- ¿Qué haces aquí?---del susto tiré el pincel al suelo. Busqué nerviosa el rostro de Juan. Estaba tenso.
- L-lo siento---me levanté del taburete y casi me caigo de los nervios---se que invadi tu espacio personal y tomé prestadas tus cosas, pero...---miré mi cuadro y sonreí satisfecha--- necesitaba escapar de tu hermano y no pensé en otro lugar que este y al llegar aquí recordé que pintaba--- estruje mis manos--- y agarré tus cosas y me dejé llevar. Lo siento---Juan suspiró y se acercó a mí para abrazarme. Lo miré sorprendida. Él jamás había hecho eso. Me sentí pequeña a su lado. Bueno igual me sucedía con sus dos hermanos. Los tres eran muy altos, casi un metro noventa.
- No importa Ángel si quieres pintar, puedes usar todo lo que quieras, pero debes avisarle a alguien que vas a estar aquí, que no sea Danilo---comentó Juan con una mueca---llevas cinco horas desaparecida Ángel. Alberto ya no sabe que hacer, lo único que le falta es llamar a la policía y Danilo, sorprendentemente esta preocupado. E iracundo. Solo habla que las mujeres siempre han quehaceres a los hombres---Juan suspiró y sonrio---pero eso si es normal en él. Llevamos mucho rato buscándote. Alberto salió con el auto para ver si te veía por los linderos. Danilo esta por los jardines. Creímos que te habías caído y lastimado o desmayado.
- ¡Oh dios!---pensé pálida---no creí que el tiempo había transcurrido tan rápido. No tenía la intención de preocuparos, solo no quería ver a tu hermano y me encerré aquí, pero la pintura me llamo y me sumergi---suspiré. Juan vio mi pintura y silbo impresionado
- Eres una profesional Angel, mira las sombras y el contraste en el mar---Juan observó asombrado el cuadro---es muy hermoso.
- Muchas gracias Juan---sonreí tímida
- Bueno vayamos con el oso gruñón--gemi por debajo
- ¿Es necesario?---pregunté nerviosa
- Lamentablemente, si---exclamó Juan resignado. Me tendió las muletas y me ayudó a subir al vestíbulo. Caminamos hacia la sala. En ese momento llegó Danilo, que venía del jardín trasero. Al vernos se congeló en su sitio. Mi corazón latía aceleradamente. Apreté mis muletas. Danilo se recompuso con rapidez y me lanzo una de sus miradas gélidas.
- Juan déjanos solos---exclamó Danilo con fiereza
- Pero Danilo...
- No lo vuelvo a repetir---interrumpió Danilo la protesta de Juan. El joven suspiró y se disculpó conmigo. Danilo me observó con intensidad--sigueme---Danilo camino por el pasillo. Se dirigía a su estudio. Yo suspiré resignada y lo seguí. Al llegar, Danilo cerró la puerta tras de mí. Yo no sabía que hacer, así que me senté en uno de los sofá. Danilo fue hasta su escritorio y se recostó a él con los brazos cruzados---¿dónde estabas?---lo miré nerviosa. No podía decirle que estaba en el estudio de pintura de Juan---repito ¿dónde estabas?
- ¿Sabes qué?---exclamé nerviosa--- no soy uno de tus hermanos para que me estés mandando. Quizás a ellos le puedes dar órdenes, pero a mi no---una fuerza espiritual me llenó gratamente. No se de dónde me salió la fuerza para responderle, pero me hizo sentir bien. Ya era hora que ese déspota hombre se metiera con alguien de su tamaño--- estoy harta que me trates con desprecio y frialdad. No merezco ese trato porque ni siquiera te conozco. No te hecho nada Danilo Álvarez. Y si crees que porque eres el hermano mayor y llevas las riendas de la empresa familiar tienes el derecho de tratarme mal, estas equivocado. Soy un ser humano que merece respeto---lo miré furiosa. Lo que me hizo anoche no lo merecía. Y Danilo sabía que lo decía por eso porque apretó la mandíbula con fuerza. Estaba muy molesto--- si tienes algun problema con las mujeres no es culpa mía.
- Silencio---escuche su fria voz, pero lo ignoré, seguí hablando.
- Deberias buscar ayuda o algo, porque el resto de las mortales no debemos pagar por las consecuencias de las mujeres de tu...---no pude terminar de hablar porque Danilo llegó a mi lado en un segundo, sujetando con fuerza mi cabello. Gemí asustada. Sus ojos eran dos volcanes de lava hirviendo
- He dicho que silencio---me quedé aterrada viéndolo. La fuerza y furia que emanaba su cuerpo acariciaba el mío. Danilo respiraba con fuerza---cuando yo digo que hagas silencio, debes obedecerme--lo miré entre asustada y molesta--- no sé de dónde te salió esa vena rebelde, pero conmigo no será así. Y te lo voy a demostrar---Danilo se acercó a mis labios, pero al recodar la noche anterior, por inercia desvié mi cara. Sin embargo, Danilo haló un poco mi cabello hacia abajo y por la sorpresa del movimiento solté un quejido, dándole oportunidad de apoderarse de mis labios. Podía sentir su fuerza. Su lengua acarició mis labios con presteza, luego al ver mi rendición inmediata, invadió mi boca. Mi mente dejo de pensar. Mis piernas temblaban por el deseo. Solo estábamos nosotros dos. Gemí en sus labios. Danilo aflojó la mano que sujetaba mi cabello y me pegó a su cuerpo. Mi cuerpo tembló de deseo. Aunque no recuerdo nada, se que jamás he sentido algo como esto. Era como si nuestros cuerpos nacieron para estar juntos. Estar así con él me hacía sentir bienvenida a casa. Una de las manos de Danilo fue hasta mi trasero y lo pegó a su miembro excitado. Solté un gemido. Danilo despegó sus labios y me observó con frialdad. Lo miré sorprendida---cuando tu cuerpo no responda al mío, podrás decirme lo que quieras, del resto no harás ningún comentario hacia mi persona---lo miré con la boca abierta. "¡Que desfachatez!" Pensé molesta
- Es algo absurdo, no tiene nada que ver, solo te estoy exigiendo respeto...---pero Danilo volvió apretar su cuerpo con el mío y acarició uno de mis pezones por encima de la tela del vestido. No pude evitar gemir.
- Te lo acabo de decir---Danilo volvió apoderarse de mis labios y cuando vio que me rendía a sus acaricias, me soltó, refugiándose en su muro protector de frialdad--- cuando yo te diga silencio, haces silencio, si yo te digo salta, tu saltaras---lo miré con sorpresa---mientras tu cuerpo pida el mío, las cosas serán de esta manera ¿lo estamos entendiendo?
- ¡No! Yo no... mi cuerpo no te pide--exclamé avergonzada. Danilo me mostró una sonrisa cinica y muy fría
- ¿Segura? Porque soy muy capaz de demostrarte la falsedad de tus palabras. Tu deseas hasta el aire que respiro---lo miré pálida--- no es necesario que me lo digas, lo veo en tus ojos. Sin embargo, no caeré ni por ti, ni por ninguna otra. Y si llegamos a tener algo, será puro sexo, cuando y como yo diga---la frialdad con la que dijo esas palabras me congeló el alma. Mi corazón se hizo añicos. Me levanté de golpe y agarré mis muletas.
- No puedo creer que me trates como a una fulana---exclamé furiosa--- se que no recuerdo nada, pero se muy en mi interior, que no soy ninguna fulana para que me trates así---caminé hacia la puerta del estudio. Cuando fui a abrir lo vi a los ojos--te odio Danilo Álvarez, tu y yo jamás tendremos sexo, es más, jamás nos volveremos a besar--- le di la espalda y al abrir la puerta, ésta se cerró de golpe. Danilo me volteó con fuerza y se apoderó de mis labios. Su cuerpo chocó contra el mío, apoyándose a la puerta. Las muletas se cayeron al suelo. Ambos nos besábamos con pasión. Una de las piernas de Danilo abrió las mías y levantó mi vestido. Su rodilla acariciaba mi parte inferior femenina con extrema lentitud, excitandome, mientras sus labios me hacían perder la conciencia. Sus manos bajaron los tirantes de mi vestido y se apoderaron de mis senos. Sus dedos jugueteaban con mis pezones. Un líquido caliente recorría mis partes íntimas. Danilo bajó una de sus manos hasta llegar a mi vagina y con sus dedos acariaciaba mi clitoris. Gemí en el interior d su boca. Luego, su boca se separó de la mía y bajo hasta uno de mis senos, apoderandose de mi pezón. Me mordí los labios para no gritar de deseo. Mientras mordía mi pezón, jugaba con mi clitoris. Me sentía morir. Necesitaba tenerlo dentro de mi. Que me llenara por completo. Con mis manos acariciaba su cabello. Sentía que iba a llegar. Mis caderas se movían con locura buscando la mano de Danilo. Danilo mordió con fuerza mi pezón y grité mientras me corría en su mano. Mi cuerpo temblaba. Danilo sacó su mano de mi vestido y luego subió los tirantes para cubrir mis senos. Yo me quedé sin habla. Danilo colocó sus dos brazos a mis alrededor y sonrió con suficiencia y posesión---¿decías que jamás nos besariamos y tendríamos sexo como y cuando yo quiera?---lo miré pálida. Era verdad. Ese hombre tan solo con verme podía hacer lo que quiera conmigo. Estoy perdida. Bajé mis ojos al suelo. Él no podía humillarme más. Acabo de tener un orgasmo en sus manos y él esta como si nada ha pasado.
- Déjame ir---susurré en voz baja. No aguantaba las ganas de llorar, me quería encerrar en mi habitación y olvidar lo que acaba de pasar. Danilo se apartó de mi, agarró mis muletas y me las tendió. Abrí la puerta y salí lo más rápido que pude de ese lugar. En el camino me consegui a Alberto, pero ni siquiera le respondi, solo segui mi camino. Al llegar a mi habitación, rompí en llanto. "¿qué acabo de hacer?"pensé con dolor. Para él solo soy una más, una escoria. Ni siquiera se inmutó. Me encerré en el baño y lloré de dolor.
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Derritiendo Tu Frío Corazón- N°5 Serie Amigos de la Realeza
RomanceClare no entendía por qué aquel hombre de ojos negros como el azabache la odiaba tanto. Si ella no lo trataba. Ni siquiera cuando lo conoció en la boda de los amigos de su hermano, Janni y Louis. Esa noche cuando lo conoció, por primera vez en su vi...