impactan por segunda vez en un día, en el suelo. Quiero tocarla pero vuelve y se aparta girandose para darme la espalda.
— Es lo mejor para todos, para ti, para mí...por favor vete, por favor déjame. No puedo ¡No puedo! ¡Guardia! ¡Guardia saquelo de aquí! — sollozaba igual que un niño y tu de igual forma aunque estabas tan lejos ahora de mi.
Ya está. Te había perdido, de algún modo lo sabía pero escucharte, confirmarlo resulta incluso peor de lo que imaginé.
Los pasos del que seguramente sería el guardia, ya se estaban empezando a escuchar, me levanté hasta a ti para abrazarte por la espalda y tiraste de tus brazos hacia atrás salvaje.
Oh Dios dame la fuerza.
— NO ENTIENDES QUE SI TE QUEDAS SOLO ME TRAERÁS EL PASADO ¡LO QUE HICE! ¡LO QUE ME HICIERON! ¡ERES PARTE DE ESE MALDITO PASADO! ¡QUEDATE ALLÍ! ¡NO TE QUIERO NO ME TOQUES! ¡VETE! ¡VETEEEE! — De pronto los brazos de alguien me sostenían sacándome de la celda donde la persona que prometió estar conmigo, ahora me dejaba.
Me dejabas.
Dolía...
Patee fuerte hacia todos lados, daba puñetazos al aire desesperado por volver a ti y obligarte si es preciso a que me abrazaras aunque sea por última vez.
A que me mirarás. A ver mi hogar por última vez.
— ¡Suelteme! ¡Déjeme volver! — sollozaba con mi garganta ardiendo, sentía mareos y casi nada de fuerza, pero no quería rendirme. — por favor...por favor se lo suplico. Yo la amo, amo a esa chica que está allí ¡Es mi mejor amiga joder!
¿Lo eras?
Recordé tus ojos, tu mirada fría, tu distancia y aquellas palabras tan cargadas de sinceridad.
Habían salido desde lo más profundo de tu corazón. Ya no quedaba nada, de mi Clara.
De la que era mi Clara.
Y entendí. Tenía que dejarte ir.
No me quedaba nada, estaba solo y vacío, jamás volvería a ser el mismo.
Estaba roto y probablemente me dolería por siempre. Pero te dejaría ir.
Te dejaré ir.
Porque te amo Clara. Te amo como nunca amaré a nadie.
Como el sol adora a la luna todos los días en su condena de jamás juntarse.
Te amo con todas las fuerzas que puede tener mi ser. Sigues siendo mi mundo a pesar del tiempo y con esto cello nuestra historia. Aquí en el que era nuestro lugar favorito, el muelle.
La que fue nuestra historia. La que sería nuestra historia y la que al final...Jamás será.
Escrito por:
Santiago Batter.
Para ti donde quiera que estés. Te amaré hasta las estrellas del infinito.
Por siempre tu mejor amigo.
FIN.
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Clara ¿y si te desconectas? (TERMINADA)✔
ContoClara y Santiago han sido mejores amigos desde que tienen memoria. Inseparables, confidentes y llenos de un cariño que no solo se trata de una amistad de hermanos. Los dos tienen sentimientos fuertes por el otro y sin embargo, ninguno tan valiente p...