Y así fue como Nicholas Stokes invitó al excéntrico de David Hodges a un café con sólo tener que sacarle su billetera. Y bien que lo alardeo. Greg fue el primero en enterarse, quien a su vez decía que no le creía nada de nada porque, vamos, es Hodges. Sin embargo, la forma en como Catherine y Sara lo miraban al castaño en total desacuerdo por ir por ahí contando en como estaba haciendo que Hodges se abra a él, no era la forma que Nick esperaba que lo recibieran las chicas esa mañana:
—¿No te das cuenta que Hodges está confiando en ti?— reclama Sara enfadada en como su amigo moreno trataba a David.
—Sara tiene razón, si él se entera que todo el departamento sabe que le estás tratando de "enamorar", puede enojarse y se cerrará completamente y no tendrás, ni tú ni nadie más, acceso a su confianza.— explica Catherine. —Hodges es una persona, que se debe tratar con cuidado, Nick.— ni bien terminaron de reprocharlo, ambas mujeres se retiran del lugar.
Y no niega que no pensó lo que ambas le resaltaron, está jugando con fuego y no quiere perder eso tan especial que logró obtener de David.
Aunque era evidente que iban muy rápido, en esta reciente e inesperada "etapa" que ambos trascurren.
El CSI de cabellos castaños y ojos color marrones-verdosos se sintió en realidad muy contemto cuando logró convencer al de ojos azules el ir hasta una de las cafeterías mas clásicas en toda la ciudad, un lugar muy acorde a la personalidad de David especta, llamada "The coffee of San Diego", en unos de los lujosos autos de modelo Mercedes-Benz que guardaba aquel mimado hijo del gran Juez Stokes, en su cochera privada.—¿Y este coche?— pregunta David impresionado y dudando de la procedencia de aquél coche alta gama.
—El primer auto que me compré con mi propio dinero.— dice Nick orgulloso de su primera inversión. David toma asiento, y luego de asegurarse con el cinturón de seguridad; Nick solo acelera. Mientras que Hodges viaja interesado en el paisaje de la ciudad que nunca duerme, Nick se ocupa de que su "cita" vaya bien, tranquilo y relajado; claro que, de vez en cuando, el castaño hacía algún raro movimiento para que David fijara su atención en él, ignorando las luces que "Las Vegas" hacen brillar, con una pequeña pero notable, sonrisa suya.
—Es muy triste.— que rara forma de comenzar una charla, pero era todo aquello cierto. Nick no lo comprendía, ¿por que era triste?¿que era triste? —Es triste saber que solo te buscan por ser el hijo del Juez. ¿Nunca lo pensaste de esa forma? Que la mayoría de las personas que se te acercaron lo hacían por fama y no porque en realidad disfrutaban de tu compañia. Solo una amistad por apariencias.— dice David sin quitarle la vista de encima al castaño; el opuesto sólo sonríe. —¿Por que haces todo esto?¿conmigo? No sirvo ni para mantener una relacion de amistad laboral.— concluye pensativo y con un deje apenado.
—¿Acaso no confías en mí?— burla un poco, mientras que baja el volumen de la radio con el control de mando que trae el volante. Y continúa: —Se muy bien las intenciones de cada una de las personas a mi alrededor. Es algo así como una habilidad que desarrollé con el pasar de los años y de la gente.— crea una pausa, se detiene en un semáforo en rojo y continúa. —Estoy conciente de todas las personas que se acercaron a mí con segundas intenciones. Pero tú, directamente no tienes siquiera una intención de estar conmigo. ¿Acaso no quieres pasar tiempo conmigo?—
—No, no, no. Al contrario, me gusta la idea de mejorar nuestra relación de trabajo.— irrumpe Hodges tratando de evitar un posible malentendido.
Pero ya había sido demasiado tarde, Nick ya había captado el mensaje y ya le estaba doliendo saber que, Hodges, solo lo veía con ojos profesionales y no como un avance entre los dos.
El CSI se sintió vacío, fija su vista al camino y no vuelve a hablar dentro de un rato, tratando de no rememorar la etiqueta que le habían puesto.
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CSI: JUEGOS DE MIRADAS [David Hodges y Nick Stokes] (Pausada)
RomanceUna apuesta puede tener muchos finales: algunos no lo cumplen, otros sí, hay gente que matan por desaudedar, venden sus órganos, drogas. Demasiadas cosas se diría. Normalmente, las mismas no tienen límite alguno, y eso en la ciudad de las apuesta lo...