CAPÍTULO 25: ADIOS

562 43 0
                                    

CAPÍTULO 25: ADIOS

El señor Perez entró en casa de la familia Anderson-Hummel acompañado por otras dos personas. Estaba muy serio y miró con pesar al matrimonio. Les mostró un papel que rápidamente el moreno leyó en voz alta.

Los servicios sociales establecen que, por seguridad de Elizabeth y William Anderson-Hummel, ambos pasarán a estar custodiados por el Estado hasta que un juez establezca si sus padres están capacitados para cuidarlos. Los menores serán entregados al asistente social en el momento de la recepción de la carta.”

– ¿Qué? ¿No nos dejan siquiera que les preparemos la maleta y nos despidamos? ¿Por qué nos los quitan? – El castaño intentaba controlar sus emociones porque sabía que si no lo hacía, se pondría a llorar y no quería que sus hijos lo vieran así.

– Consideramos que, a pesar de que sois unos buenos padres, el intento de suicidio que ambos protagonizasteis puede suponer un riesgo para los niños ahora que la cosa se pone difícil. No sabemos como vais a reaccionar ante la adversidad. Os doy media hora para que preparéis todo. – El latino dijo tranquilamente mirándolos con pesar.

– ¡Lo dice como si jamás hubiéramos enfrentado adversidades! Casi matan a mi esposo... ¡Dos veces! Y yo he estado luchando por seguir adelante sin siquiera pensar en suicidio. – El ojiazul estaba realmente enfadado y dolido.

– Vale Kurt. – Pidió el moreno.

– ¿Te estás rindiendo? – Preguntó sorprendido el más alto.

– No, pero sé que no ganamos nada con esa actitud y lo último que quiero es que nuestros hijos se vayan de aquí viendo a sus padres enfadados o alterados. Quiero que piensen que se van a un buen lugar y que se lo van a pasar bien. No quiero que piensen que nos deshacemos de ellos o que no nos gusta que vayan allí. Me preocupan ellos por encima de todo, vamos a preparar sus cosas y a despedirnos de ellos. Después podemos gritar y desahogarnos y en el juicio será donde demostremos que es un error quitárnoslos y que somos buenos padres. – La firmeza y seguridad con la que habló el ojimiel sorprendió a todos. El matrimonio se dirigió a las habitaciones y preparó un par de maletas con las cosas imprescindibles para sus hijos.

***

– Tenéis que portaros bien, hacer todo lo que os digan. Nada de discutir, os tenéis que cuidar mutuamente. – Les advirtió Blaine a sus hijos.

– Eso es, tenéis que estar unidos. Pase lo que pase, no olvidéis que os queremos. – Kurt no era tan fuerte como su marido.

– Papi, ¿Cuándo volveremos? – Preguntó Liz.

– Ya verás como cuando llegues allí no te vas a acordar de nosotros. – El moreno comentó con una sonrisa amarga.

Los niños abrazaron a sus padres y salieron con los dos desconocidos.

– No le ha dicho que volverán a verse. – Exclamó el asistente social.

– No voy a mentir a mi hija y hasta que el juez nos devuelva su custodia, no puedo decir que la volveré a ver. – El ojimiel respondió aunque esta vez sí se notaba su enojo y tristeza. – Ahora, ya no tiene nada que hacer aquí, así que le pediré que abandone mi casa.

– No soy el enemigo, intento proteger a sus hijos. – El señor Perez comentó.

– Yo tampoco soy descortés, sólo intento proteger a mi familia. – Anderson concluyó.

Cuando el hombre salió del apartamento, Kurt y Blaine se abrazaron y se permitieron llorar durante un rato. Ese sería su momento de debilidad antes de volver a la lucha para recuperar a sus hijos.

SI Hay Motivos Para Seguir (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora