Capitulo 4

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Eran las 7:40 pm enfrente del colegio.

-Pense que no vendrias Señorita infierno - rió al verla en la entrada-.

+Por que no lo aria?-Enarco una ceja-

- Gente que es engañada ...

+Disculpa? ¿Haz dicho algo ?

- Si, que muevas tu culo y vayamos a tu casa a ser eso de literatura.

+M-mi casa?

- No pedí tu opinión así que adelante-suspiro-.

+ Mís padres no están, bueno...

- Y? Ni que te fuera a violar uh algo así no me interesa ni siquiera tienes buen culo para Atravesarte así que, ¿Qué esperas?

+Prefiero hacer el trabajo sola ¿Me devuelves mi libreta?

-Creo que me la quedaré.

+Eres un idiota, ¡Devuelvemela!

-No me grites -la empuja-.

+-Ella le pega en su miembro toma la mochila del chico y saca la libreta y echa a correr lo más rápido que le dan sus pies-.

- Vuelve aquí ! - la persigue-.

La alcanza y le quita la libreta nuevamente.

+¡¿Porque no me dejas en paz?! -su ira hace que le saque algunas lágrimas- ¡Damela es mía! Es lo único que me queda de ella... -susurra-.

- Disculpa? La lei, tus fraces todas se refieren a matar, a matar a alguien y al parecer es de tu familia al parecer la odias con todo tu maldito ser, yo dejarte en paz? Pero quien es la que escribe que soy él príncipe de sus sueños por la oscuridad limpia de mis ojos color azabache oh mi cabello largo y negro como lágrimas de algún dios? Ah? Quien ah escrito todo eso de mi? ¡Aja! Tú, yo solo quería mi asiento de hoy y por favor camina esta oscureciendo ya.

La chica se quedó un poco perpleja y con vergüenza.

-Me vale mierda si se hace tarde o si me coge la madrugada aquí...  ¡Dime ¿Quien demonios te crees?! Tu no deberías tomar ni leer lo que no es tuyo... ¿Que no te lo enseñaron en tu puta casa?

- Casa?

+ Si! Casa! Un Hogar!!

- Pues hogar si tengo.

+¿Sabes que?vete, llevate la libreta no me importa.

La chica se pone bien su bolso, se sentía herida, que leyeran sus cosas no era de su agrado... aunque a decir verdad a quien le gustaría que le hicieran lo mismo. Dio media vuelta y empezó a caminar. Estaba muy molesta  no soportaba esas bromas de parte de el, llego aun parque cercano y se sentó en una banca vacía y comenzó a contar números para ir desvaneciendo poco a poco su ira. Pensó en algún momento que él llegaría a pedirle perdón y con la libreta en mano pero Abalam no era de esos chicos.

Cristales Rotos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora