CAPÍTULO 10: BAINE

693 35 0
                                    

CAPÍTULO 10: BAINE

Los meses pasaban y Liz ya tenía dos años. Ella estaba jugando con John que a sus cinco años cuidaba de su prima con mucho cariño mientras Blaine y Jessica charlaban. La rubia no había tenido suerte y no había conseguido trabajo, por lo que se ocupaba de su hijo. El moreno había recibido la confirmación de que el grupo no volvería pero acababa de terminar de escribir su primera obra de teatro. Eso junto a sus composiciones eran su trabajo.

– Tío Baine. Quiero agua. – El niño se acercó al mayor para que le diera un vaso. Aunque hablaba mejor, seguía diciéndole Baine y era algo que parecía que no cambiaría, al menos a corto plazo. El adulto le dio para que bebiera. Liz se acercó a ellos.

– Baine, yo “tamben”.

El moreno se quedó mirando a su hija. Lo había llamado por su nombre. Eso le dolía porque quería que lo llamara Papi o Papá. Aun así, le dio un vaso con un poco de agua y la ayudó a beber.

Los niños volvieron a jugar ajenos de la tristeza que habían dejado en Anderson. Jessica intentó consolarlo. Era normal, Liz pasaba demasiado tiempo con su primo y acababa imitándolo en todo. Incluso en su forma de llamarlo. Aun así, la tristeza atormentaba a Blaine.

La rubia se tuvo que marchar, dejando a padre e hija solos. La niña se quedó durmiendo y el mayor la llevó a la cama. Una vez se aseguró de que todo estaba bien, se fue al salón. Estaba triste y se agobiaba en casa. Decidió sentarse en la escalera de emergencia que había en la fachada del edificio y a la que accedía desde la ventana de la sala. Se sentó allí mirando al horizonte. Estaba tan concentrado que no escuchó la puerta, indicando que Kurt llegaba a casa antes de tiempo.

El castaño había salido antes del trabajo porque Jessica le había llamado para contarle lo sucedido. Así que cuando vio a su marido en las escaleras de emergencia se asustó. Su mente recordó que ocho años atrás había intentado suicidarse y temía que lo volviera a hacer.

– Blaine. Dame la mano. – Susurró el ojiazul mientras estiraba el brazo para alcanzar a su esposo. El moreno se volvió hacia él y se quedó confuso. – Por favor. – El mayor suplicó luchando por contener las lágrimas.

El ojimiel no entendía lo que pasaba pero aceptó la mano y volvió a entrar a la casa. Cuando estuvo dentro, se vio rodeado por los brazos de Hummel. Al principio se dejó llevar por la demostración de afecto hasta que se dio cuenta de que el abrazo era desesperado.

– Kurt... ¿Qué pasa? – El más bajo se separó un poco y sujetó la cabeza de su marido para que se pudieran mirar a los ojos.

– Entiendo que te afecte lo de Liz, de verdad. Pero eso no es motivo suficiente para tirar todo por la borda. Tienes que seguir luchando. Por ella, por mi. – El castaño no hizo más esfuerzo para retener las lágrimas y comenzó a llorar. Los fuertes brazos del moreno lo consolaron.

– No sé a que te refieres. – Confesó el ojimiel.

– No te tires por la ventana. Necesito que estés a mi lado. – Dijo el mayor entre sollozos.

– ¿Qué? ¿A qué...? – En ese momento, el más bajo se dio cuenta de lo que pasaba. – Amor, jamás os dejaría a Liz y a ti. Necesitaba pensar y sentir un poco el aire. Nada más.

Blaine besó dulcemente los labios de su esposo, que se aferró a él con fuerza. El ojiazul sujetaba la camiseta de su marido con sus manos en puños. No quería dejarlo ir.

La pareja estuvo bastante rato acariciándose y demostrándose su amor en el salón sin llegar a nada sexual hasta que Liz los interrumpió.

– Papá. – Gritó la niña corriendo a los brazos de su padre, que la cogió en brazos y le dio un beso. Como siempre, el castaño estuvo con la pequeña mientras el moreno preparaba la cena.

Más tarde, la menor estaba durmiendo y sus padres se sentaban en el sofá, todo lo juntos que sus cuerpos les permitían. El ojiazul descansaba entre los brazos de su marido que lo seguía consolando. Blaine se sentía culpable por haber preocupado a su marido pero necesitaba hablar con él y no quería que pasara un sólo día más sin hacerlo.

– Kurt... ¿Has pensado en tener otro hijo? – El ojimiel sabía que había sido directo.

– Claro. Me encantaría tener otro, pero después de lo difícil que lo tuvimos con Liz... No sé si lo conseguiríamos y no quiero perder tiempo en algo que no va a suceder. – Comentó el más alto.

– Hay otras maneras de ser padre. No te negaré que me gustaría adoptar y ayudar a otro niño pero sé que la situación no ha cambiado. Llamé para informarme a algunas de las agencias y sé que no nos darán un bebé. Por otro lado, las adopciones en el extranjero son caras, lentas y muy difíciles. No te negaré que después de eso me puse a pensar en un pequeño castaño de piel clara y ojos azules correteando tras Liz y llamé a una agencia para que me dieran la información para buscar una madre sustituta.

– De eso nada. Yo quiero un pequeño con rizos morenos y ojos de un color imposible de definir. – Susurró el mayor tumbándose sobre su marido y besándole el cuello. El moreno disfrutó de sus cuidados hasta que se separó y lo miró a los ojos.

– Sabía que dirías eso. Hay una tercera opción y es que sea el azar el que elija cuál de los dos es el padre biológico. Podría ser que nunca supiéramos de cual de los dos es. – Propuso el menor.

– Me encanta esa opción. Ahora... ¿Lo celebramos en el dormitorio? Tal vez si nos esforzamos un poco es posible que no tengamos que recurrir a una madre sustituta. – Dijo Hummel seductoramente.

– Me encantaría intentarlo.

La pareja se fue a la cama y allí dieron rienda suelta a su pasión. Estaban convencidos de dar otro paso en su relación y pronto volverían a ser padres. Aunque tal vez las cosas no serían tan fáciles como pensaban. Tal vez algo pondría a prueba la fortaleza de ambos y alguien se aprovecharía para intentar separarlos. Porque para ellos la felicidad no existe si no luchan por ella. Pero si se aman sinceramente, podrán superar todas las adversidades. La pregunta es... ¿Su amor es lo suficientemente fuerte para enfrentarse a todo o los fantasmas de su pasado les complicarán las cosas?

SI Hay Motivos Para Seguir (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora