Capítulo II

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Los ojos de Rudolph se abrieron con gran calma, se veía que estaba cansado y algo adolorido, lentamente sus pestañas se estiraron, se rascó un poco el ojo con la mano y luego abrió sus azules ojos. Llevó sus brazos hacia atrás y se estiró lo más posible, hizo un ruido de satisfacción con un gran bostezo, luego alargó las piernas e hizo la misma acción... levantó lentamente su espalda con un poco de joroba, luego se pasó la mano por el cabello y se rascó de nuevo los ojos. En eso ve a su alrededor, muy asustado, sólo habían un montón de camas como la de los hospitales, más bien, todo se parecía a una sala de un hospital, en las camas habían puros humanos que estaban heridos... por un momento pensó que lo habían hallado y lo habían llevado al hospital, estaba muy feliz por ello, pensaba que moriría por un instante; sin embargo, algo le decía a Rudolph que había una cosa que no estaba bien en ese hospital

Se levantó de la cama sin hacer mucho ruido, para no despertar a nadie, el piso estaba frío como cualquier hospital, además, estaba descalzo; posteriormente se acercó a la puerta y la abrió con extremo cuidado, no quería despertar a nadie, de puntillas, siguió adelante para saber si era ciertamente un hospital en donde estaba. En eso, volvió a escuchar esas extrañas y tenebrosas pisadas cerca de él; había una pared grande más adelante, se acerca a ella para espiar a quién esté más adelante, se pega en la pared y llega hasta la esquina, se asoma con gran lentitud y ve a dos monstruos, el mismo clase de monstruo que lo atacó en las ruinas del Reino. Rudolph abrió los ojos grandemente y temblando un poco, regreso corriendo en puntillas hacia la habitación donde estaban el resto de los humanos.

Cuando estaba a punto de entrar vió que uno de los monstruos se alteró por un mínimo ruido que hizo la puerta esta vez y que venía directo hacia la habitación para vigilar que nadie haya salido de ahí. Rudolph vuelve rápidamente a la cama y se vuelve acostar, finge estar dormido mientras se volvía a arropar, se coloca en una posición que haga la ficción más real y simplemente espera a que el monstruo abra la puerta y revise.

Estaba sudando, sus ojos parecían que se caerían, pero mantuvo la calma y dejo de moverse, ya que sería fácilmente visto si se movía. En ello, la puerta de la habitación se abrió lentamente y algo entró, aquellas pisadas volvieron a oírse y cada vez se escuchaban más cerca. Caminaba alrededor de la habitación, a ver quién era el que estuvo fuera de la cama. Empezó a escuchar su respiración, por lo que pensó que estaba más cerca de él; Rudolph intentó quedar inmovilizado, intentaba que su curiosidad no lo delatara haciendo que abra los ojos para ver a la criatura que anda en busca de él. En eso, sintió que el monstruo estaba frente a él, principalmente por el horrible olor que traía en sí... hizo lo mejor posible y se quedó inmóvil, nada lo incitaba ya a abrir los ojos ni a mover un solo dedo; luego sintió que bajaba su cabeza a su cuerpo para olerlo, lentamente sintió que le succionaban el cuerpo, claro que no lo hacía, pero era sólo un truco del monstruo a ver si se movía y que en verdad no estaba dormido. Rudolph logró resistir y seguía fingiendo estar dormido, luego dejó de sentir al monstruo por ninguna parte por unos segundos, Rudolph pensó que se había ido, pero no se atrevía a abrir los ojos para confirmar su teoría, un minuto después vuelve a escuchar las pisadas y estas ya se estaban alejando de él, esto lo tranquilizó un poco; un rato después escuchó un pequeño gorgoreo del monstruo, pensó que era su vocabulario o algo así, eso hizo pensar a Rudolph que si estaba hablando debía de estar hablando con alguien, esto le hizo suponer de que habían dos monstruos o hasta más vigilando la habitación. La verdad es que Rudolph dejó de preocuparse un poco y sólo se concentró en seguir durmiendo, sólo en eso, esperando que cuando se despierte ya no estén los monstruos.

Una voz aturdía sus oídos, << ¡Hey!, levántate >>, escuchaba una y otra vez, estaba soñando algo agradable que no quería que terminara, esto hacía que ignorara las palabras que escuchaba, estas se iban haciendo cada vez más fuertes, esto poco a poco hizo que el sueño de Rudolph se acabara y que se despertara, cuando esto sucedió abrió los ojos y apareció en su vista, una mujer color verde opaco con forma rara, aunque para Rudolph era algo atractiva, sus ojos brillaban y sus labios tenían un tono más oscuro, su cráneo tenía forma canina, similar a la de un lobo y con hocico y orejas redondeadas, su cabello era fino, como pelo trenzado, estaba semidesnuda sólo llevaba una falda de diferentes colores y unas sandalias como de plomo, le lucían joyas y pulseras, además, era muy musculosa.

EL RENACER DEL SNAKER (Saga de Tren Infernal - IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora