CAPÍTULO 4: UNA NUEVA ILUSIÓN
Blaine estaba en casa componiendo mientras Kurt estaba en el trabajo. Como estaba en Nueva York, el castaño acudía a la oficina todos los días mientras el moreno trabajaba en casa.
El timbre sonó y el ojimiel sonrió pensando que Jessica y John serían la visita. Por eso se sorprendió al ver a Blair al otro lado de la puerta.
– Hola Blaine. Me dejé un libro del instituto aquí... ¿Puedo pasar a ver si está? – Preguntó la chica.
– Claro. Pasa. – Anderson se apartó y ella entró. – ¿Quieres que te ayude o algo?
– No hace falta, creo que sé donde lo dejé.
La joven se dirigió a la habitación que había ocupado la noche anterior. Mientras caminaba por el pasillo vio a la asistenta limpiando una habitación que tenía todo lo necesario para un bebé. Era preciosa, con los muebles blancos, una cuna y un baul para guardar juguetes. Las paredes estaban pintadas de un amarillo pastel, suave y armonioso. Se quedó mirando el lugar extrañada. Ella había pasado la noche allí y no había notado la presencia de un niño o niña. Siguió su camino, recogió el libro que se había dejado y retrocedió hasta la salida. El moreno la miró con una sonrisa.
– ¿Lo has encontrado? – Quiso saber el mayor.
– Sí... Blaine, ¿puedo hacerte una pregunta? – Blair estaba intrigada por lo que acababa de ver.
– Claro.
– He visto que hay una habitación para bebé preparada. ¿Teneis un hijo? – La joven optó por esas palabras porque no creía correcto preguntar directamente donde estaba.
– No, la verdad es que queremos adoptar uno. Aunque nos lo están poniendo dificil. – Comentó el adulto.
– ¿Querríais el mío? – Preguntó la pelirroja, haciendo que el ojimiel la mirara sorprendido porque no se esperaba esa pregunta.
– T-tendría que... Hablarlo con K-Kurt... Es una decisión de los dos pero... Sí, c-claro que sí. – Parecía que la sonrisa de Anderson iluminaría el mundo entero, lo que le dio seguridad a la joven. De repente, el joven puso una expresión seria otra vez. – ¿No quieres saber por qué nos están poniendo dificil el adoptar?
– Burocracia. No me importa. Sé que sois buenas personas y he visto que teneis mucho amor para dar. Sé que cualquier bebé estaría seguro con vosotros y lo unico que me importa es que lo cuideis y lo ameis. Y eso sé que lo vais a hacer.
– Aun así, creo que antes de decidirte por darnos tu bebé en adopción, deberías saber lo que pasó. Mi marido y yo nos conocimos en un psiquiátrico. Intentamos suicidarnos porque teníamos muchos problemas.
– ¿Cuanto tiempo ha pasado de aquello? – Preguntó la ojiazul.
– Seis años.
– ¿Habeis tenido alguna recaída?
– No.
La adolescente sonrió. Había encontrado a la nueva familia del bebé que crecía en su interior. Sabía que no se arrepentiría de esa decisión.
Los meses pasaban y Kurt y Blaine acompañaban a Blair en cada ecografía, en cada prueba y en cada momento de su embarazo. La joven disfrutaba de su ayuda, sus cuidados y su apoyo. Durante muchos momentos pensó que no habría podido pasar por todo sola, pero nunca lo pudo comprobar porque los futuros padres estaban a su lado en todo.
Así pasaron los meses hasta que una noche, el matrimonio estaba en la cama durmiendo abrazados, como siempre. La tranquilidad reinaba en la casa hasta que la melodía de un teléfono móvil sonó. Rápidamente, el moreno se apresuró a responder. Su marido lo observaba mientras escuchaba lo que le decían al otro lado de la línea.
– De acuerdo, en unos minutos estamos allí. Gracias. – El ojimiel se volvió y exclamó. – ¡Está de parto!
Ambos se levantaron y se vistieron para dirigirse al hospital. Una vez llegaron, les dijeron que sólo uno podía pasar a acompañar a la menor. Decidieron que fuera Blaine porque el castaño no estaba seguro de poder mantener la calma y de ser capaz de aguantar las imágenes del parto.
Tres horas llevaba el ojiazul dando vueltas por la sala de espera de la clínica cuando vio a su marido salir con una sonrisa maravillosa y un bulto envuelto en una manta blanca en sus brazos. Corrió hacia allí y pudo ver por primera vez a su hija. Estaba dormida mientras chupaba su mano cerrada en un puño.
– Kurt, te presento a Elizabeth Susan Hummel Anderson. – Dijo el más bajo.
– Dime que podemos cambiar el nombre. – Susurró el mayor mientras arrebataba a la niña de los brazos de su marido.
– ¿Por qué? – Quiso saber el menor.
– Lleva el primer nombre por mi madre, el primer apellido debería ser el tuyo. – Informó Kurt mientras se movía para acunar al bebé.
– ¿Quieres que lleve el apellido de mi padre en primer lugar? – Preguntó Blaine.
– No. Quiero que lleve el apellido de su padre, de su tio y de su primo. Quiero que lleve un apellido que lo una a su familia y por desgracia, con el mío no va a tener esa unión. Además, olvidas que ese también fue el apellido de tu abuelo.
El moreno rodeó a su familia con sus brazos y besó la mejilla de su esposo.
– Está bien. Elizabeth Susan Anderson Hummel.
– Es un nombre perfecto. Mi madre y tu abuela, dos personas maravillosas. ¿Cómo está Blair?
– Está bien, se recuperará pronto.
Kurt y Blaine se besaron de manera dulce. Lo habían conseguido. Tenían a su bebé. Podían ser padres. Sabían que los problemas no acababan ahí, que tenían mucho que hacer. Educar a una niña no iba a ser facil. Más cuando llegaran momentos como explicarle por qué tenía dos padres y no tenía mamá o cuando llegaran los cambios adolescentes. Pero cada problema se resolvería cuando llegara. De momento, tenían su deseada familia y debían disfrutar de ese momento.
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SI Hay Motivos Para Seguir (Klaine boyxboy)
FanficSecuela de No Hay Motivos Para Seguir. Kurt y Blaine han luchado mucho para conseguir su felicidad... Sin embargo, su futuro no va a ser facil. Quieren ser padres y las cosas van a ser difíciles... Más aun cuando un "accidente" haga peligrar su rela...