3. La fiesta

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Me miré en el espejo de mi departamento, decidí que llevar la chaqueta del equipo con una camiseta blanca y jeans era lo mejor para encajar. Porque ese era el punto de todo esto:encajar.

Al mirarme al espejo se podía ver a un chico un poco delgado, estatura promedio, pelo rubio ceniza rozando el castaño y ojos azules. Sabia que no era específicamente lo que se podía llamar un galán, pero tampoco era feo.

Suspiré mirando la hora, Piero se ofreció a llevarme a las ocho a la fiesta, lo que significa que faltaban quince minutos para que me vinieran a buscar.

Decidí sentarme junto a mi gato Crookpie, quien se dejó acariciar por mi. Esbocé una sonrisa al mirar mi departamento.

Consistía en espacios pequeños con ladrillos de decoración -mantenido por mis padres-Todavía recuerdo la primera vez que lo vi, era un recién becado universitario que viviría solo por primera vez, y este lugar era perfecto.

Recuerdo como mi mamá sollozaba por la despedida de su único hijo, mientras que mi padre me felicitaba diciéndome que ahora era un hombre. Ahora vivo con completa libertad lejos de las ataduras.

Miré hacia mi teléfono el cual se había encendido.

No sabia que te apuntaste al equipo de atletismo
Dana

Suspiré ante ese mensaje al mismo tiempo que mi gato ronroneaba por mi tacto, las noticias corrían como pólvora hacia Dana.

Si, creo que asistiré a una fiesta
Cameron

Respondí sin darle tanta información sobre mi planes actuales, no tenia que compartir todo con mi amiga.

Cuando estaba a punto de enviar otro mensaje, el de Pietro arribó. El cual anunciaba que ya estaba abajo.

Salí disparado hacia la puerta tomando mi teléfono y mis llaves, al tocar el pomo de la puerta para salir, pensé en si seria buena idea o no llevarme los audífonos, pero después de unos segundos decidí no hacerlo.

Abrí la puerta y la cerré con seguro desde afuera, bajé las escaleras en forma de trampilla de metal a máxima velocidad, intentando no llegar tarde. Al salir a la oscura noche, iluminada solo por el carro de Piero, una ola de frío azotó mi cuerpo.

Al subir al auto pude ver que Piero llevaba casi la misma vestimenta que yo, su chaqueta junto a unos jeans y una camiseta. Lo cual me aliviaba mucho ya que, esta noche, no deseaba resaltar sino mezclarme entre la multitud de adolescentes.

-Hola-saludé apretando los labios, a lo cual es respondió con un saludo simple.

-Así que...¿Estas listo para la mejor noche de tu vida?- pregunté el a lo cual yo hice una pausa en la conversación, pensando en mi respuesta.

-Dudo que sea esta noche-dije repeliendo su optimismo. Y estaba en completa razón, ya que al llegar al lugar de la fiesta (el cual no estaba muy lejos) lo primero que se pudo ver fue a Jhonny en la entrada de la casa besando frenéticamente a una chica. Apreté los puños sintiendo una punzada de envidia. Creo que hice una muy larga pausa porque Piero notó que me había quedado mirando hacia la pareja besándose, en consecuencia, me dio un pequeño empujo para que siguiera caminando.

Di unos pasos atravesando el pasto dándome cuenta de que me había herido las palmas de la mano con las uñas, usualmente me las comía, pero últimamente estaba luchando contra ese impulso dejándolas largas. Y en consecuencia, cuando apretaba muy fuerte mis puños, mis palmas salían heridas.

Abrí mis palmas, mientras avanzaba a la fiesta, mis uñas habían dejado unas marcas rojizas en mis palmas. Intenté ocultarlas entre los bolsillos de mi chaqueta, pasando al lado de Jhonny y la chica.

Entré con una respiración algo lenta, procesando la escena que acababa de ver, era algo doloroso pero tal vez podría soportarlo con un poco de alcohol.

Cuando me di cuenta, estaba en medio de una multitud que bailaban al son de una canción que desconocía, con una estruendosa música que provocaba una vibración incomoda en mi pecho. Entrecerré los ojos al ver una mesa con unos vasos rojos de plástico.

Me encaminé hacia la mesa, pasando a la multitud de personas, en donde pude agarrar un vaso con un contenido amarillento. Al beberlo de un solo trago, supe que era cerveza, no era lo suficiente fuerte pero ayudaba.

Cerré los ojos con fuerza intentando tapar el efecto de la música en mi. No estaba acostumbrado a este ambiente tan desagradable.

Mi garganta tenia un nudo que no dejaba pasar la cerveza bien, la vibración de la música alta provocaba una vibración en mi pecho, que me hacia sentir vacío. Si, era eso, la sensación de vacío y nudo en la garganta deben ser por el ambiente de fiesta.

Miré a mi alrededor esperando ver a una cara conocida cerca. Y pude ver a Piero sentando en un circulo en la parte trasera de la casa.

Aliviado, me acerqué a el dándome cuenta de que esa parte de la casa era mucho mas agradable, al estar lo suficientemente cerca me pude sentar llamando la atención de algunos chicos, entre ellos Jhonny que tenia la mirada clavada en su ¿Chica? ¿Novia? ¿Ligue? Al momento en que los vi juntos, supe que no debí sentarme en este circulo, del cual no podía salir.

Apreté mi vaso desechable maldiciendo mi mala suerte, esto era muy tóxico. Un chico con suéter negro nos explicó que jugaríamos "cinco minutos en el cielo" el cual era un juego que consistía en girar la botella, y las dos personas de cada extremo deberán encerrarse en el armario por cinco minutos pudiendo hacer lo que quieran.

Suspire, miré a mi lado y pude ver que un chico a dos puestos de distancia cargaba una botella con u liquido transparente que debía ser mas fuerte que la cerveza. Se la arrebaté esperando que el chico se opusiera pero no lo hizo. Recargué mi vaso poniendo una generosa cantidad de ese incoloro líquido y se la devolví.

-¿Quien esta listo para algo de acción?-dijo una chica pelirroja girando la botella. Suspiré, concentrándome en el giro de la botella. Quedo rodando recorriendo con sus extremos de cristal el circulo unos segundos, hasta que aminoró el giro y quedó apuntando a dos personas.

Tomé un largo trago del fuerte líquido, esta noche no terminará bien.

Love CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora