CAPÍTULO 7: NO SOY BUEN PADRE

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CAPÍTULO 7: NO SOY BUEN PADRE

Blaine se encontraba con su niña en brazos. El bebé no paraba de llorar y él estaba desesperado. Le había dado el biberón, le había cambiado el pañal y la niña seguía igual. Se sentía el peor padre del mundo y no sabía que podía hacer. Fue con ella al médico y éste le dijo que estaba enferma. Le dio la medicación y le indicó como cuidarla durante esos días.

Cuando el ojimiel llegó al apartamento con la pequeña, siguió los consejos del médico y la niña pronto se quedó dormida. Aun así, él no estaba tranquilo y decidió vigilarla de cerca. Por eso se acomodó en la habitación de Liz para verla dormir. El estrés de la situación y el cansancio hizo que él también se quedara dormido.

Se despertó sobresaltado por el llanto del bebé. Se acercó a ella y vio que tenía fiebre, lo que le preocupó. Hizo lo que le indicó el médico pero la temperatura de la pequeña no bajaba. Cogió su teléfono móvil y llamó al único número que se le ocurrió.

– Jess, no puedo solo... ¿Puedes venir?

Veinte minutos después llegaba la rubia junto a un dormido John en sus brazos. Blaine lo cogió para que ella fuera a ayudar a la niña.

– Es su hora de la siesta. Llévalo a una cama y déjalo allí. Él ya duerme solo sin problemas.

El moreno obedeció y luego se fue a la habitación donde estaba su hija y vio como la ojiverde volvía a darle un baño a Liz.

– Eso lo he intentado yo y... – Anderson comenzó a decir.

– Tranquilo. Estas cosas pasan.

Tres horas después, la niña estaba mejor, durmiendo, y los dos adultos estaban en el salón charlando mientras John jugaba con unos coches. Escucharon que la puerta se habría, lo que indicaba que Cooper y Kurt entraban por la puerta. Jessica había avisado a su marido para que fuera a buscar a su cuñado y así los dos irían juntos allí.

– ¡Papá! – El pequeño se fue corriendo hacia su progenitor y éste lo levantó por los aires.

– ¿Qué tal campeón? ¿Has cuidado de mamá? – El mayor de los Anderson quiso saber.

– Cuidamos a la “pima” Liz. Está “malita”. – Dijo el menor mientras alargaba los brazos hacia el castaño para darle un beso y un abrazo a su tío.

– ¿Cómo está? – Preguntó Hummel mirando a su esposo.

– Ya no tiene fiebre. Está durmiendo. – Informó el ojimiel.

– ¿Tú cómo estás?

SI Hay Motivos Para Seguir (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora