CAPÍTULO 8: SU PRIMER “PAPÁ”
La pequeña Liz estaba a punto de cumplir su primer año y eso hacía que sus padres estuvieran muy felices. Sus rasgos ya estaban más definidos. Tenía una melena corta, morena y algo ondulada, sus ojos eran azules. La niña gateaba a toda velocidad por la casa, más si estaba su primo John con ella. Por influencia del pequeño, le gustaba jugar con coches y muñecos de acción de su primo, además de sus muñecas y su colección de My Little Pony. Ni Kurt ni Blaine se preocupaban o le daban importancia a los gustos de su hija. Primero porque todavía era muy pequeña y realmente le daba igual el juguete que le dejaran. Y segundo porque, aunque en el futuro siguieran gustándole esos juegos, no iban a imponerle la diferenciación de “juguetes de niño” y “juguetes de niña”. Querían fomentar la defensa de sus gustos y el que se muestre tal cual es desde pequeña.
Por las tardes, el moreno llevaba al parque a su hija. Si era fin de semana, el ojiazul los acompañaba. Allí se reunían con dos madres que tenían niños de la edad de Elizabeth y los tres pequeños jugaban bajo la atenta mirada de los adultos.
Una tarde, Anderson estaba tumbado boca arriba en el sillón y tenía a su pequeña sobre su tripa. El adulto hacía cosquillas al bebé mientras ella reía y disfrutaba de la compañía de su padre. El sonido de la puerta les alertó de la llegada de Hummel.
– Liz, mira. Ha venido el papá. ¿Lo llamamos para que venga a darnos un beso? Papá... Papá... – El ojimiel usó un tono claro y melódico para que su hija intentara imitarlo.
– Pa... pa... – La niña dijo con dificultad cuando a Kurt le quedaban apenas tres pasos para llegar hasta ellos. La palabra hizo que el castaño se detuviera y la niña alzó los brazos porque quería estar con él.
– Blaine... ¿Has escuchado lo mismo que yo? – Preguntó el ojiazul.
– Sí, ha dicho papá. – Confirmó el moreno.
Ajena a la conversación de sus padres, la niña estiraba sus brazos para solicitar la atención del mayor. Kurt reaccionó y cogió a su niña en brazos, apretándola emocionado mientras una lágrima caía por su mejilla. El menor se levantó y abrazó a su esposo y su hija.
Blaine no pudo evitarlo y mandó un mensaje a Jessica, Cooper y Rachel para que supieran el feliz acontecimiento. Ese era un momento que se comparte con la familia y ellos eran todo lo que tenían. Los tres se alegraron y desearon poder comprobarlo pronto.
Kurt y la pequeña Liz jugaron con los coches hasta que la pequeña no pudo estar más tiempo despierta. Para el adulto era irónico ya que a él no le gustaba jugar con coches cuando era niño, prefería los juegos de acción y montar bodas con sus muñecos de acción. Pero era su hija y por ella hacía lo que fuera, exactamente igual que Burt había hecho con él.
Los dos adultos la llevaron a dormir y comenzaron a contarle el cuento de “La Cenicienta”. El castaño era el narrador y el moreno interpretaba los diálogos poniendo diferentes voces para cada personaje. La niña reía y disfrutaba de ese momento hasta que se quedó dormida.
Dejaron a la menor en su cama y salieron de la habitación. Se fueron a la cocina y disfrutaron de la cena, aun más felices de lo que habían sido nunca. Ver como Liz iba creciendo, descubriendo el mundo y aprendiendo les llenaba de felicidad y orgullo.
– Blaine, hay algo que no habíamos pensado. ¿Cómo nos va a diferenciar nuestra hija? No puede llamarnos a los dos Papá. – Comentó Kurt.
– Había pensado en que uno fuera papá y otro papi.
– Me parece una gran idea. – El ojiazul sonrió. Ese día sentía que nada podría enturbiar su felicidad.
