Capitulo 7: La chica y el mago

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Narro yo

El Inspector no podía creer, ¿Como Kid se había enterado de algo que solo sabia Lord Ferid, Kaito, su hija y el? Se quedo sin palabras, se levanto lentamente de la mesa y se encogió de hombros.

- Con que deseas jugar Kid - decia el Inspector en voz baja - Dejame decirte, ¡Esta vez te detendré! - grita el Inspector con todas sus fuerzas, lleno de ánimos por atrapar a Kid y con una gran sonrisa en su rostro

- Nunca cambiaras - dice Aoko apenada hacia su padre, el cual no se molesto en comer, se dirigió inmediatente a la sala para instalar trampas para Kid

Kaito seguía sonriendo, la opción de robar otra joya y jugar un poco con las mentes de los policías le causaba alegría.

Cuando Aoko y Kaito salieron del edificio, Kaito pensó en irse a casa de inmediato, pero Aoko pensaba en otra cosa

- Kaito, ¿A donde vas?, no me digas que ya quieres irte a casa, entonces habremos hecho el viaje en vano, vamos paseemoa por la ciudad - le dice Aoko a Kaito entusiasmada

- ¿Pero que dices?, ¿Porque tengo que acompañarte yo? - le replica Kaito

- Porque sin ti no sabré como regresar - contesta Aoko haciendo un mino berrinche - Vamos, ¿Si? - pregunta ella con ojos llorosos

Por alguna extraña razón esto llamo la atención de Kaito, el cual se le quedo viendo unos largos segundos antes de contestarle un poco apenado que si. Aoko instantáneamente puso cara feliz y lo jalo hacia el centro comercial. Aoko no sabia llegar a la ciudad, pero una vez en ella, la conocia como la palma de su mano.

Pasaron por varias tiendas de ropa, a Kaito no le llamaban mucho la atención, pero Aoko conseguía que el se probara ropa y que le ayudara a decidir cual conprarse. Sin darse cuenta, Kaito salio de las tiendas cargado tres bolsas de ropa de Aoko y otras dos con ropa para el.

- ¿Como me deje caer a este punto? - se dice Kaito a si mismo - Soy débil - se dice a el, sentándose en una banca

- ¡Kaito! - le grita Aoko a lo lejos. Ella estaba corriendo hacia el con otras dos bolsas de ropa suya y dos conos de helado en las manos. - Mira lo que tengo - le dice Aoko

Kaito se levanta de la banca mirando a Aoko como nunca la había visto, como una compañera, lo cual era algo nuevo para el.

Cuando Aoko casi llegaba con Kaito, su pie choco con una piedra que estaba en medio de los dos. El choque la mando impulsada a los brazos de Kaito, Kaito la atrapo sin problemas, pero uno de los conos de helado había caído al piso. Los dos lo miraron sorprendidos, luego de unos momentos Kaito hablo:

- Debes tener mas cuidado - le dice Kaito un poco serio

- Ah... lo siento - dice Aoko apenada alejándose rápidamente

- Creo que me quede sin helado - dice Kaito volteando a ver el cono en el piso

- Ese era el mío... - dice Aoko triste - Era de Fresa, tu sabor favorito es el de Vainilla, así que... - comenta Aoko sosteniendo el helado entre sus dos manos

- ¿Co.. Como supiste que me gusta el de Vainilla? - pregunta Kaito acercándose serio a Aoko

- Bueno... eh... tu madre me lo dijo - explica Aoko - Desde hace varios mese estoy tratando de complacerte. Le he preguntado tus comidas favoritas, postres... - continua Aoko

Kaito la mira sorprendido, no se imaginaba que Aoko se portaria tan amable y preocupada por el, nadie mas que su madre lo había hecho.

Kaito se acerca a Aoko con una gran sonrisa, la garra de los hombros y la acerca a el y le da un fuerte abrazo. Aoko se sonroja inmediatamente, y responde abrazándolo también.

- No tienes porque hacer esto - le dice Kaito en voz baja

- Pero quiero hacerlo, tal vez no lo entiendas bien pero... quiero hacerlo - Kaito la deja de abrazar y saca su pañuelo de su saco.

Kaito estira su paño en su mano, después lo agarra de en medio con dos dedos, lo tuerce, lo vuelve aeter entre sus manos y saca un pequeño ramo de margaritas y tulipanes blancos; los favoritos de Aoko.

- Ten, una dama que hace cosas así por mi se lo merece - le dice Kaito a Aoko extendiendo el ramo hacia ella.

Aoko no toma temerosa, pues Kaito no hacia gestos así con ella ni con nadie desde muy niños.

Pasearon otro rato mas antes de que Aoko quiso regresar a casa, como dijo ella, Kaito la llevo de regreso a casa.

En el tren de regreso los dos pudieron sentarse, después de unas estaciones Aoko callo rendida en el hombro de Kaito. A el no le molesto pues aunque no quisiera había pasado un buen dia con ella, y no se sentía mal ni raro por todo lo qur había hecho, se sentía bien con el mismo.

Cuando finalmente llegaron a la estación final, Aoko seguía dormida, y como a Kaito le pareció muy bonita dormida, la cargo hasta su casa que no estaba muy lejos. Después de unas largas tres cuadras, llego a casa de Aoko, la subió a su cuarto, la arropo, le dejo sus compras al lado y se acerco a la puerta.

Antes de salir del cuarto de Aoko, la vio dormida, esto le recordo la historia de su madre, que al final de su ultimo robo, su padre la cargo hasta su habitación dormida, la arropo, le dio un beso en la frente y se fue. Kaito lo pensó y después de unos cuantos segundos se acerco a Aoko y le dio un beso en la frente.

- Descansa princesa - susurro Kaito mientras salia lentamente del cuarto y a su vez de la casa

Cuando Kaito llego a su cuarto se acostó en su cama y recordo todo lo que había pasado ese dia:

- Calleron juntos en el tren
- Compartieron Almuerzos
- Fueron de compras
- Compartieron el helado

Todo lo de ese dia fue suficiente para que Kaito se diera cuenta del tipo de amiga que tenia, la cual no era tal solo eso.

El Mago del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora