Narrador omnisciente.
—Creo que tenemos que hablar.— dice Nick con un semblante serio; David solo lo mira desde detrás de su mesa de trabajo, al igual que su compañero, sin ninguna expresión.
—No sé de que me tienes que hablar. No tienes nada que reclamarme.— David agacha su mirada y continúa con su muestra. Nick asiente al aire. Se acerca más a aquél escritorio repleto de formularios. Su mirada perdida en su amante no le dejan pensar en lo que iba a decir. —Te estoy escuchando.— apresura el técnico de rastros.
—No, nada. Era una duda tonta la cuál me acabo de responder solo.— termina la oración y automáticamente, David, levanta su vista extrañado por tan repentino comportamiento.
—¿Seguro?— réplica preocupado, ahora mirándolo. —Lamento si te hablé en un tono que no debía, pero ¿estas seguro que no quieres hablarlo de todas formas?— el corazón del técnico fue ablandándose ante el CSI.
—Sí. Cualquier cosa te estoy llamando.— dicho eso, le sonríe a David y desaparece entre los pasillos.
Se empezó a sentir fatal, nunca le trató mal y que se halla comportado así con él le hacía sentirse como la peor persona del mundo. ¿Pero eso estaba bien, no? Ser indiferente, así cuando uno de los dos gane la apuesta, no dolerá tanto esa herida difícil de sanar que provoca el amor sin que se dieran cuenta.
Pero ahí estaba el error que ninguno, hasta el momento, reclamó. Ya se habían acostado con el otro. Se besaron, hasta se empezaron a llamar por sobrenombres en "bromas".
David solo trataba de no enamorarse y listo. Aprovechar el buen sexo que obtenía con Nick y nada más, porque por más cruel que suene, él nunca se había enamorado. ¿O no?
Su cabeza dolía. Maquinaba a mil por hora. ¿Que debía hacer en esos casos?
Por un momento, pensó en llamar a su madre, quién sería la única que le puede aconsejar bien, pero después lo pensó con mas claridad: su madre sería su último recurso, por si las cosas enserios se le escapan de las manos.Por otro lado, Nick directamente se fue a dónde podía encontrar a Greg. No lo podía creer, lo suyo ya no era por dinero. Empezaba a sentirse enamorado, y no estaba confundido. A diferencia de su compañero que esta dudando como si esta "relacion" fuera un exámen de "Múltiple choice". Pero no, él más que nadie, sabía cuando caía en el tema complejo que es el amor.
—Creo, que esto va en serio.— dice ni bien entra al laboratorio del castaño, ubicándose de tal forma para poder seguir viendo a David desde lejos, pues, el laboratorio de Greg era uno de los laboratorios opuestos al mismo.
—No lo puedo sacar de mi cabeza.— termina de contar para luego suspirar todo el aire que lo agobiaba. Quién decía, por ahí en uno de los casos, se desmaya por todo ese aire que expulsó y David iba y lo salvaba con respiración boca-boca.—¿Entonces, David ganó?— pregunta confundido, y sorprendido, el joven CSI.
—Oh no; o capaz, sí pero no. Sólo está en la delantera. Lo estoy dejando ganar... Supongo.— Nick trata de no caer en tentación de sus propias palabras y acciones. Pero como temía, sus sentimientos hablaban por él.
Y eso le da miedo.
—Creo que te estás pasando de un límite, amigo. Recuerda que es David Hodges.— le contesta tranquilo, pero con mucha sabiduría en sus palabras. Greg si tenía una "amistad" más cercana a David, no tanto para decir que eran grandes amigos, pero sí para poder estar en una misma sala hablando y conviviendo. —Sólo recuerda eso. Pero por otro lado, ¿por qué no le pides ayuda a Warrick? Él también es todo un seductor.—
bromea Greg y Nick se niega pedirle ayuda al moreno; el joven CSI, sin remedio, se toma el tiempo de escuchar la situación que sufría su amigo; era como su terapeuta en aquella rara relación. Pero por más que escuche lo que el prestigioso hijo del juez diga, no podía así por así, sacar conclusiones, no sin antes escuchar la versión del técnico en rastros. —¿Aún así, no piensas decírselo a Warrick?—
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CSI: JUEGOS DE MIRADAS [David Hodges y Nick Stokes] (Pausada)
RomansUna apuesta puede tener muchos finales: algunos no lo cumplen, otros sí, hay gente que matan por desaudedar, venden sus órganos, drogas. Demasiadas cosas se diría. Normalmente, las mismas no tienen límite alguno, y eso en la ciudad de las apuesta lo...