tres

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Su mano no se separaba de la mía y era lo único que me mantenía ahí. En otro caso, hubiera cerrado la puerta en su cara desde el inicio, pero no podía. Porque era ella, y parecía feliz por primera vez en mucho tiempo. Las luces iluminaban su rostro de una manera increíble y sus ojos destellaban emocionados. Rápidamente estuvimos caminando entre las casas y los edificios, todos con la misma sencillez de la arquitectura francesa y entonces la música llegó a nuestros oídos cuando nos detuvimos junto a un club nocturno. Leah sonrió traviesa y me jaló con ella hacia la entrada.

—No somos mayores de edad... —murmuré intentando detenerla cuando noté que el tipo de seguridad pedía credencial a los que hacían fila para entrar.
—No lo necesitamos. —nos paramos detrás de él recargándonos en la pared, parecía estar atento a nosotros pero la rubia rápidamente se puso frente a mí rodeando mi cuello con sus delgados pero fuertes brazos.
—¿Q-qué haces? —balbuceé torpemente.
—¿Te pongo nervioso, Chris? —me preguntó con una sonrisa traviesa y preferí no contestar— Las muestras de afecto públicas incomodan a las personas.

Seguido de eso se acercó peligrosamente a mi rostro, sus pestañas rozando mis mejillas y su aliento mezclándose con el mío, sólo fueron unos segundos para que el encargado nos diera la espalda y Leah me llevara con ella hasta dentro del lugar.

Las luces de diferentes colores y el olor del alcohol te hacían sentir mareado al instante, y claro, el energético movimiento de todos los adolescentes bailando unos contra otros y la música a un volumen ensordecedor no ayudaban en ningún sentido. No quería estar ahí, pero tampoco quería dejar a Leah sola. Con una sonrisa enorme y los ojos emocionados como si fuera la mejor cosa que existiese, caminó a la barra a pedir algo de tomar pero la sostuve demasiado fuerte para dejarla ir.

—No, Leah. Creo que deberíamos irnos, mañana tenemos entrenamiento.
—Oh, vamos Chris. ¡Lo amarás!
—No lo creo...
—Por primera vez en tu vida deberías actuar como si fuera tu última maldita noche.

Lo dudé, las personas que bailaban presionándonos entre la multitud me sofocaban, y no estaba completamente seguro de si deberíamos tomar algo que vendieran ahí. Pero acepté.

—Está bien.
—¡Genial! Vamos a comprar algo de beber. —se abalanzó en sus plataformas hacia la barra y pidió dos copas del primer cóctel que vio en el cartel frente a ella.

No estuve seguro de lo que era, pero el instantáneo ardor en mi garganta me advirtió el alto contenido de vodka. No sé exactamente porqué, pero me acabé el contenido de la copa en el siguiente trago y cualquier sentimiento avergonzado se esfumó de mi mente.

—Leah —la llamé, pero su infantil mirada seguía en todos lados menos en mí—. ¡Leah!
—¿Qué ocurre, Chris? —me preguntó viéndome con una sonrisa, parecía que había imaginado cómo sería eso y el resultado era mucho mejor de lo que esperaba.

Entonces le pregunté lo único que había pensado desde que la vi frente a mí en el pasillo de mi habitación, ahora sin ningún signo de nerviosismo en mi voz, causado por mi vaga experiencia con chicas, ya que, bueno, nunca había estado con alguna chica. Ella era lo mas cercano que había tenido a cualquier tipo de relación y podía asegurar que me atraía de alguna manera, nada serio, o eso era lo que había creído durante meses.

—¿Por qué yo? —me miró incrédula, como si lo que le hubiera preguntado no tuviera sentido alguno o la respuesta fuera obvia.
—Porque me agradas, Chris. Y podría estar contigo toda la vida sin sentirme incómoda. —se acabó de un trago su bebida y me sostuvo del brazo— Y eso es lo que vamos a hacer, ahora a bailar.

Bailamos durante horas haciendo pausas sólo para tomar algún otro cóctel o simplemente agua (a exigencia mía). Las canciones eran aleatorias pero se sentían como si se reprodujeran en el momento correcto, principalmente sólo era porque estábamos juntos y eso era lo que volvía el momento perfecto, podía haber estado así durante toda la noche. Pero Leah decidió ir a otro lugar.

last damn night,                    CHRIS ARGENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora