CAPÍTULO 18: SO'PESA
Blaine estaba en casa con Liz. Ya había recuperado toda la memoria y había declarado para la policía. Sin embargo, habían perdido las esperanzas de encontrar al culpable de lo sucedido. En esos momentos se centraba en cuidar a su hija y en intentar terminar la obra que llevaba más de dos años escribiendo. Eso, sus composiciones y mantener feliz y satisfecho a su marido era lo que le mantenía ocupado.
El cartero llegó por lo que se decidió a ir a recoger las cartas con su hija. Saludó al portero del edificio y éste le entregó varios sobres, entre ellos, uno grande. El moreno miró el remitente y su mirada se iluminó. Subió al apartamento y preparó un bolso con lo necesario para la niña, que no era mucho ya que a sus dos años y medio ya no usaba pañal, pero si necesitaba otras cosas como un cambio de ropa, agua, pañuelos de papel... Cuando todo estuvo listo, cogió el sobre grande y agarró la mano de su hija. Salieron de allí y pidieron un taxi, que los llevó hasta un edificio. Subieron en el ascensor, con la niña muy feliz porque iban a visitar a su papá. No era la primera vez que iban a las oficinas, pero intentaban no ir demasiado para no molestar. Sin embargo, esa era una situación de emergencia y necesitaban llegar cuanto antes.
Una vez se encontraron en el lugar donde trabajaba Kurt, el ojimiel sonrió a la recepcionista mientras sentaba a su hija en el borde de la mesa para que saludara a la mujer.
– Hola Melissa. – Dijo el moreno.
– Blaine, Liz. ¡Que sorpresa!
– Hola 'Elisa. – Dijo la pequeña. Ya tenía dos años y medio, por lo que ya era una inquieta visitante ocasional en el trabajo de su papá. Sus rizos morenos, sus ojos azules, sus mejillas pecosas y su pequeña nariz enamoraban a cualquiera.
– Creo que está solo. Ya sabes, puedes pasar sin problemas.
– Nos vemos luego. – Se despidió el cantante.
Se acercaron a la puerta y llamaron. Escucharon la voz de Kurt dentro del despacho autorizándoles el paso. Anderson abrió la puerta y entró con su hija en brazos.
– ¡Sorpresa! – Exclamó el moreno.
– ¡So'pesa! – Lo imitó la niña levantando los brazos feliz.
– Hola mis amores. ¿Qué hacéis aquí? – El castaño estaba complacido. Le encantaba la visita. Se levantó de su asiento, cogió a su hija en brazos y besó a su marido en los labios.
– Ha llegado algo importante. – Dijo el ojimiel mientras le mostraba el gran sobre. Al mayor le cambió la cara en un segundo. Eso era algo serio. Podía ser una gran noticia o un gran disgusto.
– Liz, cariño... ¿Quieres pintar como hace el papá? – El más alto dejó a la niña en el suelo que asintió y le dio unas pinturas que tenía preparadas para las visitas de la menor y unos folios.
Las manos temblorosas de Blaine abrieron el sobre con un sello de la agencia donde encontraron a la madre de alquiler. Si la cosa había ido bien, ya tenía tres meses de embarazo. El moreno sacó los papeles que había y, por mucho que quería leer primero la carta, no pudo evitar que sus manos agarraran la primera ecografía de su futuro hijo o hija. El ojimiel sonrió mientras miraba a su marido, que tenía una lágrima en la mejilla.
– Nuestro bebé. – Exclamó el más bajo, mirando a su esposo, cada día más enamorado de él y deseoso de ampliar esa familia que habían formado, a pesar de todos los problemas e impedimentos.
– ¿Está sano? ¿Hay algo que debamos saber? – Preguntó ansioso Kurt. El menor leyó la carta en voz alta y sonrió de nuevo. El mayor aumentó su llanto de felicidad. Otra vez el mundo les premiaba con un gran regalo.
– Todo está bien. Parece que será un embarazo normal.
Pusieron el DVD de la ecografía en el ordenador y pudieron ver las primeras imágenes de su bebé en movimiento. Habían sufrido mucho, habían pasado por muchas cosas negativas en su vida, pero en ese momento, todo merecía la pena. Tenían un “angelito” de dos años y medio a la que amaban y adoraban y esperaban otro bebé que sería tan amado como esa pequeña. Era lo que siempre desearon, en sus planes nunca estuvo el no tener hijos o sólo tener uno. Querían familia numerosa y, aunque sabían que probablemente se quedarían en dos, esperaban que todo saliera perfecto.
El mayor se levantó y alzó en brazos a Liz para volver al escritorio. Se sentó en la silla y acomodó a la menor en una de sus piernas para que viera la pantalla del ordenador donde se veía la ecografía en movimiento.
– Mira princesa. Es tu hermanito o hermanita. – Dijo Anderson señalando la imagen.
– 'Ito. – Comentó la pequeña.
– Hermanito o hermanita. – Aclaró el castaño.
– 'Ito como John. – Sentenció la niña, antes de perder interés por esa imagen en blanco y negro y volver con sus dibujos.
– Será la única niña del universo que prefiere hermanito. – Susurró Blaine.
– A veces pienso que pasa demasiado tiempo con John. – Añadió el ojiazul.
– Y yo creo que ese enano se parece demasiado a su padre. – Dijo el moreno.
– Jess se queja mucho de eso.
Ambos se rieron. Amaban a John y les encantaba que Liz pasara tanto tiempo con él. Tenían un bebé en camino y parecía que todo estaba bien... ¿Qué más podían pedir?
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SI Hay Motivos Para Seguir (Klaine boyxboy)
FanfictionSecuela de No Hay Motivos Para Seguir. Kurt y Blaine han luchado mucho para conseguir su felicidad... Sin embargo, su futuro no va a ser facil. Quieren ser padres y las cosas van a ser difíciles... Más aun cuando un "accidente" haga peligrar su rela...