No lo iba a negar, en realidad disfrutó la vista espetacular que Nick le había proporcionado.
Es más que eso, llegó a la conclusión de que Nick fue creado por dioses griegos, y que los mismos se tomaron el tiempo de tallar cada uno de sus músculos.Salió corriendo de los laboratorios no queriendo toparse de nuevo con aquél CSI. Sus objetos propios ya dentro de su maletín y sus llaves en manos.
David seguía pensando en el juego de miradas que se lanzaron en los vestidores, luego el como él dejo atontado al castaño y salir de escena victorioso.No se volvieron a cruzar, eso era bueno.
—Que descanses Hodges, nos vemos para más tarde.— se despide Catherine mientras movía su mano de derecha a izquierda con pocas ganas.
—Si es que no surge nada macabro durante la noche.— responde. Y como solía pasar durante sus días, sus palabras quedan volando por los aires. Apagó las luces de su oficina y rumbo al ascensor se fue, bajando hasta el nivel del parking donde habían 3 autos estacionados diversamente. El más alejado era suyo. Al segundo auto no lo identificó, pero seguro era de algún guardia del turno tarde. Y el tercero de Nick. —Pensé que ya se había ido...— dijo en tono alto pero no lo suficiente para que alguien ajeno lo escuchase.
Se acercó hasta la ventanilla. Vacío. Nadie. —"Se habrá ido con alguien más. ¿Un bar quizás?"— pensó. Sentía como un nudo crecía en la boca de su estómago, euforia. —¡Ja! Que tonterías las que piensas David.— sonríe a su reflejo sobre la ventanilla; pegó media vuelta y retomo su travesía hacía su vehículo.
Pero el drama no termina allí.
Resultaba ser que en este mundo no se puede caminar tranquilo por calles vacías y obscuras.—¡Vaya, Vaya! ¿Que tenemos por aquí? Para ser hombre eres guapo y sexy, primor.— David no reconocía ni por cerca aquella aspera y asquerosa voz, pero si conocía el sonido de pasos cercanos a él. —Tranquilo, no te haré nada, no todavía.— el desconocido tomó con fuerza su brazo y lo obligó a voltear, quedando entre el hombre y su coche. Estaban a oscura y en un punto donde las cámaras no alcanzaban a ver lo que sucedía, pero eso no le impidió que tomara datos del sospechoso.
"Hombre caucásico. De unos 1.80cm de alto. Por como tenía la textura de la piel diría que tiene unos 40 años." Sus notas mentales eran rápidas y precisas ¿pero de que le servirían si llegaba a morir?
—Dime que te sucede precioso.— pregunta burlón el abusador.
—Nada, solo que yo que tú, me alejo de mi espacio personal.— ¿Acaso quería morir esa noche?¿Acaso tenía, él, alma de suicida al ir y provocar así a un desconocido?
El hombre sólo atinó a reírse mientras me daba una nalgada.
Se sintió repugnante, se sintió sucio.
David ya se estaba preparando para lo peor, unos minutos más y ya veía pasar su vida frente a sus ojos; o habría sido así si es que Nick no hubiese aparecido.—Sueltalo. Ahora.— dictamina. La voz de Stokes, fuerte y apagada, le provocó a David un escalofrío (de pies a cabeza) de seguridad. La esencia del castaño, quién ahora apuntaba al malechor, convirtiéndose en su héroe y como si fuera poco, por un momento, le surgió unas ganas de abrazarlo y no soltarlo nunca más. —Aléjate de él con las manos en donde las pueda ver.— vuelve a ordenar. El desconocido accedió a cumplir las demandas, no sin antes golpear duro a David y salir corriendo hasta perderse en la sombra de aquella noche. Lo primero que se cruzó en mente a David era que su compañero saldría corriendo detrás del sujeto. Pero Nick no es ningún estúpido, no cuando todavía seguía en pie la apuesta. Y como no aprovechar la oportunidad: una ceja partida que sangraba a montones. —Dame tus llaves que sangra demasiado.— ordena alterado.
—¿No que te habías ido ya?— cuestiona David curioso, a lo que Nick solo ríe.
—Nunca me fuí, David. Ahora dame las malditas llaves.— no le pidió permiso, le daba una orden. No lo pensó dos veces y se las dío. Lo ayudó a colocarse en el asiento del copiloto de su coche, para después ver como corría y se ubicaba detrás del volante. Encendió el motor, y rápidamente comenzó a conducir.
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CSI: JUEGOS DE MIRADAS [David Hodges y Nick Stokes] (Pausada)
Любовные романыUna apuesta puede tener muchos finales: algunos no lo cumplen, otros sí, hay gente que matan por desaudedar, venden sus órganos, drogas. Demasiadas cosas se diría. Normalmente, las mismas no tienen límite alguno, y eso en la ciudad de las apuesta lo...