"Necesito tener sexo con Jon Bon Jovi"

570 16 3
                                    


Con una media sonrisa surcando sus labios, arqueó sutilmente las cejas y asintió en mi dirección, permitiendo que supiese que sus atenciones iban dirigidas hacia mí. Aun así comprobé, mirando por encima de mi hombro, que no había nadie detrás de mí.

Volví a mirarla, ella estaba prácticamente en el centro de la pista de baile rodeada de hombres que trataban de llamar su atención. Pero no les hacía caso, puesto que sus ojos incitantes y provocadores estaban clavados en los míos. Aquella mirada me estaba invitando a unirme a ella pero no me moví, no todavía.

No estaba acostumbrado a que me sedujesen, puesto que ese era mi juego. Yo era quién avistaba a mi presa, me preparaba y procedía a atacar sin piedad alguna. 

He tenido muchas citas, he conocido a decenas de mujeres y a la gran mayoría las he seducido y sé cómo piensan. Uno debe moverse despacio, dar los pasos con cautela, puesto que si te ven demasiado ansioso incluso parecen perder interés. Y la mujer que me miraba desde la pista de baile como si quisiese que me acercase hasta ella para que pudiese arrancarme la camisa de un tirón parecía ser de esas.

Debía calcular mis movimientos si quería salir victorioso. Deseaba que esos ojos me mirasen mientras la embestía como ella me lo pidiese, lento y suave o fuerte y rápido, no me importaba. Sólo sabía que tenía que ser mía y para eso debía jugar bien mis cartas.

Mis ojos se clavaron en los suyos y vi cómo los entrecerraba momentáneamente, sin dejar de bailar provocativamente... me tomé aquel momento como una invitación indecente. De verdad sabe lo que quiere, pensé. Enarqué una ceja hacia ella y observé cómo su sonrisa se ensanchaba más, obligándome a deslizar mis ojos hacia sus labios pintados color rojo pasión. Algo que erizó mi piel produciéndome escalofríos, me volvían loco los labios rojos. Solté un gruñido al imaginarme sacar el color de ellos con un beso hambriento y apreté el vaso dentro de mi mano, permaneciendo inmóvil en mi posición, observándola cada vez con más detenimiento mientras ella me miraba con tal intensidad que llegaba a robarme el aliento.

Casi podía sentir como sus manos se deslizaban a lo largo de mi cuerpo y me sorprendí notando que una erección comenzaba a formarse en mis pantalones. Agité la cabeza y quite todos los pensamientos que aquella chica me estaba provocando solo con una mirada. 

-Concentrate, Jon, todavia no- me dije auto-convenciéndome de que después habría tiempo para excitaciones... cuando la tuviese a mi alcance, bajo mi cuerpo, en mi cama, piel contra piel, suplicando que la hiciese mía antes de que la consumiese el deseo. -Mierda, eso no ayuda mucho - me volví a reprochar, maldiciendo mentalmente mis ansias de arrastrarla lejos de todas las aves de rapiña que la rodeaban con unos fines muy similares a los míos... Pero allí había una diferencia, y era que ella me había elegido a mí.

Le sonreí y me apresuré a proseguir con mi muy detallado recorrido por su cuerpo. Abandoné los labios rojos y lentamente fui bajando mi mirada a lo largo de su mentón. Humedecí mis labios ante sus hombros desnudos, los cuáles mostraban que tenía una piel que, además de tener un bronceado perfecto, asemejaba ser suave, sedosa, tersa, y, seguramente, deliciosa. Continué con el determinado y milimétrico estudio al que la estaba sometiendo. Sus sonrisas eran de una confianza en ella misma que electrizaba y que provocaba que la temperatura de tu cuerpo comenzara a subir lentamente. No era mujer fácil, eso se apreciaba a kilómetros de distancia, por el contrario, para ser una mujer que sabía muy bien lo que quería y con quién. 

Tragué saliva y abandoné la visión de unos senos que parecían ser perfectos, anotando en mi mente que no llevaba sujetador bajo aquella tela, algo que consiguió que de nuevo sintiese la sangre concentrándose en mi entrepierna. Me aclare la garganta. Acaricié con mis perspicaces ojos las delicadas curvas de su cintura y su cadera, perdiéndome en ellas, atragantándome con mi propio aliento una vez pude ver que el vestido era condenadamente apretado.

Living in sin/ One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora