21 de enero de 1988, Ámsterdam, Países bajos.
Harry.
A simple vista el lugar parecía tranquilo y bastante seguro. Aún me preguntaba por qué nos enviaban a un lugar que realmente no necesitaba ser vigilado. La casa que nos serviría de refugio, estaba un tanto retirada del pequeño pueblo, era antigua y de un tamaño perfecto para el destacamento.
Lo primero que hice al llegar a la residencia fue instalarme en uno de los muchos cuartos que poseía. El viaje fue largo y sin descanso, lo que más deseaba en este momento era dormir un día entero si eso era posible. Me deshice de mis botas arrojándolas a cualquier parte de la habitación, para luego lanzarme sobre la cama dispuesto a dormir. Lamentablemente nunca obtengo lo que quiero.
— ¡Arriba Styles, mueve tu trasero de esa cama! —gritó Zayn entrando por la puerta de la habitación—. Salimos en cinco minutos y no planeamos esperarte, así que si no quieres caminar, date prisa.
Gruñí por lo bajo enterrando mi cabeza en la almohada. Como era nuestro primer día en el pueblo, nuestro deber era presentarnos con los habitantes y hacerles saber que estaban seguros con nosotros aquí. No me molestaba, estaba acostumbrado a eso, pero en verdad necesitaba una siesta.
Montados en los vehículos partimos al centro del pequeño pueblo, listos para la bienvenida que se había organizado entre los pocos residentes. En el trayecto un par de chicas subieron al jeep acompañándonos hasta la plaza, mientras tanto la gente nos saludaba y nos recibían con empatía. De a poco el vehículo se llenaba de obsequios, flores, comida y muchas cosas.
Una vez que estuvimos en la plaza principal, nos dedicamos a socializar y también a agradecer el recibimiento con cada persona que estuviera presente. Un par de familias, varios ancianos y pocos niños celebraban nuestra llegada, tal vez demasiados detalles para un simple grupo de soldados.
—Se han esmerado en preparar una bienvenida perfecta... —dijo Zayn acercándose a mí con un cerveza, la cual me entregó antes de seguir hablando—. Y tú no puedes quitar tu cara de cansancio, vamos Styles, sonríe un poco que la gente no nos trata así todos los días.
—Mierda Zayn, no he dormido en más de veinticuatro horas, ¿esperas que esté por ahí saltando de emoción? —me froté la cara con ambas manos tratando de deshacerme del cansancio.
—Por allá están teniendo problemas con el radio, ayúdalos a encenderla, quizá así te actives un poco. Usa mis gafas, tienes unas ojeras inmensas —dio un par de palmadas en mi espalda y me entregó sus lentes de sol.
Sin más que hacer me acerqué a los que intentaban encender el aparato. Flexioné mis piernas quedando en cuclillas frente a la radio aún sin funcionar. Revisé y arreglé un par de cosas antes de que el botón de encendido funcionara, no había sido la gran cosa. Elegí cualquier estación de radio y me levanté de mi lugar, aún más agotado.
Mis ojos se cruzaron con una mirada azulada, la cual provenía de un pequeño chico que me miraba fijamente, llevaba una gran canasta de fruta sobre sus manos. Era lindo, su aspecto era igual a la de un chico inocente y apacible. Ambos nos perdidos en la mirada del otro, incluso parecía no haber nadie alrededor. Al notar que yo también lo miraba desvío la mirada y continuó con lo suyo.
Un par de soldados de mi grupo se rieron de él y de un golpe tiraron la canasta y el contenido dentro de ella. Idiotas. Él pobre chico apenado se agachó para recoger toda la fruta regada en el suelo. No podía dejar que lo humillaran así. Me acerqué a él y le ayude a levantar sus cosas.
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For a lost soldier.
FanficLouis recuerda el tiempo en 1988 cuando a sus 17 años él y otros muchachos fueron enviados al campo por sus padres para escapar de la guerra, siendo refugiado con una familia de campesinos. Las cosas cambian cuando la aldea es liberada por las tropa...