Así pasaron los días, con la niña descubriendo un nuevo mundo, nuevas palabras y nuevas experiencias hasta que cumplió un año. Puede que fuera pequeña, pero sus padres no permitirían que se quedara sin fiesta. No iba a ser gran cosa, Rachel y su nuevo novio, Jessica, Cooper, John y sus amigos del parque.
Decidieron hacer la fiesta en un local que tenía una terraza en la que montaron la mesa para ellos y en la que los niños tenían espacio para jugar. Un camarero tomó nota de las bebidas y poco después subió junto a un compañero con varias bandejas de comida para poner en el centro. Cuando Kurt se fijó en el nuevo, quedó realmente sorprendido.
– ¿Mark? – Preguntó el castaño, haciendo que todos miraran al aludido.
Flashback
Cuando mejor lo estaban pasando, el moreno se quedó mirando a una pareja que paseaba de la mano. Parecían muy enamorados.
– ¿Va todo bien, Blaine?
– Ese es Mark. Es mi ex. – Dijo apenas expresivo el ojimiel.
– Demuéstrale que se equivocó y que tú vales más que él... ¿Con cuál de los dos quieres fingir una relación? – Propuso Sterling.
– Si voy a tener que ponerme cariñoso, prefiero con Kurt... Tengo más confianza con él. – Comentó Anderson. El castaño entrelazó sus dedos con los de su amigo sujetando su mano con fuerza.
– Vamos. – Lo arrastró Hummel.
La pareja se encontró con el ex del más bajo por “casualidad” y el castaño se sintió feliz al comprobar que el antiguo novio del menor estaba celoso. Sin pensarlo, besó a Blaine apasionadamente. Sin embargo, esa vez el moreno no se tensó, no lo apartó. Ese beso terminó por la falta de aire y no por miedo. Algo que no pasó despercibido para los otros dos jóvenes que observaban la escena. Se marcharon dejando a los dos amigos solos y Jeff se juntó con ellos.
Fin del Flashback
– Ho... Hola... ¿Nos conocemos? – Quiso saber el camarero.
– Eres el ex de Blaine. Para uno que tiene, no se me olvida tu cara. – Explicó el ojiazul mirándolo con desdén.
– ¿Blaine? – El joven miró entre todos los presentes buscando al moreno. Cuando lo encontró se ruborizó. – No pensé que volvería a verte. Me alegro de que nos hayamos encontrado. ¿Qué tal tu vida?
– Estamos celebrando el cumpleaños de mi hija. – Respondió con orgullo el moreno, mirando de reojo a la pequeña.
– Wow, ¿Cuál es? ¿Cuántos cumple?
– Es la morena con dos coletas altas. Se llama Elizabeth y celebramos su primer cumpleaños. Luchamos mucho para tenerla... ¿Verdad cariño? – Kurt se volvió hacia su marido al formular la pregunta. El ojimiel sonrió complacido. Le gustaba ver como el ojiazul “marcaba territorio”. El castaño no era celoso pero entendía que se sintiera “amenazado”.
– Es muy bonita. Me alegro que te vaya bien. – Mark dijo antes de irse para seguir con su trabajo. En cuanto desapareció de su vista, el más bajo se acercó al oído de su esposo y susurró.
– No hacía falta que te pusieras así, yo te amo a ti y no voy a cambiarte por nada.
El resto de la tarde fue fantástica, la niña disfrutó mucho con sus regalos, ajena a lo sucedido. Hummel estuvo más pendiente de su marido de lo habitual. Anderson intentó tranquilizarlo pero fue imposible. El menor no entendía como podía tener celos. Jamás amó a Mark ni una pequeña parte de lo que amaba a su marido. Era al castaño al que le había dado todo. Se había entregado a él y le había confiado sus miedos, su pasado, su cuerpo y su alma. No sabía que más pruebas darle de su amor.
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SI Hay Motivos Para Seguir (Klaine boyxboy)
FanfictionSecuela de No Hay Motivos Para Seguir. Kurt y Blaine han luchado mucho para conseguir su felicidad... Sin embargo, su futuro no va a ser facil. Quieren ser padres y las cosas van a ser difíciles... Más aun cuando un "accidente" haga peligrar su rela...