La vida da demasiadas vueltas.
Si, tuve exactamente todo lo que una persona normal podía desear... Pero yo no era normal. Nunca me gustaron los lujos, el dinero o la cantidad de hipócritas que frecuentaban a mi familia. Me gustaba lo simple, un abrazo cada mañana, una mirada cargada de ternura... Esa sensación de cariño que siempre me falto con los Alexander y que tuve por montones con los Storm.
Todos ellos eran matones a sueldo, no tenían cordura, moral o siquiera algo de tacto con las personas fuera de su circulo, pero como familia, eran realmente unidos. Cada comida se respetaba y comían todos juntos, incluso cuando el viejo no estaba, hacía videollamadas para no perder esa tradición tan íntima, se tenían el uno al otro sin importar lo que hicieran. Me aceptaron sin lugar a dudas ni quejas y sobrellevaron todos los problemas que venían después, todos por mi culpa.
Con ellos experimenté esa rabia de ser regañada por llegar tarde a casa y sentir la preocupación en el ambiente por ese hecho. Mis cumpleaños fueron los mejores porque los tenía a ellos a mi lado, sonriendo, peleando, jugando. Aprendí varios idiomas y tácticas de pelea para hacerle frente a todos aquellos que se quisieran pasar de listos conmigo.
Hubo momentos de dolor y angustia, pero como dice el dicho, luego de la tormenta viene la calma y vaya calma que tuve. Mi hijo fue el mejor regalo que pude haber recibido de uno de los Storm, a pesar de las circunstancias. Con el entendí que realmente puedo sentir, que puedo amar y sufrir al mismo tiempo. Me volví dependiente de sus besos y abrazos, de sus risas y llantos. Comprendí que en mis momentos de ira, rabia y violencia, solo tenía que verle esos pequeños ojos color chocolate para calmarme.
Quizás el motivo principal sea porque Dominic se parecía completamente a su padre, el único hombre que he amado con locura y lo digo literalmente, porque estaba loca por él, tanto que estaba dispuesta a olvidar el pasado para estar con Gabriel.
Mi vida pudo haber sido perfecta, entre matanzas, sangre y trabajos sucios, pero nada es color de rosas, la vida de un delincuente nunca tendrá un final feliz, porque simplemente tenemos dos opciones:
1: No hay final
2: No hay felicidadDesde el primer momento en el que decidí ser una Storm, comprendí que mi vida sería una completa tormenta, pero vamos, llévame con los lobos y volveré liderando la manada.
Supe desde que maté a mi primera víctima que la vida iba cobrarse cada gota de sangre que derramé por mero placer. A cada persona le llega su hora y yo no sería una excepción. No era moneda de oro para caerle bien a todo el mundo, tenía enemigos y eso lo sabía muy bien, de hecho, el primer enemigo proclamado era mi propio padre con una obsesión ridícula hacía mi, desconociendo totalmente que era su hija.
Nunca creí en los finales felices, nunca me gustaron las Barbies ni las historias de amor en la que la chica se quedaba con el chico que la hacía sentir bien, conseguían una casa, una hipoteca, se reproducían como conejos y morían felices... No, siempre fui más del tipo que le gustaba la acción, ver sufrir a las personas, alimentarse con el miedo y gozar hasta que el último suspiro de mi víctima se agotara.
Me estaba desangrando, agonizando con un dolor indescriptible y lo único que tenía en mi mente en estos momentos... Era todo lo que había vivido en los últimos días. Vi a mi familia unida, mi hijo estaba con su padre, Marco había dado el paso con Leonardo, vengamos la muerte de los gemelos e hice sufrir a mi padre hasta su último momento, porque si, el me disparó, pero cada impacto le había dolido más a el que a mi. Había perdido a su hija mayor dos veces en 10 años y todo por su culpa.
Una vez que terminé de rememorar todo lo que había vivido, supe que este era mi momento, que mi hora había llegado y que había vivido lo suficiente como para decir que viví plenamente, con mi mente retorcida y mi manera tan extraña de conseguir la felicidad. Lo tuve todo en diferentes aspectos y no podía quejarme. Este era mi destino, estuvo marcado desde el mismo momento en el que Richard me tendió su arma y apunté a mi madre con ella.
¿Me arrepentía de algo?
Si, de no haber sido lo suficientemente valiente como para matar a mi propio padre.
Pero como dije en un principio, la vida da muchas vueltas y al final nunca es bueno subestimar a una persona, por mucho que te jactes de conocerla.
-Quédate, por favor. ¡QUEDATE!
Lamentaba mucho ver, aunque sea de manera borrosa, a todos mis hermanos a mi alrededor tratando de detener la hemorragia y mantenerme con vida, pero ya no tenía nada que hacer aquí, ya todo estaba hecho y me sentía bien por eso, aunque sabía perfectamente cual era mi destino después de la muerte.
Me vería con mis propios demonios en el infierno, y estaba ansiosa por eso.
Por el momento, me iría en paz, porque al menos le devolvía la tranquilidad a los Storm, ya nadie los perseguirá de la manera que lo hizo mi padre. Y mi hijo crecería con una familia plena y amorosa, una que a mi me faltó los primeros 12 años de mi vida y que luego me acogió los siguientes 10.
Los observé a todos por última vez antes de cerrar los ojos y entregarme a la oscuridad de la cual no volvería a salir. Di mi último suspiro y todo acabó. Mi podrida alma abandonó mi cuerpo de una vez y para siempre.
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"Cada quien marca su propio destino, unos viven en un cuento de hadas y otros en un infierno personal. La vida de un criminal no es sencilla, no se trata sólo de robar o de matar, sino de pensar que cada acción tiene una consecuencia y que la mayoría de las veces no pagamos nuestra culpa, sino nuestros seres queridos.
Un criminal no puede aspirar tener una familia teniendo en cuenta que nunca va a dejar de tener enemigos. Un sociópata o psicópata no está capacitado para sentir, simplemente no puede y en los contados casos en los que esto sucede, el final es catastrófico. Este tipo de enfermedades siempre van de la mano con la criminalidad y es algo que no se puede evitar, sea genético o social, es una verdad que no se puede ocultar."
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La Chica Storm
ActionMi infancia puede considerarse una de ensueño para cualquier persona en el mundo. Era única hija, mi familia contaba con más dinero del necesario y no es para menos, después de todo, mi padre es uno de los mejores empresarios del país, sin embargo...