Tension sexual.

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Louis.

Mi mente vagaba en los recuerdos de hace tres noches, Harry y yo sentados a la orilla del muelle, besándonos sin control alguno y no sé como pero de un momento a otro ambos perdimos los estribos. No sé qué hubiese pasado si Liam y Zayn no nos hubieran detenido, lo único que sé es que Harry me dejó con una erección, no es como que no haya tenido una antes, pero, cada vez que recuerdo ese preciso momento en el muelle, es como si encendiera algo en mí.

Ese beso fue tan excitante, las manos de Harry tocaron mi cuerpo de una manera tan delicada pero tan provocadora a la vez. Nunca antes había tenido ese tipo de contacto, era nuevo para mí, y no lo negaré, me gustó tanto. 

—No de nuevo... —fruncí los labios en el momento en que sentí un bulto formarse bajo mi bóxer, eso es de lo que hablo, pareciera que ya no tengo el control de mi cuerpo.

Será mejor que tomé una ducha fría, era lo que normalmente hacía cuando tenía una erección, aunque por otra parte, ahora mismo no hay nadie en casa. Me debatí por unos segundos si debía hacerlo, pues antes no había tenido la necesidad de tocarme, pero ahora, siento que voy a explotar en cualquier momento.

Mi mano bajó por mi abdomen despacio y sin ninguna prisa. Me removí sobre la cama llevando mi mano dentro de mi bóxer, la movía de arriba hacia abajo rozando mi miembro con mis dedos. Jadeé incrementando los movimientos, ¿por qué no hice esto antes? Bajé un poco mi pantalón junto con mis bóxers dejándolos por debajo de mi trasero. Dejé caer mi cabeza hacia atrás dejándome llevar, los movimientos de mis manos se volvieron torpes y fuertes.

— ¡Santa mierda! —dije en un jadeo y mordí mi labio silenciando mis gemidos.

Mis piernas flaquearon sabiendo que estaba a punto de correrme. Gruñí en voz baja cuando llegué sobre mi mano, manchando un poco la sábana también. Traté de recuperar el aliento respirando agitado, mierda, se sintió tan bien. 

Me sobresalté al escuchar golpes en la puerta principal. Carajo, alguien llamaba y yo tenía mi mano derecha llena de semen. Acomodé mi ropa en su lugar y me levanté de golpe de la cama para luego correr al baño a limpiarme las manos en tiempo récord. Me miré detenidamente en el espejo, mis mejillas estaban levemente sonrojadas y mis labios un tanto rojizos, me aseguré de que todo se viera como si nada y finalmente abrí la puerta.

— ¿Harry? ¿Qué estás haciendo aquí? —juraría que la sangre había abandonado mi cuerpo por completo—. Yo eh... yo no esperaba verte —titubeé ante el mayor.

—Era una sorpresa, creí que sería buena idea pasar a saludar... —murmuró con una sonrisa coqueta—... Lou, me encanta estar aquí afuera, pero...

—Sí, claro... Lo siento, pasa —tragué saliva duramente y me hice a un lado dejando pasar a Harry, cerré la puerta una vez que estuvo dentro.

— ¿Dónde están todos? —preguntó mirando alrededor con el ceño fruncido.

—No lo sé, me quedé dormido y se fueron sin avisar —me encogí de hombros—. Sadie dejó una nota en el refrigerador, llegaran más tarde.

Asintió lentamente, sin avisarme caminó por el pasillo directo a mi habitación. Mierda, mierda, mierda, las sábanas estaban sucias, no sabía que entraría y no me dio tiempo de limpiarlas. Corrí detrás de él, pero no pude detenerlo. Estaba parado frente a la cama mirando la sospechosa mancha blanca sobre la sábana, por su mirada diría que está sorprendido.

—No es lo que parece, yo solo estaba... Bueno ya sabes... —titubeé una vez más en busca de una buena excusa, pero mentir en definitiva no es lo mío.

—Ya veo, estabas algo ocupado, ¿eh? Me parece que llegué en un mal momento —rio suave con ambas cejas arqueadas—. También pasé por esa etapa Lou. No te preocupes, nada que un poco de agua no arregle.

For a lost soldier.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora