17. Inhala, exhala, repite

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El silencio recorrió la mesa, los segundos pasaban sin que nadie dijera nada. La comida había dejado de comerse y nadie se atrevía a romper el silencio.

-¿Dos chicos pueden ser novios?-preguntó finalmente el ingenuo Brian que no podía entender este tema a su corta edad.

-Nos retiraremos por un momento-dijo mi tía Violet tomando a Brian en sus manos para salir junto a mi tía Brooke.

Nos habíamos quedado completamente solos, y en este punto mi padre tenia su cabeza escondida entre sus manos mientras que mi mamá tenia la mirada perdida en mi rostro.

Ella, todavía en estado de shock se levantó de la mesa muy lentamente.
Todavía no estaba seguro si debía acercarme a ella o no.

Me padre se paró y se acercó a ella. Le puso la mano en el hombro y empezó a restregarla como si estuviese intentando calmarla.

-No he cambiado-me paré de la mesa y me puse en frente de ellos-Sigo siendo el mismo, solo que con gustos diferentes.

La barbilla de mi madre temblaba bajo su mano, la cual tapaba su boca. Parecía al borde de un colapso, solo que no sabia si seria de ira o tristeza.

Por un momento pensé en disculparme, pero lo descarté rápidamente. No debía disculparme por decir la verdad, era como decir que lo sientes por ser real.

En un momento mi mamá rompió en llanto, parecía poner todas sus fuerzas en no llorar, pero no le funcionaban.

-Mamá...-llamé, pero fui interceptado por la mano flanqueante de mi mamá en una bofetada.

El golpe me conecto directo en el rostro, provocando una zona de ardor en mi mejilla. El dolor e impacto hicieron que mis piernas quisieran doblarse como gelatina.

Mi madre nunca me había golpeado hasta el día de hoy, y se sentía horrible. Miré hacía mi madre con cara de estupefacción.

-Nos has avergonzado-susurró ella sosteniendo las lagrimas con un muy acentuado tono de ira.

-Has hecho esto por ti mismo, y no has pensado en nosotros-volvió a decir provocando que un nudo se formara en mi garganta.

-Eres un egoísta-terminó de decir con un tono de crudeza e ira total.

El hecho de que mi mamá me hablara como si fuese alguien desconocido, como si no le importara, como si me odiara, fue lo que destruyó por dentro.

Mi padre la abrazó y me vio con cara de desesperación.

-Deberías irte-sugirió el, en un tono de preocupación.

Me repetía a mi mismo que no debía llorar, no enfrente de ellos. Contuve las lagrimas entre mis párpados para no darles la satisfacción de verme llorar.

No dije nada, porque sabía que si lo hacía, no podría contener las lagrimas. Solo me di media vuelta y me dirigí a la puerta lo más rápido posible.

Casi corriendo, abrí la puerta y salí de la casa. Empecé a correr sin dirección alguna, solo quería alejarme lo más posible.

Mis piernas flanqueaban rápidamente en la noche, guiándome a cualquier lugar. Permanecí así por unos minutos, corriendo sin rumbo por la noche.

Y cuando supe de que no había posibilidad alguna de que me oyeran, lo dejé salir. Apreté mis párpados y mis lagrimas no tardaron en salir sin control de mis ojos.

Un nudo en mi pecho me impedía respirar continuamente, ademas de causar un hipotético dolor.

Recordaba ese momento en mi mente y cada vez que lo hacia me sentía peor, el dolor de mi mejilla no era nada en comparación al sentimental.

Me apoyé en una cerca blanca de la casa desconocida, sentía que vomitaría.

Busqué mi teléfono en mi bolsillo, para sacarlo y llamar a Jhonny. Imploré que respondiera mientras que los tonos pasaban.

Esperé por unos segundos, hasta que respondió.

-Hola ¿Como te va?-preguntó el.

-Por favor, ayúdame-pedí sollozando.

-Cameron ¿Que sucedió? ¿Donde estas?-preguntó.

Observé mi entorno intentando buscar una señalización que recelara un nombre de la calle en la que me encontraba.

Pude ver un cartel en la esquina de la cuadra que dictaba las palabras "Golden Square".

-Golden Square-susurré con un hilo de voz.

-Voy para allá, no te muevas-pidió el y trancó. Me deslicé apoyandome en la cerca desconocida, iluminado solo por un faro solitario.

Me abracé a mi mismo en el suelo mientras intentaba regular mi respiración lo más posible, no quería que Jhonny me viera en este estado. Me pasé mi manga por mi cara quitando el rastro de lágrimas.

Inhala por la nariz, exhala por la boca, repite. No sabía cuanto tardaría en llegar Jhonny, pero debía despejarme para dejar de llorar.

Inhala por la nariz, exhala por la boca, repite. Las grandes bocanadas de aire que tomaba, enviaban oxigeno a mi cerebro, lo que me ayuda a pensar y a calmarme.

Inhala por la nariz, exhala por la boca, repite. Solo quería que el dolor desapareciese, que todo esto ruido se apagara por un momento.

Después de unos minutos de repetir el proceso, las lagrimas habían cesado por completo, dejando unos irritados ojos inyectados en sangre.

Todavía sentía un desagradable nudo en el pecho que me causaba dolor, pero cada vez se acentuaba menos.

Mi mente intentaba evadir a toda costa ese desagradable evento, porque si lo revivía, me desmoronaría nuevamente.

Entonces, pude ver como dos luces de camioneta se acercaban a mi. Me paré y me pasé la manga de nuevo por si una lágrima había dejado su húmedo sendero.

La camioneta paró justo en frente de mi, me acerqué a la puerta de pasajeros y entré.

El me vio y claramente notó que estuve llorando, tal vez esa fue la razón por la que no dijo nada.

-¿A tu casa?-preguntó en tono serio.

-No lo se-me encogí de brazos-No quiero regresar y ver todas las fotos que tengo de ellos.

El apretó los labios y miró hacia la carretera. Saqué mi teléfono de mi bolsillo, tal vez Dana me deje colarme en su casa solo por esta vez.

Busqué el número de Dana y le marqué con todas mis esperanzas puestas en ella.

-¿Qué haces?-preguntó el.

Aclaré mi garganta y respondí.

-Llamo a Dana para ver si me deja dormir en si casa-mi llamada fue directo al buzón de mensajes-Pero no contesta.

-¿Por qué no quieres ir a tu departamento?-preguntó el.

-Tengo miedo de lo que podrían hacer-me encogí de hombros intentando explicarme con palabras-De todas formas ellos son los que pagan mi apartamento y no quiero sentirme dependiente de ellos.

-¿Tan malo fue?-preguntó el.

Nuestras miradas se encontraron por un momento. Por alguna razón, tal vez el estado de mi cara, su rostro se suavizo.

-Podemos ir a mi casa-propuso el, y mi mirada se intensificó-Podrás dormir ahí hasta la mañana

Asentí con la cabeza agradeciéndole profundamente el gesto que hacia por mi.

-Si-agradecí con voz entrecortada-Eso sería genial.

Love CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora