Para un soldado perdido.

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Louis.

Me removí una y otra vez sobre la cama, buscando una posición para continuar con mi siesta, pero había algo que no me dejaba dormir. Me levanté de golpe sentándome y mirando el reloj sobre la mesita de noche. Las 4 am. Liam al igual que Millie dormían profundamente en las camas de al lado.

¿Sería buena idea dar una visita sorpresa a Harry a esta hora? Haciendo el menor ruido posible me levanté de la cama y tomé la primera sudadera que estuvo a mi alcance, listo para salir de ahí. El camino hasta la casa era largo, pero valía la pena.

Las calles estaban desiertas y la luz del sol no estaba presente aún. El frío ya no era igual a cuando había llegado, pues ahora estando cada día más cerca de la primavera las tardes calurosas abundaban por aquí.

Una vez frente a la enorme casa me detuve. El jeep no estaba estacionado afuera como era de costumbre, y la motocicleta de Zayn tampoco estaba. Quizá habían salido a dar una vuelta, eso no me sorprendía, pero ¿a las 4 de la madrugada? Mi corazón se aceleró un poco y prácticamente corrí hasta la entrada de la casa. Como Harry y yo nunca quisimos llamar la atención, él dejaba la copia de su llave debajo de una roca cerca de la entrada. Con desesperación tomé la llave y a toda prisa abrí la puerta, encontrándome con lo que me temía desde que empecé a salir con Harry.

La casa estaba completamente vacía, ya nadie vivía aquí. Y como si no quisiera creerlo, corrí escaleras arriba en busca de la habitación que usaba Harry. La puerta estaba entreabierta, pero no quería abrirla, no quería ver el interior sabiendo que él no estaría ahí, en su cama durmiendo profundamente como era de costumbre. Liberé el aire que había estado conteniendo y finalmente entré a la habitación. Vacía, lo único ahí dentro era la cama. El armario estaba vacío, los muebles desocupados, como si nadie nunca hubiera estado en este lugar.

Las lágrimas ya amenazaban con abandonar mis ojos, había llegado el día. Se había ido. Los recuerdos de la noche pasada llegaron uno a uno a mí, lo que me dijo, esa cita improvisada, todo había sido una despedida de la que yo no estaba enterado. Se fue y yo ni siquiera pude decirle adiós.

Había una hoja de papel sobre la cama, estaba doblada y tenía mi nombre escrito. Había escrito una carta de despedida. Junto a esta estaba uno de los anillos de Harry, era la rosa, mi favorito. Me acerqué hasta ella y un poco dudoso la tomé, no estaba seguro sí debía leerla, quizá su partida me dolería aún más o tal vez me reconfortaría un poco. Finalmente mi curiosidad era más grande.


Lou.

Es inevitable que todo lo que es bueno tiene un fin y es imposible saber si después de esto podemos seguir siendo amigos.

Es inolvidable, cuando estábamos nosotros juntos y el mundo entero se desvanecía a nuestro alrededor. Es inexplicable, el amor que solo nosotros podíamos entender y sé que no hay nada que pueda hacer para remediar el gran dolor que sientes ahora.

Créeme cuando te digo que mi corazón se está rompiendo, y no deseo que esto suceda esta noche, pero tengo que irme.

Me gustaría poder probar tus labios una vez más solo para transportarme a los lugares en los que hemos estado y las noches que hemos tenido. Porque si este es el final, al menos podríamos terminar de una buena manera.

Quiero escribirte una canción, una que sea hermosa como tu dulzura, con solo una pizca de dolor por la sensación que tengo al saber que debo irme. Cuando cierro mis ojos, todas las estrellas se alinean y tú estás a mi lado. Sabes que tú y yo fuimos más que una relación pasajera.

No puedo decirte si algún día nos volveremos a encontrar, porque realmente no lo sé y no puedo darte las respuestas de todo, pero quiero que conserves mi anillo como un recuerdo de lo alguna vez fuimos.

For a lost soldier.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora